Por Sandra D. Rodríguez Cotto
En Blanco y Negro con Sandra
San Juan, Puerto Rico – Los expertos ya lo consideran como una catástrofe ambiental en ciernes. Miles de enormes serpientes invasoras invaden a Puerto Rico y andan sueltas, propagándose, destruyendo hábitats y matando especies nativas. Lo peor de todo, es que ya representan un terrible riesgo a la salud y seguridad de los puertorriqueños.
Muchas de esas especies de serpientes son las temibles boas constrictoras, que son nativas de Centro y Suramérica y pueden alcanzar hasta los 30 pies de largo. En su mayoría eran mascotas que se escaparon o que sus dueños desecharon en zonas rurales. Y se encuentran en todo el país, pero donde más amenazan es en el municipio de Cabo Rojo y en toda la zona suroeste y central del país.
Otras boas constrictoras que provienen de Asia, y que también se han visto en Puerto Rico, se han tragado a seres humanos enteros. Otra constrictora invasora, la pitón bola, también se está propagando.
Este es el resultado de una investigación que realizó el medio internacional Vox y que salió publicado ayer. Vox es un medio de periodismo explicativo, creado por el columnista y bloguero del Washington Post, Ezra Klein. Su misión es intentar explicar complejos temas que son difíciles de entender a través de fotografías y textos simples.
“Es algo muy, muy malo. Tenemos un problema serio y una amenaza seria para las especies de aves de aquí”, dijo Alberto R. Puente-Rolón, biólogo de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.
En los últimos cuatro meses, un equipo de topógrafos dirigido por Fabián Feliciano-Rivera, biólogo de vida silvestre, ha capturado más de 150 boas constrictoras invasivas en Cabo Rojo. Puente-Rolón estima que debe haber aproximadamente 13 de ellas por hectárea (es decir, más de 5 por acre), lo cual sería extraordinario, dijo.
En Cabo Rojo, estas serpientes invasoras amenazan las áreas de parada para las especies migratorias y las aves costeras del Caribe oriental, incluyendo a los chorlitos raros y las currucas. Según Vox, estas aves son piezas críticas de ecosistemas insulares que son tanto antiguos como complejos. Ayudan a controlar la cantidad de insectos y otros animales pequeños que consumen y esparcen nutrientes por todo el Caribe (a través de sus heces).
Las serpientes también amenazan a la cotorra puertorriqueña, una de las aves más raras del mundo. Debido a que muchos árboles dependen de estas aves nativas para esparcir sus semillas, su desaparición generaría olas de destrucción en los bosques nativos de la isla.
Según el reportaje, a los científicos también les preocupa que las boas constrictoras invasivas introduzcan enfermedades que afecten a los reptiles nativos de la isla, incluso a la boa puertorriqueña, que está en peligro de extinción.
El reporte de Vox llama la atención al hecho de que las autoridades estadounidenses no actúan rápido para detener la propagación de estas especies invasoras. Alegan que en parte es por los problemas financieros, por el colonialismo y por los desastres naturales que han afectado en los últimos años. Por lo general, las agencias de los Estados Unidos tienen a evitar gastar dinero en intervenciones hasta que las especies nativas casi desaparecen.
“Hay un desbalance ecológico”, dijo Ana Román, quien dirige el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Cabo Rojo. “Estas especies invasivas no pertenecen aquí”.
A medida que las serpientes se extienden por toda la isla, aparecen en patios traseros, gallineros e incluso dentro de automóviles. Cuando las personas las encuentran, generalmente las matan o llaman a las autoridades locales, quienes recuperan las serpientes y las entregan al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) que luego las lleva a Cambalache, un centro de detención para animales exóticos.
El equipo de Puente-Rolón ha examinado los intestinos de más de 2,000 boas invasivas. Ese análisis, que aún no se ha publicado, sugiere que las serpientes comen con mayor frecuencia ratas y ratones, seguidas de una variedad de aves y lagartos, incluyendo a iguanas.
En su tierra natal, las boas y las pitones tienen que lidiar con otras grandes serpientes y depredadores, como los grandes felinos. Estas son restricciones que dan forma a su comportamiento y a su evolución. Aquí en Puerto Rico, sin embargo, las constrictoras invasivas no tienen depredadores naturales y tienen pocos competidores. Bajo estas condiciones, es posible que desarrollen rasgos que les ayuden a prosperar en todo tipo de hábitats de la isla, según se informó.