Cuando Carmen fue a recoger a su hija de nueve años a la escuela en Magnolia Gardens, Bayamón, la niña estaba llorando y ansiosa nuevamente. “Era un ataque directo», descubre Carmen. “Uno de sus compañeros de clase le había rasgado el bulto de lado a lado con sus tijeras”. Su hija estaba siendo acosada.
Más de uno de cada cinco niños en edad escolar tendrá una experiencia similar, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación. Y en un estudio nacional realizado por el Centro de Investigación de Acoso Cibernético, casi el 21% de los preadolescentes dijeron que habían sido objeto, agresor o testigo de acoso en línea o por otros medios electrónicos.
A medida que los padres buscan formas de proteger a sus hijos, un grupo creciente de familias está recurriendo a una asombrosa fuente de orientación práctica: la Biblia.
Héctor y Carmen usan principios útiles de las Escrituras que aprendieron a través de su fe como testigos de Jehová. “Las oraciones ayudan mucho”, dijo Héctor. Luego, semanalmente dedican parte de su tiempo en familia a conversar sobre cómo aplicar estos principios al reto de defenderse de la manera correcta, cómo tratar a las personas y no tomar represalias.
También visitaron jw.org, el sitio web oficial de los Testigos, donde una búsqueda de los términos “acoso escolar” o bullying arrojó una gran cantidad de recursos gratuitos que incluyen videos, artículos, hojas de trabajo y otras actividades en línea sobre temas que enfrentan los jóvenes en la escuela. Tales recursos incluyen una pizarra animada titulada “Cómo defenderte sin dar un solo golpe” y una caricatura animada sobre el poderoso efecto de la oración para aquellos que sufren de acoso escolar.
Ahora, a los 15 años, la hija de Carmen ha superado sus temores. “Por mucho tiempo, seguía sintiendo miedo y soñaba con que estaba siendo acosada en la escuela”, dijo la quinceañera. “Pero hacer un hábito de leer la Biblia y orar todas las noches me ha ayudado mucho a mantenerme tranquila y olvidar el pasado”.
“En algún momento todos hemos sufrido acoso”, Carmen reconoce, “pero el acoso de hoy día es mucho más fuerte. No queremos enseñarles a nuestros hijos que la violencia se corrige con violencia”.
Héctor concuerda, “El acoso escolar ha cambiado mucho. El problema es que con un solo clic una persona puede ser acosada a través de videos o palabras que pueden marcarlas más que un golpe físico.
Madison Bechtle, de Clifton (Nueva Jersey), también recurrió a las Escrituras cuando, mientras cursaba el octavo grado escolar, un ciberacosador comenzó a acosarla con docenas de notificaciones perturbadoras en su teléfono celular. “¡Qué locura! Me enviaba fotos de mi propia casa. Me hacía sentirme paranoica en todo momento”, comentó.
Leer la Biblia y orar le calmó la ansiedad. “Solo eres tú y Dios, y estás hablando nada más uno a uno —expresó—. Es muy reconfortante y funciona”.
También, a fin de protegerse, siguió los pasos prácticos descritos en la pizarra animada de jw.org titulada “Si usas las redes, no te enredes”. Le contó a sus padres y maestros sobre la situación y eliminó la cuenta de la red social por la que le acosaban. “Hasta el día de hoy sigo sin esa cuenta”, dice Madison, ahora de 21 años.
“No todas las situaciones se resuelven tan fácilmente. Sin embargo, aplicar los consejos bíblicos y enfocarse en el panorama general puede ayudar a las personas a sobrellevar la situación y mantener su sentido de autoestima”, explica Robert Hendriks, portavoz de los testigos de Jehová en Estados Unidos.
“La Biblia ha demostrado ser un recurso práctico para que muchas familias naveguen por situaciones difíciles en la vida —dijo Hendriks—. Los principios que se encuentran en este antiguo libro pueden ayudar a adultos y niños a resolver conflictos y mantener relaciones pacíficas con los demás”.
Principios como la llamada Regla de Oro de tratar a los demás como te gustaría que te traten, mostrar amor y ser lento para enojarse son herramientas que según Carmen, ayudan a su familia en muchas circunstancias. “Ver que mi hija ha superado su ansiedad me hace sentir feliz y agradecida”, ella dice. “Si nuestros hijos son felices, nosotros somos felices”.