Rabat, 1 de febrero de 2022 (EFE) – Melena especialmente abundante y oscura ellos, estructura corporal más robusta ellas. Los leones del Atlas, una subespecie extinta en libertad, perviven en zoos como el de Rabat, que tiene la población más grande del mundo y ahora acoge cinco nuevos cachorros convertidos en su principal atracción.
Aún no tienen nombre, en espera de que los cuidadores, o tal vez el público o los internautas, les pongan uno, pero a los cinco se les puede ver desde esta semana corretear juntos y explorar los recovecos de su territorio bajo la atenta mirada de sus dos madres.
Son los leones más grandes y fuertes, el símbolo de Marruecos y el nombre por el que se conoce a su selección de fútbol. Se dice que la frase «rey de la selva» puede venir precisamente de estos, de los del Atlas, porque su hábitat son las montañas y el bosque y no la sabana.
Precisamente por ese frío montañés tienen la melena más larga que sus hermanos los leones africanos, lo que se desconoce es por qué, como reportaban hace casi un siglo quienes los observaban en libertad, los del Atlas iban en manadas de tres o cuatro individuos y no de diez como en la sabana.
EL ÚLTIMO EN LIBERTAD, CAZADO EN 1942
Cuando poblaban aún los bosques se localizaban en toda la zona norte del continente, pero el progresivo deterioro de su hábitat les llevó a principios del siglo XX a bajar de las montañas para buscar comida y comenzar a alimentarse de las reses de los ganaderos.
La caza por placer organizada en la época colonial y las batidas de ganaderos defendiendo sus rebaños provocaron su extinción y hoy ya solo están en zoológicos como el de Rabat, probablemente mezclados con los genes de otros que no los hacen iguales a los que hace décadas recorrían las montañas.
El último del que se tiene constancia en Marruecos fue abatido en 1942 cerca de Marrakech, explica a Efe junto a los cinco cachorros Saad Azizi, jefe del servicio veterinario del zoo. Actualmente, dice, no hay programas para reintroducir al también llamado león de Berbería en su hábitat por dos problemas: es una especie peligrosa y no hay espacios adecuados para ellos.
El centro marroquí es un referente en su cría y tiene la población más grande, 37 en total, tantos que controlan su reproducción para no sobrepasar su capacidad. Aunque son muy demandados y algunos, indica el veterinario, se han llevado a zoos como el de Nueva York o París.
PARTOS NOCTURNOS Y DISCRETOS
Los cinco nacidos este año serán los únicos cachorros en unos meses, ya que en 2022 se ha decidido parar la reproducción. El más mayor nació en mayo con un hermano que murió -Azizi lo atribuye a la inexperiencia de la madre- y los otros cuatro (un macho y tres hembras), en octubre.
El jefe veterinario recuerda esos momentos tan delicados. Los partos de las leonas, explica, son discretos y es difícil prever cuándo llegarán, puesto que tienen una espesa capa de grasa que complica saber si están al final de su embarazo.
Así que las observan y cuando, una noche, ven que la leona no quiere meterse en el recinto techado sino quedarse fuera en un rincón, saltan las alarmas. «Entonces la dejamos tranquila, son animales discretos que normalmente dan a luz por la noche o muy pronto por la mañana».
Tras el alumbramiento, la felina no se despega de los cachorros en dos o tres días, hasta que el hambre la lleva a entrar a comer. Ahí es cuando los veterinarios cogen a los cachorros -con guantes inodoros porque sin ellos podría rechazarlos- y los meten con ella para aislar a la madre y los pequeños del resto del grupo. Se evitan así «accidentes, canibalismo o competencia entre machos».
NO SIEMPRE PATRIARCALES
Tras un tiempo aisladas, a principios de año en el zoo rabatí juntaron a las dos madres y los cinco cachorros, que se adaptaron perfectamente los unos a los otros. Ahora, los visitantes ya pueden verlos en acción. «Cuando no exponemos a un macho la gente se queja, pero en cuanto ven a los pequeños ya no», dice Azizi.
Anima a verlos a cualquier hora, pero sobre todo por la mañana, cuando salen fuera y están más activos y juguetones. También a contemplar a los adultos de estos animales que, dice, «se comunican mucho» y no tienen un patrón social fijo.
Porque en el caso de los leones «hay situaciones donde las hembras dominan a los machos y otras que son los machos que dominan a las hembras». Unos comportamientos que habrá que esperar a ver en Rabat hasta que crezcan los cachorros. Por ahora, sus saltos, cabriolas y sordos rugidos son suficientes para mantener al público encandilado.