Ginebra, 16 de febrero de 2022 (EFE) – La polución y las sustancias tóxicas causan al menos 9 millones de muertes prematuras anuales, una cifra incluso superior a los fallecidos en la pandemia de covid (5.8 millones), denuncia un informe publicado hoy por Naciones Unidas que pide acciones más firmes para prohibir las sustancias químicas dañinas.
Una de cada seis muertes en el mundo está relacionada con la contaminación, cifra que triplica los fallecidos por sida, malaria y tuberculosis, o que multiplica por 15 los fallecidos en guerras, asesinatos y otros hechos violentos, denuncia el informe elaborado por el relator de la ONU para el Medio Ambiente, David Boyd.
El documento, que será presentado y debatido en la próxima sesión del Consejo de Derechos Humanos en marzo, indica que el principal contribuyente a estas muertes prematuras es la contaminación atmosférica, que causa unos 7 millones de fallecidos al año.
El informe señala además que la mayor parte de esta carga la sufren los países en desarrollo, donde se concentran un 92% de estas muertes, y denuncia la existencia de «zonas de sacrificio» en las que sus comunidades están expuestas a niveles extremos de contaminación y de presencia de sustancias tóxicas.
El concepto «zonas de sacrificio» se empleó inicialmente para lugares que quedaban inhabitables por convertirse en campos de pruebas de experimentos con bombas nucleares, aunque el relator extiende su significado hasta áreas en las que la contaminación está causando un similar impacto.
El informe pone ejemplos de zonas de este tipo en todo el mundo. En Latinoamérica cita los casos de La Oroya (Perú), donde varias generaciones de niños han sufrido envenenamiento por las fundiciones de plomo, o del área industrial chilena de Quintero-Puchuncaví, en la que cientos de escolares enfermaron por la contaminación en 2018.
El informe denuncia que más de 750,000 trabajadores mueren anualmente en su entorno laboral debido a la exposición a sustancias tóxicas tales como el amianto, el arsénico o las emisiones de motores diésel.
Pese a estas amenazas, la producción de sustancias químicas, algunas de ellas tóxicas, se ha duplicado entre 2000 y 2017, volverá a hacerlo en 2030 y se triplicará a mediados de siglo, mientras sustancias tan nocivas como el plomo se siguen usando de forma generalizada pese a causar cerca de un millón de muertes anuales.
Microplásticos, residuos farmacéuticos, ftalatos y otras sustancias nocivas son mencionadas en un informe que pide a Estados y empresas «emplearse a fondo para lograr la contaminación cero y eliminar estas sustancias tóxicas».