Dubái (EFE) – Conseguir ciudades sostenibles, donde para 2050 se prevé viva el 70 % de la población mundial, implica reducir el gasto de recursos, incrementar el arbolado y las zonas verdes y fomentar el transporte público para evitar las islas de calor que suben las temperaturas, responsables de miles de muertes prematuras al año.
Son algunas de las premisas aportadas a EFE por el arquitecto y urbanista español José Fariña Tojo, en cuya opinión «cada ciudad es un mundo y lo que puede valer para una, igual no vale para otra».
Una ciudad sostenible -subraya- es la que consume por debajo de la biocapacidad del planeta, porque desde mediados de los años ochenta del pasado siglo la demanda «es superior a la biocapacidad de la Tierra», es decir, se está «consumiendo todo lo posible, además de los ahorros».
«Un consumo que está por encima de las posibilidades del planeta», por lo que una ciudad sostenible debe consumir «por debajo de la capacidad que da el planeta para poder seguir subsistiendo», de lo contrario, el resultado son problemas como la crisis climática, que «es la primera derivada de que se ha sobrepasado la capacidad del planeta».
Toda persona, toda población tiene una huella ecológica, que es el territorio que necesita para subsistir como tal, por lo que para que una ciudad sea sostenible tendría que tener una «huella ecológica muy chiquitita», dice, y para ello es necesario «reducir la utilización de combustibles fósiles, y básicamente disminuir los consumos».
Fariña Tojo dice que a pesar de que se colocaran aerogeneradores y placas solares, éstos también consumen territorio, por lo que el asunto es básicamente disminuir los consumos, y lo primero, apunta, es el transporte, disminuir el transporte de mercancías, apostar por la agricultura cercana a la ciudad.
Además, reducir el transporte de energía, porque al transportarla tiene pérdidas, ya sea electricidad o gas, por lo que las fuentes de energía deberían estar al lado, es decir, cuanto más cercanas, mejor, por ejemplo con placas solares en las casas.
También defiende disminuir el transporte de personas, y lo dice «a pesar de estar en un país como España que vive del turismo», pero «hay que decirlo», subraya, porque el transporte está basado básicamente en combustibles fósiles, responsables del calentamiento global.
Además, anota el arquitecto y urbanista, se debe apostar por construcciones «más eficientes desde el punto de vista del consumo de energía», porque no se puede utilizar aire acondicionado o calefacción si no se aíslan adecuadamente las edificaciones.
Según Fariña Tojo, «antiguamente se hacían las cosas un poco mejor», porque se aprovechaban mejor las sombras y los rayos solares.
Por otro lado, asegura, es necesario cuidar el territorio, porque sin los servicios ecosistémicos una ciudad no podría vivir, plantar bien, con especies adecuadas a las ciudades.
Por todo ello, asegura, cada ciudad tiene «sus propias necesidades para ser sostenible», pero incide en la reducción del consumo y de recursos naturales. «El planeta no puede darnos más», sentencia.
Para afrontar las islas de calor en las ciudades producidas por el aumento de las temperaturas por el tráfico vehicular y la absorción del calor en el pavimento, sostiene que «hay muchísimas alternativas, desde plantar más árboles, quitar pavimentos que absorben el calor o filtrar el agua de lluvia .
Todo está «muy relacionado una cosa con otra», subraya, y añade que, sobre todo, «es fundamental la educación ambiental de los ciudadanos, acentuar en los principios democráticos», e insta a las autoridades municipales a explicar lo que implica tener hábitos sostenibles para tener ciudades sostenibles.