Quito, 16 de febrero de 2022 (EFE) – La ecuatoriana Paulina Aguirre da voz a la Tierra en una canción en la que se refiere a las injusticias y en la que refleja el dolor y el llanto del planeta, herido por el abuso de sus recursos naturales y por la desenfrenada ambición humana.
Con «La Tierra llora», Aguirre habla de un «humo del odio desenfrenado» que quiebra y duele, del sangrar de la Tierra por la extracción de sus recursos y también de «un virus mortal que quiere matar» y no deja respirar.
No se refiere al covid-19, pues la letra la escribió en 2017, pero cree que «era como un vaticinio a lo que está pasando».
«Cuando escribí la canción, hablaba sobre la avaricia y cómo las corporaciones, en contra de la vida y de cualquier norma, han creado caos en nuestros países, en general en Latinoamérica», dijo Aguirre en entrevista con Efe.
Por ello en su canción se refiere a la explotación de minerales: «Plata, cobre y zinc, me desarman. Plomo, caolín me desgarran. Cómo sangra mi manto desesperado, destrozado, el rico me hiere».
Para la cantante, «la Tierra llora por lo que los seres humanos le hemos hecho» y por ello le da «voz» para expresarse.
«Hablo desde el sentido de la Pachamama (madre Tierra), del nacer de los minerales, del ser formado de ese polvo que todos hemos sido y al cual todos regresamos», anotó al justificar que en la canción perfila a la Tierra como mujer.
De hecho, en el vídeo de la canción y el promocional, Aguirre aparece pintada con ramas: «Va desde esa perspectiva, de cómo se sentiría la Tierra si pudiera cantar…o llorar».
CANTAR Y ACTUAR
La melodía conjuga el sonido del folclor indígena, la percusión de la cultura africana y los cantos que salen del centro de la madre Tierra. «Quise fusionar en algo distinto al pop porque cuando conectas la tierra con la música son importantes esos elementos».
Ganadora de un Grammy Latino por la canción «Esperando tu voz», Aguirre opina que el folclore representa la unidad en Ecuador y en otros países como Bolivia, Perú, Argentina y Chile.
En el coro de la canción, la ecuatoriana lanza un mensaje de esperanza al hablar del agua, de la lluvia que moja la tierra, que «lava el odio y construye los sueños», «que trae perdón cuando dejas el miedo». Le canta al «agua sanadora» y le pide «su «bendición».
Y en esa línea, como embajadora de la organización World Vision para Latinoamérica y el Caribe, la artista da cuenta del paso del canto a la acción pues está involucrada en la construcción de un pozo de agua en una comunidad de la provincia ecuatoriana del Chimborazo (centro).
«Es una de las comunidades que no tiene en este momento provisión de agua, y el agua es vital, está conectada con la tierra y permite que pueda producir frutos y alimentar a gente», anota al señalar que en el proyecto también apoya el ecuatoriano Ángel Santos, quien fuera director de la Fundación de Ricky Martin.
Asimismo, participa la empresa de chocolates Pacari y por ello Aguirre subraya que se trata de la unión de «un grupo de ecuatorianos para mostrar al mundo que la Tierra llora, que es el sentimiento de todos» y responsabilidad de todos el preservarla.
«UNA VOZ QUE ESTÁ EN SILENCIO»
Residente en Los Ángeles (EE.UU.) y afectada desde hace varios años por una fibromialgia, Aguirre asegura que su salud comenzó a mejorar con el consumo de productos de la tierra.
«Antes podíamos comer espinaca sin miedo porque todo era orgánico. Me voy a Ecuador y bajo de peso así coma todo lo que coma. Me voy a Italia, no tengo problemas con el gluten. Llego a Estados Unidos y tengo problemas con el gluten y con los vegetales», comenta antes de concluir que los productos «que había antes en la tierra no son los mismo que hay hoy».
Atribuyó el hecho a la «explotación exacerbada de la tierra, de los minerales, al matar a través del petróleo varias plantas».
Consciente de que los recursos naturales son fuente de ingresos para varios países -entre ellos Ecuador donde las ventas de petróleo representan al menos un 25 % del presupuesto estatal-, Aguirre cree que debe haber algún tipo de limitación para las corporaciones.
«La Tierra, tal vez con gemidos, con terremotos, con lo que estamos viviendo ambiental y sanitariamente quiere decir algo», y la música ayuda a denunciarlo, consideró quien fuera ganadora en 2016 de una gaviota de Plata en el festival de Viña del Mar.
Por ello, «lo que estoy haciendo es ser parte de una voz que está en silencio», finalizó.