Estrasburgo, 14 de septiembre de 2021 (EFE) – La Comisión Europea (CE) cree que la vigente escalada de precios energéticos en Europa se debe a la falta de gas en el mercado y que la situación debe incitar a la Unión Europea a «pisar el acelerador» para reducir la dependencia en importaciones de combustibles fósiles.
«Si hubiéramos actuado hace cinco años no estaríamos en esta situación porque dependeríamos menos de los combustibles fósiles y del gas natural. A lo largo de todos estos años hemos visto que los precios de las renovables se han mantenido bajos y estables», dijo ante el Parlamento Europeo el vicepresidente de la Comisión Europea responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans.
El político neerlandés aseguró que «sólo un 20 % del aumento del precio de la energía se puede atribuir a los precios del CO2» a través del sistema de comercio de emisiones europeo, el llamado ETS, que grava el dióxido de carbono que liberan las industrias intensivas en energía.
El precio por tonelada de CO2 en ese mercado europeo empezó a dispararse en marzo de 2020, cuando se pagaba a unos 15 euros. 2021 arrancó en torno a los 33 euros y en septiembre ha llegado a escalar hasta los 62 euros.
«El resto es una consecuencia de la elevada demanda en el mercado. Hay falta de energía», aseguró Timmermans, quien insistió en la necesidad de desplegar las políticas necesarias para que la UE reduzca sus emisiones de CO2 en un 55 % en 2030, respecto a 1990 y avance hacia la neutralidad climática en 2050.
El vicepresidente comunitario alertó ante la «parálisis que nos puede provocar el miedo al cambio», y aseguró que la prioridad debe de ser una política de redistribución para que la transición que no deje atrás a los más desfavorecidos.
«Estas medidas, una por una, tienen un precio y tenemos que garantizar que ese precio no lo pagan los más pobres» para evitar que «la parte social se contraponga a la parte climática», añadió.
En su breve alocución ante los eurodiputados, Timmermans señaló que la comunidad internacional se encuentra ante «una crisis existencial para la humanidad» y que retrasar la acción climática provocará que se llegue «a puntos de inflexión» que después será más difícil contrarrestar.
«Si no actuamos urgentemente, nuestros hijos no nos van a perdonar», aseguró el socialdemócrata neerlandés, quien, en su intervención final tras escuchar decenas de comentarios de eurodiputados, muchos relacionados con el coste de la transición, reconoció que «va a ser sangrantemente dura y nadie debería de hacerse ilusiones con que va a ser fácil».
El vicepresidente comunitario avisó contra algunas «trampas» del debate climático como «hablar todo el tiempo del coste de la transición y evitar hablar del coste de no hacer la transición, no sólo en términos económicos».
«Las crisis migratorias que hemos visto hasta ahora serán un juego de niños comparadas con los flujos migratorios si la crisis climática se nos va de las manos», aseguró.
Timmermans señaló que la «trampa más inmediata» es señalar que la lucha climática acarreará desigualdad social cuando es precisamente la inacción la que agravará la situación de los más pobres porque «los ricos siempre encontrarán un lugar donde vivir».
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Eslovenia, Anze Logar, cuyo país ejerce este semestre la presidencia de turno de la UE, señaló que los Veintisiete han registrado pérdidas financieras por 419.000 millones de euros en los últimos 40 años para hacer frente a fenómenos meteorológicos extremos.
Mañana, miércoles, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se dirigirá al hemiciclo europeo en el debate del Estado de la Unión en el que parte del discurso versará sobre el paquete de medidas legislativas que la CE propuso en julio para alcanzar esa reducción de emisiones del 55 % en 2030 que la UE se ha comprometido por ley a alcanzar.