La organización sin fines de lucro recibe un donativo de Ford para expandir sus esfuerzos de reforestación y educación ambiental en Cataño
Texto y fotos por José E. Maldonado Marrero
Eyboricua.com
Contenido patrocinado por el Programa de Donativos Ambientales de Ford Puerto Rico
CATAÑO, Puerto Rico – La Reserva Natural Las Cucharillas, ubicada en Cataño, es un pulmón ecológico en una de las zonas más industrializadas de Puerto Rico.
Rodeada de fábricas, carreteras y comunidades vulnerables, esta extensa ciénaga no solo alberga una rica biodiversidad, sino que también desempeña un papel fundamental en la mitigación de inundaciones y la calidad del aire. Sin embargo, la contaminación, la deforestación y el cambio climático amenazan su equilibrio ecológico.
Frente a estos desafíos, la organización sin fines de lucro Caras con Causa ha trabajado durante más de 16 años para restaurar y proteger este humedal mediante la educación, la reforestación y la participación comunitaria. Recientemente, la organización fue una de las cuatro seleccionadas en Puerto Rico para recibir los Donativos Ambientales Ford 2024, un respaldo que permitirá expandir sus iniciativas de conservación y fortalecer la educación ambiental en la reserva.
Un santuario ecológico bajo presión
Las Cucharillas es una reserva de aproximadamente 1,236 acres compuesta por diversos tipos de manglares, lagunas y canales que forman un hábitat vital para una gran cantidad de especies. Sus beneficios ambientales son inmensos: actúa como un filtro natural de contaminantes, estabiliza la línea costera contra la erosión y funge como una barrera protectora contra huracanes y tormentas.
Sin embargo, su ubicación dentro de una zona industrial la expone a múltiples amenazas. Durante décadas, la urbanización descontrolada, el relleno de humedales y el vertido de residuos han reducido su capacidad de cumplir con su función ecológica. Además, el impacto del huracán María en 2017 devastó grandes extensiones de manglar, dejando a la reserva en un estado crítico.
“Las Cucharillas es mucho más que un pantano. Es un ecosistema saludable que nos protege y que debemos valorar”, explica Juan José Nieves Álvarez, coordinador del programa de Ecología de Caras con Causa. “Lo que hacemos aquí no solo es plantar árboles, sino transformar la manera en que las comunidades perciben su entorno”.
Educación ambiental como herramienta de cambio
Uno de los pilares del trabajo de Caras con Causa es la educación ambiental. La organización ha desarrollado un enfoque integral que involucra a estudiantes de escuelas públicas de Cataño y Guaynabo en experiencias de campo dentro de la reserva.
Desde los primeros grados hasta la adolescencia, los participantes aprenden sobre biodiversidad, calidad del aire y conservación a través de actividades prácticas. Estudian las especies de flora y fauna del humedal, monitorean la calidad del agua y participan en esfuerzos de restauración.
Para Nieves Álvarez, la clave está en conectar a la comunidad con su entorno inmediato. “Si un niño crece pensando que un manglar es solo un charco de lodo, nunca lo va a valorar. Pero si lo llevamos a la reserva, le mostramos los pájaros, las mariposas, las especies que dependen de este ecosistema, entonces cambia su percepción y entiende por qué es importante protegerlo”.
Entre las especies que se pueden encontrar en Las Cucharillas se incluyen la yaguasa caribeña, el águila pescadora y el pájaro carpintero, además de múltiples tipos de peces, crustáceos y anfibios. La reforestación es clave para preservar estos hábitats, por lo que la organización trabaja con cuatro especies principales de mangle: rojo, negro, blanco y botón.
El reconocimiento otorgado a Caras con Causa en los Donativos Ambientales Ford 2024 representa un respaldo crucial para sus esfuerzos en la reserva. Con estos fondos, la organización podrá ampliar sus iniciativas en varias áreas clave. Uno de los proyectos más ambiciosos con el nuevo financiamiento es la instalación de estaciones de aprendizaje dentro del humedal. Estos espacios estarán diseñados para que los visitantes puedan estudiar directamente la calidad del agua, la biodiversidad del área y el impacto del cambio climático.








“La idea no es solo visitar el ecosistema, sino interactuar con él de manera educativa”, explica Nieves Álvarez. “Tendremos puntos de monitoreo donde los estudiantes podrán medir la temperatura, analizar el agua y observar cómo la reforestación impacta el ambiente con el tiempo”.
La organización ha implementado un modelo en el que las escuelas públicas de la zona juegan un papel activo en la reforestación del humedal. A través de sus viveros escolares, los estudiantes participan en todo el ciclo de restauración: recolectan semillas, germinan plántulas y luego las trasplantan en la reserva.
Con el donativo de Ford, estos viveros podrán fortalecerse con nuevas herramientas y más especies nativas. Se espera que la producción de plántulas aumente significativamente, permitiendo acelerar la recuperación de las zonas más afectadas por la deforestación.
Otro de los beneficios del financiamiento es la compra de equipos especializados para la investigación en la reserva. Esto permitirá mejorar el monitoreo de la calidad del agua, estudiar los efectos de la contaminación en el humedal y recopilar datos que ayuden a diseñar estrategias de conservación más efectivas.
“Uno de nuestros objetivos es que los estudiantes no solo aprendan sobre la naturaleza, sino que también participen en el proceso de investigación científica”, dice Nieves Álvarez. “Queremos que los jóvenes vean que pueden convertirse en científicos, en ingenieros ambientales, en líderes de conservación”.
Un modelo replicable para otras comunidades
El impacto de Caras con Causa va más allá de la restauración del humedal. Su modelo de educación y participación comunitaria busca romper el ciclo de la pobreza a través del empoderamiento ecológico. La idea es que los residentes de Cataño y Guaynabo no solo reciban ayuda externa, sino que se conviertan en agentes activos del cambio en su entorno.
Michael Fernández, fundador y director ejecutivo de la organización, enfatiza que el trabajo de Caras con Causa no busca generar dependencia, sino impulsar la autogestión. “Nuestro ideal sería que, en el futuro, no fuéramos necesarios porque la comunidad habría asumido el liderazgo de la conservación”, afirma.
Fernández reconoce que replicar este tipo de iniciativas en otras comunidades puede ser un reto, pero anima a las organizaciones emergentes a dar el primer paso. “Lo más difícil es comenzar, pero hay que intentarlo. Muchas veces, lo único que hace falta es estructurar una buena propuesta y presentarla a posibles donantes. Si hay compromiso real, los recursos llegan”.
Un futuro más verde para Cataño y Guaynabo
Gracias al respaldo de los Donativos Ambientales Ford, Caras con Causa podrá seguir restaurando la Reserva Natural Las Cucharillas y educando a nuevas generaciones sobre la importancia de la conservación.
“Este apoyo no solo es un reconocimiento a nuestro trabajo, sino una validación de que lo que estamos haciendo tiene un impacto real”, concluye Nieves Álvarez. “Nos da la confianza para seguir adelante y la oportunidad de hacer aún más por nuestra comunidad y nuestro ambiente”.
Mientras Puerto Rico enfrenta los efectos del cambio climático y la degradación ambiental, organizaciones como Caras con Causa demuestran que la acción local puede generar transformaciones profundas. En el corazón de un humedal que por años ha sido ignorado, una nueva generación está aprendiendo a valorar y proteger su entorno, asegurando que Las Cucharillas siga siendo un refugio para la vida por muchas décadas más.
Para conocer más sobre Caras con Causa y cómo colaborar, visita www.causapr.org.