Dubái (EFE) – La cumbre del clima de las Naciones Unidas (COP28) llegó este lunes a su «momento de crisis» y antes de que se pueda hablar de un acuerdo final después de que la presidencia de la reunión publicara un último borrador de Balance Global «totalmente inaceptable» para algunas partes, ya que no se menciona acabar con los combustibles fósiles.
La publicación del esperado documento, la base sobre la que se van a desarrollar las negociaciones en el último tramo de la reunión que tiene previsto terminar en menos de 24 horas, desató una inmediata oleada de rechazo y crítica tanto de delegados con voz y voto en la reunión -donde las decisiones se toman por unanimidad- como de grupos ecologistas.
«Totalmente inaceptable» y «decepcionante» fueron las palabras de la Unión Europea (UE), que prometió seguir peleando hasta que el fin de los combustibles fósiles en energía se incluya en el documento.
Así lo afirmaron el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, y la voz en la cumbre de la Presidencia del Consejo de la UE, la ministra para la Transición Ecológica española, Teresa Ribera, quienes vaticinaron difícil «alcanzar un acuerdo mañana a las 11 de la mañana» como quiere la presidencia de la COP28.
Ribera indicó también que aún quedan «horas o días» para llegar a un pacto.
Ese mismo tono empleó una fuente negociadora no europea que indicó a EFE que el borrador es «un momento de crisis» que augura «horas de pelea».
Colombia, cuya ministra de Ambiente Susana Muhamad ha llevado un papel protagonista en toda la COP28 con sus ambiciosas propuestas climáticas, criticó duramente el borrador como un documento en el que sale ganando «el capital fósil».
Los ecologistas también lamentaron la «rebaja sustancial» de la ambición climática del documento, una «versión descafeinada» de todo lo que se había visto hasta el momento.
Ninguno de los analistas, ecologistas y negociadores consultados por EFE creen que el texto pueda salir adelante tal y como está redactado, pues para ser adoptado deberá contar con el apoyo de los 198 países representados en la COP28, donde se toman las decisiones por consenso.
El borrador
El borrador recoge, entre varias opciones, una «rebaja de la producción y consumo» de combustibles fósiles para conseguir el objetivo de ser cero emisiones netas en 2050 o antes, siguiendo las indicaciones de la ciencia, en lugar de acabar con ellos gradualmente.
También insta a las partes a la rápida reducción de carbón desprovisto de sistemas de mitigación y a que se pongan límites a la concesión de autorizaciones de nuevas plantas de generación de electricidad basadas en este combustible fósil.
En el texto se reconoce la necesidad de acelerar una transición energética «sostenible, asequible e inclusiva» teniendo en cuenta los diferentes puntos de partida y circunstancias de cada país, y garantizando la seguridad de suministro, el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza y la cooperación internacional.
Y reconoce la energía nuclear como una opción tecnológica a potenciar para la reducción de emisiones contaminantes.
Ninguna de las opciones recoge la ansiada expresión «phase out» (eliminación) de los combustibles fósiles y habilita el uso de todos los que estén basados en tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 que son duramente criticadas por científicos porque no evitan las emisiones a la atmósfera.
La COP28 está llamada a cerrar el conocido como Balance Global, el primer proceso de revisión de lo logrado desde el Acuerdo de París y en el que las partes deberían acordar los siguientes pasos a seguir para garantizar la seguridad climática del planeta.
Sultán al Yaber, el presidente de la COP28, fue aparentemente el único que consideró positivo el documento, que consideró como «un enorme paso adelante» para conseguir «las ambiciones» de la reunión.
Apenas minutos después de su difusión, Al Yaber señaló en un mensaje que con el borrador «se ha hecho progreso, pero aún queda mucho que hacer» de cara a obtener un resultado satisfactorio.
Inmediatamente después de publicar el borrador, Al Yaber dio inicio a una sesión plenaria de la cumbre y allí indicó que los negociadores deben ser «ambiciosos» y apuntó precisamente al «lenguaje de los combustibles fósiles» como un objetivo a resolver de cara a obtener un documento final.