Por Sandra D. Rodríguez Cotto
Especial para EyBoricua
San Juan, 14 de junio de 2022 – El Ku Klux Klan (KKK), creado en el siglo 19, es todavía hoy uno de los más sanguinarios grupos de odio supremacista en los Estados Unidos, con una despiadada historia de terror al promover por medio de actos violentos y asesinatos el racismo, la xenofobia, la homofobia y el anticatolicismo, tuvo una huella en Puerto Rico de la que no se habla. Aunque parezca increíble, aquí en Puerto Rico, un país mulato, sí hubo representantes de esta sociedad secreta que usa el terrorismo para intimidar a los demás.
Quizás aquí no quemaron cruces como hacían en Estados Unidos, pero muchos de los miembros del KKK en Puerto Rico eran parte de las familias más ricas y poderosas en las décadas del 1930 y 1940. Esto es parte de las investigaciones que hizo el padre del teatro puertorriqueño contemporáneo, Francisco Arriví, y que incorporó en muchas de sus obras teatrales.
Una de estas obras, y que era desconocida por la mayoría de los puertorriqueños, es “Muerto en Vida”, que sube a escena este viernes 17 de junio, por dos fines de semanas corridos, y como parte de unas actividades que el Instituto de Cultura Puertorriqueña tiene para honrar al maestro Arriví. De hecho, la obra se presenta en la serie “Arriví en el Arriví” porque se presenta en el teatro que lleva el nombre del insigne dramaturgo y que ubica en Santurce. La obra la produce la Compañía Nacional de Teatro y el Instituto Alejandro Tapia y Rivera, cuya misión es rescatar y presentar estos clásicos y presentarlos de manera gratuita al público.
“El maestro Francisco Arriví es un hombre que dedicó toda su vida y su obra al desarrollo de una industria teatral puertorriqueña, además de una gran carrera que, como dramaturgo, cosechó. Esta obra trata de la historia de la conversión de un hombre que ha sido sometido a un sistema racial de los años 40. En esa década existía un racismo que era terrible en Puerto Rico. Tanto así que esa época escondía en ciertos sectores de la capital, pequeñas células de lo que se conoce en los Estados Unidos como el Ku Klux Klan”, explicó el director y dramaturgo Roberto Ramos Perea.
“Es un poco sorpresivo para nosotros el conocer que en Puerto Rico, el Ku Klux Klan se manifestaba de unas maneras bastante agresivas. Quizás no tanto como lo fue en los Estados Unidos o como lo es todavía, pero sí se manifestaba en acciones de racismo sistemático, donde se les prohibía la entrada a los negros en determinados lugares, y en donde impedían a los negros participar de las ventajas del privilegio capitalista”, añadió.
La obra, escrita en el 1949, se destaca además porque fue la precursora, la fuente primaria que dio la base para que se pudiera escribir la principal obra del teatro puertorriqueño, Vejigantes.
“Entendemos que Francisco Arriví, en muchas de sus obras, dedicó toda su vida a estudiar el problema racial. Él toca este tema del prejuicio desde sus raíces. No es meramente el prejuicio cotidiano hacia los negros, sino que es todo un sistema que invade las comunicaciones, los medios de prensa, los medios industriales y el seno de las relaciones de la familia y en esta obra queda muy claro”, agregó Ramos Perea.
La puesta en escena de Muerto en Vida, adaptada y dirigida por el dramaturgo Ramos Perea, se desarrolla en San Juan en el año 1950, y cuenta la historia de la conversión de Rafael, un periodista, que va adquiriendo conciencia en favor de la lucha antirracista.
Ramos Perea explicó que ese personaje, se enfrenta a las manipulaciones de su esposa, una mujer blanca, aristócrata y vanidosa, hija de un acaudalado dueño del periódico para el que él trabaja. Rafael llega muy tarde a su casa una noche y no recuerda donde estuvo, al tratar de averiguar dónde pasó sus horas perdidas, descubre que ha estado con una mujer mulata, con cuyas conversaciones va desmoronando los valores racistas de su clase. La obra, en las que se mezclan baile, folklore e inteligencia, se coloca en su época como un manifiesto antirracista cuya vigencia es evidente.
El elenco de Muerto en Vida, como pasa en todas las obras del Instituto Tapia y Rivera, cuenta con un elenco de primeros actores. Se destaca Israel Solla en el personaje de Rafael, Gina Figueroa-Hamilton como Carola, Nelson Alvarado como Miguel, Melissa Reyes como Lidia, Jesús Aguad como don Esteban, Luis Javier López como Tomás y José Chema Urrutia como Antonio.
La coreografía y las expresiones corporales son de la Maestra Astrid Ayala, la Gerencia actoral de la primerísima actriz Angela Mari, con música original de Hugo Sebastián y la Producción Ejecutiva de Jaiyslinn González.
La entrada es gratis, pero para reservar asientos debe conectarse a la página de Facebook: @Instituto Alejandro Tapia y Rivera.
La obra sube a escena los viernes y sábado a las 8:30 p.m. y domingos a las 4:30 p.m., este fin de semana 17-19 y del 24 al 26 de junio en el teatro Arriví. Además de ser gratis, en el vestíbulo del teatro habrá una exposición de la vida del maestro Arriví.
La obra se lleva gratis al pueblo gracias al auspicio del National Endowment for the Arts, Producciones Aragua Inc. y la Comisión Conjunta de Donativos Legislativos para el Impacto Comunitario.
Aunque es el teatro puertorriqueño con raíces en la década del 40 tiene una vigencia actual impresionante. Ramos Perea precisó que la labor de la Compañía Nacional de Teatro es rescatar esas piezas de las primeras décadas que hablan de nuestra identidad y nuestro ser.
“Dramaturgos como Manuel Méndez Ballester, Enrique Laguerre, Arriví y otros llevaron a escena piezas de mucho valor y con el riesgo a costa de propia vida en esa época y hace falta rescatarlas. Nos dan una esperanza sobre la frivolidad”, acotó Ramos Perea.