San Juan (24 de mayo de 2022) – Existe una avalancha de temas que a los padres les resulta difícil explicar a sus hijos y que puede parecer interminable: los disturbios sociales, los crímenes de odio, los desastres naturales y la pandemia, entre muchos otros. No son pocos los niños y adolescentes que luchan por comprender lo que ven en la escuela, en sus vecindarios y en las noticias.
Cada lunes por la tarde, la familia González —residentes en Ponce— hace frente a este desafío apartando tiempo para sesiones de diálogo semanal en familia. Disfrutan de reunirse en su acogedora sala, en el área de descanso del patio y en ocasiones en la playa que les queda cerca de su casa.
“Como a nuestros hijos les preocupaba mucho el tema del contagio durante la pandemia, hablamos de las medidas que tomaríamos como familia», comenta Antonio, padre de dos, refiriéndose al arreglo que tienen de dedicar tiempo semanalmente, para sentarse todos juntos a dialogar como familia. Cuando a la preocupación por el contagio se le sumó la fatiga causada por el aislamiento, estas sesiones familiares les resultaron muy útiles para reunir ideas en cuanto a cómo podían invertir el tiempo libre. “Ayudamos a los niños a aprenderse las canciones de jw.org para que las compartieran por videoconferencia con otros”, comenta la madre, Martha. “Así los ayudamos a liberar la tensión”.
En un mundo siempre cambiante y lleno de desafíos, los expertos recomiendan tener sesiones de diálogo en familia regularmente para ayudar a los jóvenes a desarrollar resiliencia. “La buena comunicación es esencial para la supervivencia de los niños en este mundo», indicó James Wright, un consejero familiar y mediador de resolución de conflictos con sede en California. «¿Por qué no tener un diálogo semanal con la familia para hablar de lo que está sucediendo en la vida de cada uno?”.
Sin embargo, los González no son los únicos que han apartado tiempo para tener sesiones de diálogo semanales como familia. Por casi dos décadas, se ha animado a las familias testigos de Jehová —como la de ellos— a que hagan de su “adoración en familia” una rutina semanal ininterrumpida.
“Es vital reservar un tiempito para crear lazos más fuertes”, confirma Martha.
“Para muchas de nuestras familias, sus conversaciones semanales figuran entre las horas más importantes de la semana», señaló Robert Hendriks, portavoz de los testigos de Jehová en Estados Unidos. «Ha aumentado la unidad de miles de nuestras familias y ha ayudado a los niños a sentirse seguros y amados”.
En el Barrio Río Abajo, en el municipio de Cidra, la familia Pereira ha apartado los jueves en la noche para hablar con sus dos hijas, entre otros temas, sobre asuntos de seguridad ante un desastre natural.
“Ensayamos con ellas qué deben hacer si no estamos juntos», explicó el padre, José Pereira. «También, preparamos con ellas las mochilas de emergencia”.
Su familia reforzó esta rutina desde el año 2009, cuando los testigos de Jehová redujeron sus reuniones de entre semana de dos a una, dejando una noche libre cada semana para que las familias disfrutaran de pasar ese tiempo juntas. “El reunirse en grupos grandes para adorar es un mandato bíblico, pero la Biblia también manda a los padres a apartar tiempo para hablar con sus hijos —dijo Hendriks—. El cambio en nuestras reuniones semanales ayudó a las familias a dar prioridad a conversaciones bíblicas pausadas y adaptadas a sus necesidades”.
Para Carlos y Janice Miranda —residentes en Cidra—, los diálogos semanales con Gian Carlos, su hijo de 10 años, les dan la oportunidad para abordar temas como los terremotos, la guerra y el comienzo de las clases presenciales.
“Nos ha ayudado el descargar ‘Actividades para los niños’ de jw.org”, mencionó Janice, refiriéndose al material gratuito que está disponible en el sitio oficial de los testigos de Jehová, al cual recurren frecuentemente en busca de soluciones prácticas y bíblicas para atender las inquietudes de la familia.
Además, durante el tiempo que pasan juntos en su adoración familiar, los Miranda entrelazan las conversaciones sobre temas serios con actividades como colorear, leer cómics y ver obras teatrales, también disponibles en jw.org.
“Si tengo una preocupación, ahí se lo cuento a mis papás”, explicó Gian Carlos.
Para Kisha Pereira, de 11 años, las noches de adoración en familia también son muy especiales. “Es un tiempo específico —dijo— en el que me acerco más a mis papás”.
Para más información como esta acerca de la felicidad familiar y otros temas bíblicos puede dirigirse a jw.org.