Buenos Aires, 5 de enero de 2022 (EFE) – El reciente aval ambiental por parte del Gobierno de Argentina a la exploración «offshore» (costas afuera) de hidrocarburos en el norte del Mar Argentino ha desatado controversia en el país suramericano, donde las necesidades energéticas chocan con los reclamos que se hicieron oír este martes en defensa de los recursos naturales.
La polémica se desató hace unos días, cuando el Ejecutivo argentino dio luz verde a la exploración sísmica de hidrocarburos en tres bloques de la Cuenca Argentina Norte (CAN) ubicados a entre 307 y 443 kilómetros de la costa de la ciudad de Mar del Plata, cuyo alcalde, Guillermo Montenegro, advirtió que irá a la Justicia para que se determinen los potenciales impactos de la actividad «offshore».
La petrolera noruega Equinor es la operadora de las tres áreas, aunque en el bloque principal, CAN 100 -de 15,000 kilómetros cuadrados-, está asociada a YPF, controlada por el Estado argentino, y a la anglo-holandesa Shell, y en otro, CAN 114, sólo a YPF.
Al otorgar el visto bueno ambiental, el Gobierno argentino alegó que la autorización se dio tras celebrar una audiencia de consulta pública y aseguró que verificará que las operaciones se desarrollen con las «más exigentes» normas internacionales de cuidado ambiental.
Fuentes oficiales y del sector petrolero aseveraron además, que, en casi 50 años de actividad «offshore» en Argentina, donde actualmente hay 280 pozos costas afuera, no se han registrado incidentes que afectaran ni al ambiente ni a los trabajadores.
RECHAZO AMBIENTALISTA
Mar del Plata (400 kilómetros al sur de Buenos Aires), el mayor centro vacacional de la costa atlántica de Argentina y que vive del turismo y de la pesca, fue escenario este martes de protestas convocadas por organizaciones ecologistas, sociales y políticas que se replicaron en Buenos Aires y en otras ciudades de la costa bonaerense.
«Rechazamos este tipo de explotaciones por su impacto negativo sobre el ecosistema marino, sobre los paisajes costeros y sobre actividades económicas como el turismo y la pesca», dijo a Efe Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de Océanos de Greenpeace.
Vueso sostuvo que la exploración sísmica implica la emisión de sonidos «tan potentes» en el mar capaces de dañar la fauna marina, principalmente los mamíferos.
Observó, por otra parte, que en la audiencia pública no vinculante realizada el año pasado «el 98 % de los participantes» objetó la actividad «offshore» en la CAN y afirmó que «no hay manera de que la actividad se realice sustentablemente o que el Ministerio de Ambiente pueda imponer controles».
POTENCIAL ENERGÉTICO
Las petroleras con participación en los tres bloques en cuestión se comprometieron a cumplir con las condiciones impuestas por el Gobierno argentino y los «más altos estándares» internacionales en términos de seguridad y socioambientales, al tiempo que señalan, junto con las autoridades argentinas, el gran potencial del «offshore» en un país que necesita de energía para desarrollarse.
Según Pablo González, presidente de YPF, «Argentina tiene un potencial enorme en su cuenca offshore con recursos que podrían equiparar a los que hay en Vaca Muerta», la colosal formación de hidrocarburos no convencionales del suroeste argentino, y su desarrollo podría generar un «cambio profundo», transformando al país en un exportador de energía al mundo.
Detalló que CAN 100 tiene el potencial de generar 200,000 barriles de petróleo diarios, volumen similar a lo que actualmente produce en Argentina YPF, la mayor petrolera del país.
«Se estima que para su desarrollo, las inversiones ascenderían a más de 6.000 millones de dólares con un impacto muy positivo en la cadena de proveedores locales y en la generación de empleo. En la fase de desarrollo, se podrían generar 22,000 empleos directos. Todo este impacto en un solo proyecto», destacó González.