San Juan – La Alianza Puertorriqueña por las Artes (APPA), entidad que agrupa a una treintena de artistas y organizaciones culturales en el país, mostró este lunes su “respaldo absoluto” al Proyecto del Senado 1142, que crearía la “Ley para el desarrollo integral del estudiantado a través de las bellas artes en la educación pública en Puerto Rico”.
En una vista pública de la Comisión de Educación, Turismo y Cultura del Senado, celebrada en la Sala de Audiencias Luis Negrón López, la presidenta de la Junta de Directores de la organización, María del Carmen Gil Venzal, señaló que la entidad que dirige está comprometida con el acceso a la educación en las bellas artes, la cual enfatizó, no debe ser privilegio de unos pocos, sino un derecho de nuestra niñez y juventud.
“Consideramos que las propuestas que promulga la medida son un paso trascendental para fortalecer la educación en las artes en Puerto Rico. Estaremos apoyando el P del S 1142 en todas las fases del proceso hasta su eventual aprobación legislativa final y la esperada firma del honorable Gobernador”, expresó.
La presidenta de la Junta de Directores de la APPA —quien es músico y pianista profesional— destacó cómo su vida cambió gracias a que recibió desde muy pequeña una enseñanza artística que le abrió un mundo de posibilidades. Explicó que en la actualidad a los estudiantes del sistema público se les exige tomar solo 1.5 créditos, o tres semestres de bellas artes, en sus 13 años de estudio, lo que no permite su pleno desarrollo en estas materias.
“La educación artística desempeña una función esencial en la transformación del sistema educativo y contribuye directamente a la solución de los problemas sociales y culturales que afrontamos. Es por esta razón que la UNESCO ha recomendado reiteradamente su inclusión en el currículo a todos los niveles escolares. Resulta indispensable poner en igualdad de condiciones la enseñanza artística, con las materias básicas, para lograr una formación integral del estudiante como ser humano”, resaltó, toda vez que recordó que través de los años se han ido relegando los cursos de bellas artes lo que aleja a la escuela de su misión humanística.
“Como política pública educativa se debería priorizar la necesidad de crear espacios en la escuela que fomenten el desarrollo estético, creativo y afectivo. Las artes, tienen la cualidad de conectar los sentimientos y emociones, humanizando así el proceso de desarrollo del niño y el joven”, dijo.
Señaló que una educación que solo refuerza los conocimientos relacionados con “las competencias que definen los perfiles laborales, provoca que “la razón fundamental para la elección de una profesión en nuestros tiempos no sea la educación integral del estudiante, sino asegurar que obtenga un empleo para el futuro”. Dicha postura, observó, refuerza que exista un rechazo generalizado hacia las inclinaciones profesionales que tienen que ver con las artes.
“La gama de conocimientos que la escuela ofrece es reducida, por lo que tiende, por un lado, a alejarse de lo que la vida real demanda, y por otro, a marginar a todos aquellos individuos que no encuentran en la escuela las oportunidades de desarrollo que corresponden a sus habilidades o intereses. La escuela sigue privilegiando el pensamiento lingüístico y el pensamiento lógico-matemático, por sobre todas las formas. Al hacerlo impide que el niño desarrolle sus otras capacidades y talentos. Es por eso que muchos estudiantes abandonan la escuela”, indicó.
Por todas estas razones, Gil Venzal, a nombre de la APPA, ofreció su espaldarazo al proyecto de la autoría de la senadora Ana García Montes, presidenta de la Comisión de Educación, Turismo y Cultura del Senado. La gestora cultural y educadora, se mostró esperanzada en que la Asamblea Legislativa apoye nuevamente este proyecto, como lo hizo en el pasado con el P del S 704, predecesor del actual P del S 1142, el cual fue vetado sorpresivamente por el gobernador Pedro Pierluisi el pasado mes de enero.
“Me gustaría que cada escuela en Puerto Rico fuese un pequeño nido para soñar y despertar la imaginación y la creatividad de cada niño y joven de nuestro país. Un lugar lleno de buenas energías donde les demos la libertad de soñar buenos sueños. Un lugar de creación, alegría y disfrute, donde florecen las ideas y los deseos de vivir en paz, amor, armonía y comunidad. Quiero soñar que ese Puerto Rico es posible”, concluyó.