Por Bruno Fortea Miras
Agencia EFE
Baltimore, Irlanda (EFE) – Las colisiones con barcos y el ruido causado por el motor de los buques son dos de las principales amenazas que afrontan en alta mar los mamíferos cetáceos, como ballenas y delfines, a los que la inteligencia artificial (IA) pretende proteger mediante sistemas de captación de sonido que detecten la presencia de estos animales y avisen a los navíos por donde no deben navegar.
Las costas de Irlanda son el hábitat de hasta 25 especies de cetáceos y son también el lugar donde una ONG ambientalista local está llevando a cabo un proyecto que, gracias a la IA, ha sido capaz de crear un sistema que informa en tiempo real de las zonas donde hay ballenas o delfines.
El objetivo es que las embarcaciones puedan evitarlas, gracias a una iniciativa que pretende «llevar la tecnología a la primera línea de la conservación marina», según esgrime en una entrevista con EFE la activista Emer Keaveney, fundadora de la asociación ORCA, la ONG irlandesa que implementa el proyecto, bautizado como Smart Whales Sound (Sonido Inteligente de Ballenas).
«La IA está en auge en todo el mundo, pero este proyecto comenzó en 2020, mucho antes de que existiera el ChatGPT. Lo que es realmente importante es que nos permite analizar muchos más datos, de manera mucho más eficiente», remarca Keaveney durante una visita de EFE a Baltimore, una pequeño pueblo pesquero al sur de Irlanda, desde donde se ha lanzado este proyecto para proteger a cetáceos.
Todo empezó con la instalación en el mar de una boya equipada con un micrófono acuático, llamado hidrófono, que es capaz de detectar sonidos de ballenas a lo largo de una superficie de hasta 80 kilómetros cuadrados y una zona de 13 kilómetros cuadrados en el caso de los delfines.
El océano es un lugar «duro» en el que desarrollar un programa de estas características y «uno de los retos» es que «los equipos sean más robustos y resistentes a las condiciones meteorológicas», señala el vicepresidente de Huawei en Europa, Kenneth Fredriksen, cuya empresa -con la que EFE tiene un acuerdo de difusión de contenidos- provee la tecnología.
Otros deberes pendientes, añade, pasan por entrenar mejor a los algoritmos utilizados en este sistema que detecta el sonido de cetáceos, a fin de que la inteligencia artificial «sea aún más precisa a la hora de evaluar y analizar» los datos que recopila.
«Creo que la tecnología tiene un gran potencial para resolver muchos de nuestros retos medioambientales y de biodiversidad», zanja Fredriksen, en una entrevista concedida a EFE durante la visita a Irlanda.
Con todo, para que las embarcaciones realmente esquiven las zonas en las que hay presencia de cetáceos, el proyecto Smart Whales Sound requiere de la cooperación de sectores como el de la industria pesquera o el del transporte marítimo, y por ello los ambientalistas de ORCA apelan a la «responsabilidad social corporativa» de todos los actores implicados.
«Queremos llegar a más colaboradores y más inversores para así poder ampliar este proyecto a escala nacional y crear una red de micrófonos de control en el mar a lo largo de toda la costa irlandesa», detalla la activista Emer Keaveney, que se muestra «ambiciosa» ante el futuro de esta iniciativa, ahora limitada a una pequeña zona del Mar Céltico.
Para la fundadora de ORCA, el objetivo es proteger de los riesgos provocados por la navegación de los barcos al máximo número posible de cetáceos, unas especies cuya supervivencia, subraya Keaveney, depende en gran medida de los sonidos que emiten para comunicarse, porque así es como se organizan, por ejemplo, para cazar o nadar.
«La contaminación acústica los perturba y puede enmascarar su comunicación, desplazar a los animales de una zona determinada, causarles estrés crónico y, en el peor de los casos, provocar una reacción aguda que acabe con un animal varado y muerto», avisa.
La fundadora de ORCA explica que los delfines pueden reconocerse por el sonido, ya que tienen silbidos propios que se asemejan al papel que juegan los nombres propios en el caso de los humanos: «A menudo, los delfines pueden tener compañeros o amistades durante muchos años».
«Las hembras preñadas cantan sus silbidos una y otra vez para que el bebé en su vientre aprenda cómo suena y, cuando nace, el resto de delfines se callan para que el bebé escuche la llamada de su madre», señala Keaveney para demostrar que, tanto para humanos como para cetáceos, el sonido es una herramienta clave para sobrevivir.