La Comisión Europea busca liderar una transición química sin concesiones a la salud ni a la competitividad
Bruselas (EFE) – La comisaria europea de Medioambiente, Jessika Roswall, aseguró hoy que progreso industrial y sostenibilidad no son conceptos antagónicos, sino que se debe avanzar en ambos sentidos.
«No se trata de elegir un bando. Quiero proteger el medioambiente y la salud, y al mismo tiempo dar claridad a la industria. Necesitamos avanzar en ambos sentidos», dijo hoy Roswall en una charla con la prensa.
Junto con el vicepresidente ejecutivo responsable de Industria en la Comisión Europea, Stéfane Séjourné, la cristiano-demócrata sueca mantendrá esta semana reuniones con representantes de la industria y la sociedad civil para tratar sobre la Estrategia Industrial Química, la revisión del reglamento de químicos REACH y los llamados «químicos eternos» o PFAS.
El objetivo es simplificar la normativa y aportar claridad a la industria, sin rebajar los estándares de salud o medioambiente.
«No veo una contradicción entre tener objetivos ambientales ambiciosos y una industria competitiva. De hecho, creo que una industria limpia puede ser una ventaja competitiva para Europa, y que debemos seguir liderando globalmente en este sector», apunta.
Una de las cuestiones medioambientales sobre la que está creciendo la presión son las PFAS, miles de sustancias químicas que se emplean en todo tipo de industrias que pueden provocar problemas de salud como daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer, según la Agencia Europea del Medio Ambiente.
La Comisión Europea ha restringido recientemente el uso de un subgrupo de sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) en impermeables, cajas de pizza o cosméticos, al considerar que existen «alternativas» disponibles con costos socioeconómicos «limitados» en comparación con los beneficios para la salud humana y el medioambiente.
«Es un tema que preocupa mucho a la ciudadanía. Recibo numerosos correos al respecto. Vengo de un país que también ha tenido problemas con estas sustancias. No todos los países los tienen, pero sí es una gran preocupación en muchos lugares», dice la comisaria, responsable de la revisión de esa normativa que prepara el Ejecutivo.
Roswall recuerda las restricciones que ya se han avanzado y reconoce que «el desafío sigue siendo grande, porque existen unas 10,000 sustancias en esta categoría».
Avanza también que la Comisión trabaja desde la lógica de prohibirlas en productos de consumo «debido a sus riesgos para la salud y el coste de su eliminación», pero reconoce que tendrán que seguir usándose en otras áreas.
«Debemos ser conscientes de que hay productos esenciales, como inhaladores, materiales para la transición verde o la industria de defensa, donde podría ser necesario permitir su uso bajo condiciones estrictas», concluye.