En La Habana predomina la demanda de tipo comercial, con los restaurantes a la cabeza
La Habana (EFE) – Los tres apagones nacionales de los últimos dos meses y el decreto que obliga a algunas empresas a producir la mitad de sus necesidades energéticas han provocado un inesperado despegue de la energía solar en Cuba.
De acuerdo con varios actores clave del sector, consultados por EFE, la fotovoltaica se ha revelado como un antídoto, a nivel particular y nacional, frente a la crisis energética de Cuba, incapaz de generar la electricidad que precisa por falta de divisas y una infraestructura obsoleta.
«Ha habido una explosión con esta situación de caída de la red eléctrica nacional y prácticamente todo el mundo está corriendo con eso. Ha sido un bum para nosotros», asegura a EFE Henry Fernández, director comercial de Captura, una pequeña empresa privada (mipyme) que representa en Cuba al fabricante de paneles solares Bluesun.
Asegura que tienen peticiones de restaurantes, supermercados, embajadas y oficinas. Los han contactado incluso fabricantes de maquinaria que quieren incorporar esta tecnología a sus productos.
La demanda ahora es muy fuerte, explica por su parte a EFE el ingeniero de otra mipyme, que prefiere mantenerse en el anonimato para no afectar a su empresa: «Hemos pasado de un proyecto al mes a tener siete. Eso sin publicidad; con publicidad no daríamos abasto», explica.
En La Habana predomina la demanda de tipo comercial, con los restaurantes a la cabeza. En provincias, donde los apagones llegan a ser de 20 horas diarias, son los agricultores quienes buscan alternativas al sistema eléctrico para cuestiones tan básicas como el riego, explica este profesional de una de las empresas con mayor cuota de mercado en el sector.
Problema estructural
El sector considera además que no se trata de un repunte coyuntural, sino que estima que el interés va a incrementarse de forma sostenible porque el problema es estructural y su solución requeriría una ingente inversión estatal, que el país actualmente no puede afrontar.
«La demanda va a crecer. No hay solución al tema electroenergético a corto plazo, así que esto va a tener mayor crecimiento. Y a medida que se conozca más la tecnología, que se vayan instalando más sistemas y la gente vaya viendo sus bondades, habrá mayores crecimientos», augura Fernández.
El Gobierno isleño también ha dado pasos para aumentar la cuota solar en el mix energético nacional, que ahora apenas alcanza el 9 %, con el apoyo técnico y económico de China.
Actualmente se están completando los primeros pasos de un ambicioso programa que hasta 2031 pretende poner en marcha 100 parques por todo el país, con una potencia instalada de unos 2,000 megavatios.
El interés se extiende también a los hogares con cierto poder adquisitivo. El grupo de Facebook ´Cuba solar´, creado hace tres años, tiene más de 76,000 miembros y unos 4,000 mensajes en el último mes.
Precariedad
Los tres apagones nacionales que ha sufrido Cuba entre octubre y noviembre han sido un aldabonazo para muchos porque costó días restablecer el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) tras estos colapsos. En dos ocasiones, la desconexión total tuvo que ver con problemas estructurales.
Entre tanto, el mantenimiento de cámaras frigoríficas, el funcionamiento de servidores o los pagos digitales, por poner algunos ejemplos, quedaron en suspenso, con el subsiguiente coste económico para empresas extranjeras y mipymes.
Luego está el decreto gubernamental que obliga a empresas privadas y extranjeras con elevado consumo eléctrico, así como a trabajadores por cuenta propia (autónomos), ONG, empresas estatales y cooperativas, a generar para 2028 el 50% de la energía que utilizan durante el horario de mayor demanda.
Según los expertos, el SEN cubano se encuentra en una situación crítica y cualquier solución sería tremendamente costosa. El consultor independiente Emilio Romero estimó que harían falta $10,000 millones para reflotarlo.
La crisis energética se ha agravado en los últimos meses por la carencia de combustible -por la falta de divisas para importarlo- y las reiteradas averías en las obsoletas centrales termoeléctricas, con décadas de explotación y un déficit crónico de inversiones.
La situación está dañando la economía, que se contrajo un 1.9% el año pasado y éste no va a crecer, según el estimado oficial, y atiza el descontento social, palpable en una ola migratoria sin precedentes y en las inusuales protestas que se han producido en los últimos años.