San Juan (5 de mayo de 2021) – El dolor crónico constituye uno de los problemas de salud más severos para la sociedad actual y tiene un impacto significativo sobre las personas que lo experimentan, sus familias, trabajo y comunidad en general. Puede llegar a ser causa de sufrimiento, incapacidad y hasta serias depresiones.
Se estima que el dolor crónico, afectará a un 25 a 30% de la población en Estados Unidos. Al menos 100 millones de adultos estadounidenses, más que el total de afectados por enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes combinados, se ven afectados por el dolor crónico. Los ejemplos incluyen dolor de huesos, lesión tisular, dolor por presión y dolor por cáncer.
“Cuando se trata de pacientes de cáncer metastásico o en etapa avanzada, la situación se agrava ya que, la carga emocional y física muchas veces es intolerable tanto para el paciente como para su cuidador. El cuidado de un ser querido pone a prueba incluso a las personas más resilientes. La disciplina y atención que requiere la administración de múltiples dosis orales al día, para tratar de aminorar el dolor crónico, puede ser desgastante y un gran desafío. Esto sumado a que el cuidador debe cumplir además con sus responsabilidades diarias, termina siendo una experiencia que genera mucho estrés. Toda la ayuda que se pueda brindar para aminorar esto, tanto el dolor al paciente, como la tensión en el cuidador debe ofrecerse a los pacientes. Es casi un acto de humanidad” señaló la Dra. Elizabeth Calderón hematóloga/oncóloga.
Y es que a pesar de que los medicamentos orales ofrecen una opción eficaz para el control del dolor, algunos pacientes de cáncer desarrollan tolerancia y experimentan efectos secundarios negativos al aumentar las dosis de estos medicamentos tales como: estreñimiento, vómitos, somnolencia, pensamiento nublado, dependencia del medicamento, entre otros. Esto puede traer grandes complicaciones sumado al cuadro clínico que un cáncer en etapa avanzada o metastásico ya trae consigo.
Actualmente no existe mucha información o no se educa efectivamente sobre terapias innovadoras para el manejo del dolor y los avances en la ciencia. Los tratamientos tradicionales para el manejo del dolor crónico pueden incluir desde ejercicio, entrenamiento de relajación, terapia física, atención quiropráctica, masajes, acupuntura, medicamentos orales, por ejemplo, analgésicos leves (ibuprofeno), opioides como codeína o morfina y otros tipos de medicamentos como antidepresivos.
Para el beneficio de los pacientes de dolor crónico, existen alternativas efectivas y con menos efectos secundarios que los medicamentos orales como la Terapia de Administración Dirigida de Medicamentos (TDD).
Según estudios clínicos, los pacientes que recibieron TDD para su dolor por cáncer experimentaron un 85% más de mejora en su movilidad, autocuidado, actividades diarias, reducción del dolor o molestia y por consiguiente experimentaron mejor calidad de vida.
El Dr. Carlos Buxó, anestesiólogo subespecialista en manejo de dolor, compartió que “esta terapia es una opción ideal de tratamiento ya que controla el dolor con una fracción de la dosis oral típica, reduce al mínimo los efectos secundarios y mejora la calidad de vida del paciente. De este modo, su médico puede continuar tratando su cáncer mientras el especialista en manejo de dolor trata su dolor con TDD, a la vez que minimiza los efectos secundarios” expuso el especialista.
“Mientras el medicamento por vía oral, como en su mayoría se administra a pacientes con dolor crónico, circula por todo el cuerpo y en su sangre para alcanzar los receptores de dolor y se requiere una dosis más alta del medicamento; la Terapia de Administración Dirigida de Medicamentos (TDD) libera el medicamento directamente a la fuente del dolor usando una bomba intratecal de infusión. Esto significa que niveles más bajos del medicamento circulan en su sangre, hay mejor tolerancia, es menos tóxico y el alivio es más prolongado” añadió el Dr. Buxó.
Las Terapias de Administración Dirigida de Medicamentos (TDD) se basan en un sistema de infusión que incluye una bomba programable, con batería, que almacena y dispensa el medicamento; además un catéter o tubo fino y flexible que se conecta a la bomba y libera el medicamento al espacio circundando la columna vertebral. La bomba y el catéter son puestos en el paciente mediante un proceso quirúrgico, mínimamente invasivo.
Hasta la fecha, más de un millón de pacientes han recibido tratamiento con las Terapias de Administración Dirigida de Medicamentos (TDD) y éstas son cubiertas por Medicare y por la mayoría de los planes médicos en Puerto Rico, incluyendo el Plan Vital del Gobierno.