Ambos fueron acusados en diciembre de 2023 y se declararon culpables en julio pasado de los mencionados delitos, que violan la Ley de Aguas Limpias de 1972 de Estados Unidos
San Juan (EFE) – Dos hombres puertorriqueños fueron condenados a penas de cárcel por destruir humedales, incluidos los de la Reserva Nacional de Investigación Estuarina de la Bahía de Jobos, en el oeste de Puerto Rico, informó este lunes el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
La jueza Gina R. Méndez, del Tribunal de Distrito de Puerto Rico, condenó a Rafael Carballo Díaz, de 51 años, a 12 meses de prisión, un año de libertad vigilada y una multa de $4,000.
Según los documentos judiciales, desde julio de 2020, el hombre destruyó, eliminó y rellenó zonas de humedales de manglares dentro y alrededor de la Reserva Nacional de Investigación Estuarina de la Bahía de Jobos .
A pesar de carecer de permiso, rellenó la zona con material de cantera, la cercó, colocó al menos seis viviendas móviles en la propiedad y añadió una piscina.
Carballo Díaz bautizó la propiedad como ‘Cacique Resort’ y alquiló las unidades por Internet como propiedades vacacionales de corta duración.
Asimismo, la jueza condenó a Nathaniel Hernandez Claudio, administrador de ‘Cacique Resort’, a 12 meses de libertad condicional por su papel en la explotación de la propiedad.
Ambos fueron acusados en diciembre de 2023 y se declararon culpables en julio pasado de los mencionados delitos, que violan la Ley de Aguas Limpias de 1972 de Estados Unidos.
La Ley prohíbe el vertido de cualquier contaminante y material de relleno en las aguas de EE.UU., salvo que se obtenga un permiso de este país.
Este caso forma parte de una investigación en curso sobre la destrucción de humedales en Puerto Rico.
Los humedales de manglares son fundamentales para las infraestructuras, economías y ecosistemas locales porque pueden limitar los daños de inundaciones y tormentas, reducir la contaminación y servir de hábitat a numerosas especies marinas y en peligro de extinción.
Jobos fue designado reserva en 1981 para proteger los humedales y estudiar las repercusiones biológicas y sociales del hábitat estuarino, así como para ofrecer oportunidades recreativas y educativas a las comunidades locales.
La reserva alberga al pelícano pardo, el halcón peregrino, la tortuga carey y el manatí antillano, especies en peligro de extinción.