Washington, 9 dic (EFE News) – Los niveles de arsénico en el agua potable de muchas comunidades hispanas superan las regulaciones federales, son una amenaza para la salud pública y un ejemplo de «injusticia ambiental», dijo a Efe Ana Navas Acien, una de las autoras del estudio que publica hoy Environmental Health Perspectives.
«El arsénico es uno de los tóxicos más potentes que se conocen, causa cáncer y afecta muchos órganos, tiene impacto sobre la enfermedad cardiovascular y la diabetes, y en las mujeres embarazadas afecta el feto y conduce a bajo peso al nacer», indicó Navas, profesora de ciencias ambientales en la Universidad de Columbia, Nueva York.
«El arsénico en el agua afecta la capacidad cognitiva e intelectual en la infancia», agregó la investigadora, médico epidemióloga graduada de la Universidad de Granada (España) y con un doctorado de epidemiología de la Universidad John Hopkins, de Maryland.
Navas y Anne Nigra, de la Escuela de Salud Pública en Columbia, se propusieron analizar la exposición al arsénico en el agua bebida de los sistemas públicos de Estados Unidos y, para ello, tomaron los datos que todos los estados envían a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés).
Estos datos, que están detallados a nivel de condados, son de acceso público pero Navas señaló que «están muy infrautilizados y desorganizados».
«Lo que hicimos fue ir al detalle, limpiarlos y prepararlos para una comparación a fin de ver qué condados son los más afectados», explicó.
Nigra señaló que «la investigación tiene implicaciones importantes para las labores de salud pública encaminadas a reducir los niveles de exposición al arsénico y en la promoción de la justicia ambiental».
LAS MINORÍAS, LAS MÁS AFECTADAS
El objetivo fue identificar subgrupos de población en cuyos sistemas de agua potable pública hay concentraciones de arsénico por encima de las 10 millonésimas de gramo por litro, que es el nuevo máximo de contaminación con arsénico estipulado por la EPA a partir de 2006.
El arsénico está presente en las rocas del subsuelo y su presencia es más notable en los sistemas públicos de agua potable que extraen el recurso del subsuelo.
Las investigadoras encontraron que los condados del sudoeste del país, especialmente los de menos recursos económicos y con mayor presencia de hispanos y nativos norteamericanos, son los más afectados.
«Condados en California, Arizona, Nuevo México y el oeste de Texas, sobre todo con gran población hispana, es donde se encuentran los niveles de arsénico por encima de las regulaciones», dijo Navas.
Entre 2006-2011, las concentraciones promedio de arsénico en los sistemas de agua comunitarios disminuyeron el 10% a nivel nacional, el 11.4% en el Sudoeste y el 37% en Nueva Inglaterra, según el estudio.
Pero, a pesar de esas disminuciones, las concentraciones de arsénico en el agua potable se mantuvieron más altas para varios subgrupos sociodemográficos, incluidas las comunidades hispanas en el Sudoese, el Noroeste sobre la costa del Pacífico y la región central del Medio Oeste.
El 61% de los sistemas comunitarios de agua potable que no cumplían con las regulaciones de la EPA se encontró en el Sudoeste, con el 95% abastecidos desde aguas subterráneas para localidades más pequeñas con un promedio de 1,102 habitantes. El 38% de estos sistemas servían a comunidades hispanas.
Aparte del origen natural del arsénico en las aguas subterráneas «está lo que hacen, o puedan hacer las ciudades y otras poblaciones para aplicar las regulaciones», añadió.
«Hay que tratar las aguas, hay que obtener fuentes alternativas dejando de usa las aguas subterráneas para traer el agua de los ríos».
«Tanto el tratamiento de las aguas subterráneas como el trasiego de agua desde fuentes alternativas requieren recursos, tuberías, inversiones importantes que pueden ser costosas», agregó.