El primer ministro sirio, Mohamed Ghazi al Jalali, aseguró este domingo que tiende su mano a «todo sirio que se interesa por este país para preservar sus instituciones»
Damasco (EFE) – La Siria de la familia Al Asad, que gobernó el país árabe desde 1971, colapsó este domingo a manos de los insurgentes liderados por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), que tomaron Damasco sin apenas resistencia tras apenas 12 días de ofensiva.
Bachar al Asad huyó del país en un avión «especial» según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos y se desconoce su paradero, mientras que el Mando de Operaciones Militares de la coalición de grupos islamistas y proturcos responsable de su caída proclamaba a la capital siria, una de las ciudades más antiguas del mundo, «libre del tirano Bashar al Asad».
Abu Mohamed al Jolani, el líder islamista cuyos orígenes como militante están en el Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, proclamó su victoria en un comunicado en el que pidió a sus seguidores tranquilidad y evitar abusos en las zonas bajo su control, como lleva haciendo desde que inició su ofensiva relámpago que ha abierto un nuevo paradigma geopolítico en todo Oriente Medio.
Dominio territorial
«Entrad en Damasco con modestia, tratad bien a vuestro pueblo y a vuestra gente. Debéis ser los mejores soldados, como os ha descrito el enviado de Dios», afirmó en su mensaje, en el que añadió que deben «proteger las instituciones públicas y sus propiedades, ya que son propiedad del pueblo».
Además de Damasco, también se confirmó la caída en manos de los rebeldes de la ciudad de Homs, al norte de la capital y la toma del control de Deir al Zur, en el este del país y controlada hasta ahora por fuerzas kurdosirias.
Así, sólo quedarían en principio fuera del control de la insurgencia las provincias costeras de Tartús y Latakia, la primera el centro principal de poder de la familia Al Asad -dominada por la minoría religiosa alauita- y la segunda dónde se encuentran las principales bases militares rusas, el principal aliado del ya depuesto líder.
Pese a que en un primer momento se reportaron disparos y explosiones en Damasco, la toma de la ciudad se ha hecho con relativa calma y con pedidos por todas las partes -no solo Al Jolani- para preservar la tranquilidad, evitar la violencia y «venganzas».
Transición y tranquilidad
El primer ministro sirio, Mohamed Ghazi al Jalali, aseguró este domingo que tiende su mano a «todo sirio que se interesa por este país para preservar sus instituciones», en un vídeo publicado después de que los insurgentes islamistas tomaran el control de la capital.
En ese sentido, dijo estar dispuesto a dar «todo tipo de facilidades» para transferir «los expedientes gubernamentales sin problemas y de forma sistemática para preservar las instituciones del Estado», a las nuevas autoridades que asuman el poder.
Los rebeldes dijeron poco después que las instituciones públicas en Siria permanecerán bajo la supervisión de Al Jalali hasta que sean «entregadas oficialmente».
También se anunció la liberación de cientos de prisioneros retenidos en las cárceles de Al Asad, entre ellas la militar de Saydnaya, uno de los más notorios centros de represión, lo que fue saludado por los rebeldes como «el momento de regresar a casa y el momento de la libertad después de décadas de opresión y sufrimiento».
La radiotelevisión siria también quedó en manos de los rebeldes, que transmitieron un mensaje de victoria, mientras miles de personas se congregaron en la plaza de los Omeyas, uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, donde están, además de la televisión, las sedes del ministerio de Defensa y del Ejército.
Hadi Al Bahra, presidente del máximo órgano político de la oposición siria en el exilio, la Coalición Nacional Siria (CNFROS), aseguró también que la situación en Damasco es «segura excepto para algunas almas débiles que puedan aprovechar estas condiciones».
Así, pidió a la población permanecer en sus casas, además de señalar que «no habrá casos de venganza, ni represalias, ni violaciones de los derechos humanos. Se preservará y se respetará la dignidad de la gente».
Entre las primeras órdenes de los insurgentes en Damasco estuvo la de prohibir «a todas las fuerzas militares de la ciudad» que se acerquen a las instituciones públicas hasta que sean entregadas oficialmente», así como «disparar balas al aire».
Por su parte, la líder de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, aseguró este domingo que la caída del gobierno sirio del presidente Bachar al Asad que ésta es una «oportunidad para construir una nueva Siria».
«En Siria vivimos momentos históricos: asistimos a la caída del régimen autoritario de Damasco. Este cambio representa una oportunidad para construir una nueva Siria basada en la democracia y la justicia, que garantice los derechos de todos los sirios», dijo en un escueto comunicado.