Madrid, 10 nov (EFE) – Estudió silvicultura y fue guarda forestal durante 20 años hasta que empezó a escribir libros de divulgación sobre la naturaleza. «La vida secreta de los árboles» era el decimoquinto que publicaba y se convirtió en un «bestseller». La historia de Peter Wohlleben llega ahora a los cines.
«El binomio simpatía del autor y tema de gran relevancia desencadenó el éxito», señala a Efe Jörg Adolph, director del documental basado en el libro, publicado por primera vez en 2015 y del que se han vendido más de dos millones de copias en todo el mundo.
La película, que llega este viernes a las salas de cine en España, combina un formato de documental clásico de la naturaleza con anécdotas de la vida de Wohlleben. «Su pasión por los bosques es realmente contagiosa por lo que quise retratarle como activista de los bosques, quería que se escuchara su voz y que se viera el bosque a través de sus ojos», dice Adolph.
En la semana decisiva de la celebración de la cumbre del clima de Glasgow, Wohlleben ofrece una puerta de acceso a la toma de conciencia medioambiental a través de la humanización de los bosques, haciendo hincapié en su condición de «seres sociales».
Se trata de su característica diferenciadora, su fórmula mágica. «Muchos se burlaron de él o lo difamaron llamándole cuentacuentos porque comparaba procesos biológicos con sentimientos y los describe a través de metáforas, pero esta es precisamente la razón por la que tiene tantos lectores», apunta el director.
«En sus libros se encuentra una mezcla fascinante de investigación básica y experiencia personal; la investigación biológica reciente, a la que hace alusión Wohlleben, a menudo nos parece ilusoria y esotérica, aunque simplemente demuestra hasta qué punto hemos subestimado la flora con todas sus capacidades».
El documental ofrece respuestas a preguntas sobre cómo se comunican los árboles entre sí o cuales son las señales de su memoria y su vida social. Actualmente Wohlleben dirige una academia forestal en la región de Eifel, en el oeste de Alemania y viaja por el mundo como divulgador en defensa de los bosques primitivos.
El director lo acompañó durante 18 meses, con el fin de presenciar todas las estaciones del año. Lo acompaña a Suecia para ver el árbol más antiguo del mundo, a una visita de negocios en Vancouver para buscar un nuevo enfoque sobre cómo tratar los bosques o a una manifestación en defensa del bosque milenario de Hambach, amenazado por la tala.
Además de las imágenes rodadas por Adolph en su seguimiento a Wohlleben, el documental cuenta con la colaboración de Jan Haft, que se centró en rodar la naturaleza con toda su exuberancia y detalle utilizando técnicas de cámara rápida.
«Normalmente esas escenas se graban en condiciones de invernadero y con luz artificial, se utilizan técnicas de película de dibujos animados, como imágenes fijas y movimientos de cámara programados que crean la ilusión de un crecimiento rápido a la vez que transmiten un movimiento de cámara muy elegante, Jan Haft es un gran especialista en ese campo», explica Adolph.
La idea del documental fue del productor Friederich Oetker (Constantin Films) quien describe a Peter Woelleben como un «Jacques Cousteau de los bosques» capaz de desentrañar sus misterios más profundos y hacerlos accesibles a cualquiera.
En sus libros y en sus charlas alrededor del mundo, el mensaje esencial de Woehlleben es la necesidad de dejar envejecer a los bosques. En la película añade: «No me preocupa la naturaleza, siempre se regenerará sola, sólo sería bueno que siguiéramos allí cuando lo haga».