Sídney (Australia), 18 oct (EFE) – Al menos 19 ballenas piloto han muerto tras quedar varadas en las costas de Nueva Zelanda, mientras los equipos de rescate lograron salvar a otra docena de cetáceos, informan este domingo las autoridades.
El Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda informó la víspera de que un grupo de ballenas piloto quedaron atrapadas este fin de semana en bancos de arena tras la bajada de la marea en las costas de la localidad neozelandesa de Coromandel, en la Isla Norte.
Ayudados por toallas para cubrir a las ballenas y cubos con agua marina para mantener húmedos a los animales, los rescatistas pudieron mantener con vida a los especímenes hasta la subida de la marea en la noche del sábado para después empujar a estos mamíferos mar adentro.
«A pesar de que la marea alta nos permitió reflotar a las ballenas varadas (…) alrededor de una docena han muerto al quedar inmovilizadas cerca de una punto rocoso», apunta en un comunicado el ministerio, al añadir que el resto de las ballenas se han reincorporado al grupo en aguas profundas.
El sábado por la noche, en otro punto cerca del lugar del rescate los equipos de emergencia encontraron los cadáveres de otros cinco especímenes, con lo que la organización Project Jonah cifra en 19 las ballenas fallecidas.
Las ballenas piloto («Globicephala melas») son parte de un grupo de unos 60 ejemplares que fueron avistadas el fin de semana nadando cerca de la costa de Coromandel.
Las autoridades neozelandesas continúan vigilando los movimientos de la manada al recordar que «no es raro que las ballenas piloto se encallen varias veces durante varios días».
Este incidente se da casi un mes después de que unas 380 ballenas piloto murieran tras quedarse varadas en la costa oeste de la isla australiana de Tasmania.
El mayor varamiento registrado en el mundo ocurrió en 1918 cuando unas 1.000 ballenas piloto se quedaron atrapadas en las islas Chatham, en el sureste de Nueva Zelanda.
Los científicos aún no han podido explicar por qué en ocasiones las ballenas se desvían de sus rutas y se quedan varadas en aguas de poca profundidad, aunque se baraja la posibilidad de que se extravíen atraídas por contaminación de ruido o guiadas por un cabeza de grupo desorientado.