Madrid/Sharm el Sheij (Egipto), EFE – Como en anteriores ediciones, la falta de voluntad política de algunos países y la codicia de otros para no reparar los impactos climáticos en los menos desarrollados, dejará a los negociadores de la 27 Cumbre del Clima durante el fin de semana intentando cerrar acuerdos en relación a combustibles fósiles, daños y pérdidas y adaptación y mitigación climática.
No obstante, desde un inicio esta cita en Sharm el Sheij (Egipto) ha visto mermada su capacidad de negociación ante la ausencia de Rusia por la guerra en Ucrania, a la que se suman India y China, países que están entre los grandes emisores de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera y causantes del calentamiento global.
Sin embargo, y a pesar de la poca ambición climática demostrada, durante los 15 días de reuniones se han logrado algunos acuerdos y se han fortalecido otros que se firmaron en anteriores Conferencias de las Partes de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP).
En relación a la mitigación climática, más de 200 países, regiones y fabricantes, entre otros actores, se han unido en la coalición «Accelerating to Zero (A2Z)», que es una ampliación de la declaración sobre Vehículos Cero Emisiones firmada en la COP26 para eliminar la venta de automóviles y furgonetas de combustión a partir de 2035 en los grandes mercados.
España y Francia, se han sumado a la A2Z en esta cumbre, y a la que aún no lo han hecho los otros grandes productores en el mundo como China, Estados unidos, Japón, India, Corea del Sur, Alemania, México, Brasil y Tailandia.
No obstante, en Europa, en octubre pasado se acordó entre el Consejo, el Parlamento y la Comisión Europeos no vender en la Unión Europea turismos y furgonetas nuevos con motor de combustión a partir de 2035.
La A2Z pretende acelerar la descarbonización y reducir las emisiones GEI, aunque según organizaciones ecologistas para llegar al objetivo del Acuerdo de París de 1,5 grados de calentamiento global se necesitaría incrementar mucho esos esfuerzos.
En relación a pérdidas y daños entre países más contaminantes y otros en desarrollo, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha anunciado una «oferta final» para fijar un fondo específico para la financiación de este apartado, pero que conlleva dos condicionamientos: que esté dirigido a los países «más vulnerables» y que reúna a un amplio número de donantes.
Timmermans ha subrayado a la prensa, no obstante, que los beneficiarios de ese fondo deberán basarse en la situación económica en 2022 y no en la de 1992, en clara alusión a China.
Además, la propuesta europea ha señalado que este fondo debe ir acompañado por un «mosaico» formado por instituciones nuevas como ya existentes, como los bancos de desarrollo o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con esta propuesta se pretende incluir a los pequeños estados insulares en desarrollo y a los países menos desarrollados.
Este es uno de los escollos en esta cumbre y ante el que los países vulnerables -que son los que más sufren los impactos cada vez más frecuentes e intensos del cambio climático- se han plantado, porque, recuerdan, que es una deuda climática histórica causada por los países desarrollados.
Precisamente Tuvalu, un estado insular en Oceanía, anunció esta semana que será el primer país en figurar de forma virtual ante la elevación del nivel del mar que le provocará en unos años su desaparición.
En relación a la mitigación climática, es decir a la reducción de emisiones, la propuesta es llegar a 45% en 2030 con respecto a 2010, y al cero neto en 2050.
Sin embargo, en cuanto a la reducción de combustibles fósiles, en el borrador presentado por la presidencia egipcia de la COP27 no se recoge la petición de India y grupos ecologistas de lograr una reducción de la producción de estos combustibles.
Al contrario, según Oceana sólo sobre explotaciones en el mar de combustibles de crudo y gas existen 355 grandes proyectos que se prevén llevar a cabo en 48 países de aquí a 2025.
Pero no son los únicos proyectos, las multinacionales petroleras -presentes en esta COP27 a través de los lobys- tienen proyectos en países africanos y latinoamericanos que no hacen vislumbrar el fin de los combustibles fósiles, como recomiendan los científicos para reducir el calentamiento.
Además, países como Brasil, con el electo presidente Lula Inácio da Silva -y en el que muchos han puesto su esperanza para «salvar» la Amazonía- ha anunciado que potenciará la industria petrolera en su país y a la empresa estatal Petrobras.
En sentido opuesto se ha pronunciado el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien ha declarado su apuesta por las renovables, a pesar de las críticas de la industria petrolera en su país.
Con estas perspectivas, es de esperar que los negociadores hagan caso al secretario general de la ONU, António Guterres, quien ha pedido a las partes en la COP27 que dejen de echarse culpas y firmen un acuerdo «ambicioso y creíble».
Es la década crítica y es necesario sumarse a la acción, recuerdan diferentes actores.