La Paz, 13 de agosto de 2021 (EFE) – Los ladrillos y trozos de concreto, cemento u hormigón armado que a diario se echan por toneladas en las riberas de los ríos y en el Bosquecillo de Pura Pura, el pulmón de La Paz, tienen una segunda vida mediante una iniciativa municipal para reciclar escombros y convertirlos nuevamente en material de construcción.
El asunto de los residuos de construcción y demolición (RCD) es cosa seria en una ciudad como La Paz, rodeada de montañas, con una topografía compleja y al menos 300 ríos, entre superficiales y subterráneos, que la atraviesan.
«Esta es una ciudad que crece hacia arriba más que crecer de forma horizontal ampliando sus fronteras (…) Esto genera una alta oferta de generación de residuos de construcción y demolición (RCD)», explicó a Efe el secretario municipal de Gestión Ambiental de La Paz, José Carlos Campero.
En las últimas décadas, La Paz comenzó a llenarse de elevados edificios, lo que requiere una constante demolición de casas y sus escombros que van a dar mayormente a los lechos de los ríos.
Esto no es ilegal, pero sí es incorrecto «porque estamos afectando de forma importante al medioambiente», alertó Campero.
Antes de la pandemia del covid-19 se estimaba que la ciudad generaba alrededor de 1,400 toneladas de RCD a diario, ante lo cual el municipio montó con apoyo de la cooperación italiana una planta piloto para tratar 60 toneladas por día.
Aunque la cantidad procesada no llega ni al 10 % de lo que genera la ciudad, la iniciativa fue «un buen avance para que la Alcaldía conozca cuál es la forma, la metodología y los resultados de hacer un procesamiento de RCD», destacó Campero.
EXPERIENCIA PILOTO
La planta, en marcha desde marzo pasado, se encuentra en el barrio de Aranjuez, en la residencial zona sur paceña, en un espacio dentro del vivero municipal.
El municipio coordina con empresas constructoras o constructores particulares interesados en entregarles los RCD que hubieran generado, explicó a Efe el supervisor de la planta, Iván Vildoso.
El lugar recibe ladrillos, concreto, hormigón y cemento, nada de metales ni madera, ya que el tratamiento consiste básicamente en convertir los materiales en áridos.
Una vez que llegan al lugar, los RCD pasan por minuciosas clasificaciones para separar todo lo que no sea escombro e ingresar luego a un molino de trituración, indicó Vildoso.
El material llega a otra cinta con un sistema de imanes para retirar los residuos metálicos más pequeños y avanza hacia un sistema de criba donde se vuelve a seleccionar el material para finalmente entrar a un molino de dientes.
El resultado se separa en tres subproductos según el diámetro, los más grandes vuelven a ingresar a la planta y los otros dos están listos para su reúso.
Según Campero, los productos se utilizan como sub bases o bases para las carreteras, o como material para construir aceras, revocar paredes o para la mezcla con cemento.
«Es un material altamente demandado por el sector privado de la construcción por sus características y como son residuos de concreto tienen mejor calidad que los áridos naturales que están en los ríos», remarcó el secretario.
Con estos áridos, la planta también produce losetas y adoquines que por ahora están en fase de evaluación.
GESTIÓN MEDIOAMBIENTAL
La iniciativa fue gestada por la anterior administración municipal y la actual apunta a continuar con el proyecto mediante una alianza «público-privada» para una planta que procese al menos la mitad de los residuos generados a diario y con el espacio suficiente para albergar «la totalidad» de estos escombros, explicó Campero.
«Esto es importantísimo porque así evitamos la degradación y el efecto medioambiental dañino y negativo que tenemos hoy en día, pero además le hacemos el favor a la industria que genera RCD de tener un lugar donde puedan disponer de forma adecuada de estos residuos», destacó.
La planta completó hace unas semanas su «marcha blanca», es decir, el proceso de verificación de su funcionamiento correcto.
Con los resultados obtenidos, se elaboró un plan de negocios que indica que el reciclaje y reúso de RCD, además de ser positivo para el medioambiente, «es una actividad rentable» al tener un mercado en el sector de la construcción, señaló Campero.
También se buscará operar la planta junto a algún municipio vecino con el espacio suficiente para poder montar la planta mayor, que requerirá unas 10 hectáreas y se espera tenerla en funcionamiento a fines de 2022.
El proyecto es parte de una iniciativa mayor de la Alcaldía paceña para tener en un mediano plazo un área industrial «bimunicipal» de gestión integral de residuos donde funcionen un relleno sanitario, una planta de tratamiento de basura y el área de disposición final de RCD.