Por Héctor Luis Coca Soto
Psicólogo Licenciado / Consultor en Adiestramiento y Manejo de la Conducta
San Juan (25 de enero de 2021) – “La ayuda es para quien la quiere, no para quien la necesita”, es un decir muy famoso que se escucha en los grupos de Alcohólicos Anónimos.
Las personas que logran desarrollar abstinencia y eventual sobriedad en el uso de una substancia, con frecuencia han comenzado muy lentamente y con poco compromiso antes de tener éxito.
El nivel de compromiso que tenga una persona con su recuperación es el factor más importante que garantiza el éxito, si lo comparamos con otros elementos que pueden intervenir como la presencia de un psiquiatra o un psicólogo, la disponibilidad de recursos económicos, el uso de un determinado medicamento, el apoyo de la iglesia, de la familia y de los amigos.
Ningún adulto podrá obligar a otro adulto a seguir o buscar un tratamiento que no desea. Lo único que podemos hacer en estos casos es tratar de influenciar a la persona.
A continuación algunos consejos:
Coordina una reunion familiar. Habla con los amigos y familiares que más quieren y aprecian a esta persona y reúnanse todos para hablarle de lo que les preocupa. Para este tipo de gestión no deben existir los engaños. Es recomendable que alguien le informe de antemano a la persona con franqueza sobre qué se desea hablar con él o con ella, y así estará enterado del objetivo de la reunión.
Durante el encuentro, enfóquense en la conducta y sus peligros y no en enjuiciarlo moralmente o tratar de que se sienta culpable. Y recuerde, se debe énfatizar en el afecto que se le tiene.
No luches con la persona. La lucha estimulará más la intensidad de las emociones, y si esto sucede, se convierte en un asunto de poder.
Otro problema que tiene la “lucha” es que pone en riesgo tu estado emocional, así como una eventual reacción psicosomática (física, por tu estado psicológico) debido a la presión del estrés.
Busca ayuda para tí. El problema de la persona es su condición, el tuyo es la presión emocional que te ocasiona ese familiar o amigo, en especial si no desea tratamiento.
Deberás reconocer que no controlas a esa persona pero si puedes pedir ayuda para tí. En esta situación acudir a una cita con un psicólogo para recibir consejería sobre cómo manejar esta situación y protegerte, es una importante opción que debes tomar en consideración.
Será necesario en ocasiones manifiestar el amor pero sin dejar de ser firme, especialmente ante la resistencia de alguien que afecta a otros y no busca ayuda. Hay que superar emociones como la culpa, la tristeza y la soledad y tomar las decisiones racionales que eventualmente lo ayudarán.
No dar dinero en efectivo, detener privilegios y no prestarte para conceder favores que nada tienen que ver con su tratamiento o su recuperación, son algunos ejemplos de la firmeza que deberás demostrar. No tengas temor en hacer lo correcto. Una vez te atrevas a dar el paso y establecer límites saludables, será más fácil continuar actuando con firmeza.
La única garantía que tendremos de estar bien es atendiendo nuestros problemas con consistencia, a tu paso y con perseverancia.