Sofía/Bucarest, 19 de enero de 2022 (EFE) – La pandemia ha afectado con especial dureza a los dos países más pobres y menos vacunados de la Unión Europea (UE), Bulgaria y Rumanía, cuyos sistemas sanitarios se han visto desbordados por la covid hasta el punto de dejar sin atención a otros enfermos.
Según datos publicados el pasado diciembre por la Comisión Europea (CE), la tormenta perfecta provocada por el coronavirus en Rumanía y Bulgaria ha supuesto en los dos países del este la mayor caída de la esperanza de vida de todo el bloque comunitario.
A LA COLA DE EUROPA
Sólo en 2020, primer año de la pandemia, este indicador se redujo en 1,4 años en Rumanía (que tiene ahora una esperanza de vida de 74 años) y en 1.5 en Bulgaria (73.6 años) con respecto a 2019.
El descenso es dos veces superior a una media europea que la Comisión calculó en 0.7 años. La media de esperanza de vida de la UE supera los 80 años.
Bulgaria -con casi 7 millones de habitantes- es el país de la UE con menos vacunados, solo el 28.3 % tiene la pauta completa, mientras que en Rumanía -con unos 19 millones- esa cifra es del 41 %.
Esos números están muy lejos de la media comunitaria, con el 70 % de la población con al menos dos dosis, y llevaron a ambos países a sufrir, en octubre y noviembre, una cuarta ola muy virulenta que colapsó los hospitales y causó miles de muertos.
Los datos de esa última ola todavía no se han contabilizado en las futuras estadísticas comunitarias sobre caída de esperanza de vida en 2021.
MENOS DETECCIÓN TEMPRANA
Según el propio informe de la CE, las muertes causadas directamente por la covid son sólo uno de los factores que han disparado la mortalidad en estas dos naciones excomunistas que entraron en la UE en 2007.
«Durante la pandemia, el resto de pacientes han sido discriminados, no han tenido acceso a la sanidad», dice a Efe Oana Gheorghiu, de la ONG rumana Daruieste Viata, que trabaja para reformar el sistema sanitario rumano.
En varios momentos de la pandemia, los hospitales de Rumanía y Bulgaria suspendieron la atención a pacientes considerados no prioritarios para centrarse en los casos graves de covid.
Por detrás de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer es la principal causa de muerte tanto en Rumanía como en Bulgaria.
ONG especializadas han denunciado que la presión sobre el sistema durante la pandemia ha afectado a los tratamientos y ha comprometido la ya limitada capacidad de detección temprana en ambos países.
«En Bulgaria hay un gran déficit de prevención de enfermedades tratables», explica a Efe el experto en demografía Georgi Bardarov, quien ha estudiado en profundidad el sistema sanitario.
Entre las causas de que muchos pacientes búlgaros lleguen al hospital cuando ya es demasiado tarde, Bardorov cita la escasez de centros médicos, sobre todo en las zonas más pobres.
«El acceso relativamente limitado de la población rural a la atención ambulatoria hace que pasen directamente a la etapa de hospitalización», señala en una entrevista con Efe Zornitsa Slavova, del Instituto para la Economía de Mercado, que realiza un informe anual sobre la situación del sector sanitario en Bulgaria.
DÉFICIT DE INFRAESTRUCTURAS
El informe de la CE identifica problemas similares de detección precoz en Rumanía, que comparte con Bulgaria un grave déficit de infraestructuras médicas.
Rumanía es, con el 5.75 %, el país con el menor gasto sanitario en relación al producto interior bruto (PIB) de la UE, solo por delante de Luxemburgo. La situación de Bulgaria es mejor, con el 7.1 %, pero ambos están muy lejos de la media comunitaria del 9.9 %, según datos de Eurostat.
«No se ha hecho nada en los últimos 40 años y tenemos los mismos hospitales con los que salimos del comunismo, aunque más degradados», explica Oana Gheorghiu.
Como consecuencia de la sobrecarga de instalaciones eléctricas envejecidas, un total de 22 pacientes de covid han muerto en Rumanía mientras estaban conectados a ventiladores en varios incendios en ucis.
«En menos de un año hemos tenido 11 incendios», recuerda Gheorghiu, cuya ONG ha reconstruido en apenas medio año una de las unidades médicas devastadas por el fuego en los últimos meses.
SIN ESTRATEGIA
Entre los problemas crónicos de los sistemas de salud de Rumanía y Bulgaria destacan también prácticas corruptas, que a veces excluyen a quienes no puedan o no quieran permitirse una «pequeña atención» en forma de dinero con los sanitarios.
Los expertos coinciden en señalar una raíz común a todos estas grietas: la ausencia de una estrategia política clara en los dos países separados por el Danubio.
«En los últimos 30 años, Rumanía ha tenido más de 30 ministros de Sanidad», recuerda Oana Gheorghiu sobre un fenómeno que no ha cambiado con la pandemia. Desde que aparecieran los primeros casos de covid en Wuhan (China), Rumanía ha tenido cinco ministros de Sanidad distintos.