El nuevo Comisionado Residente y las interrogantes sobre su liderazgo político
Por Wilda Rodríguez
Periodista
¿Cómo se mantiene y mejora el ELA?
Pablo José Hernández Rivera propone que eso es posible, pero no lo explica. Nunca lo ha explicado porque no sabe.
¿Dejará Jennifer González de promover la estadidad en este cuatrienio?
Pablo José Hernández Rivera propone que la gobernadora se le una en posponer el asunto del estatus de Puerto Rico en el Congreso. ¿Le tendrá que recordar también Jennifer González a Pablo José Hernández que la gobernadora es ella?
¿Cambiará la opinión de Donald Trump sobre Puerto Rico para concederle paridades en fondos federales y más asistencia a la población más vulnerable?
Pablo José Hernández Rivera propone que Estados Unidos ayude más a Puerto Rico, lo que implicaría que Donald Trump accediera a reconocer las necesidades de la isla como responsabilidad de su país. No creo que Donald Trump sepa ni quién es Pablo José Hernández Rivera.
¿Y quién es Pablo José Hernández Rivera?
Un joven de 33 años, brillante y privilegiado, que ha sido elegido Comisionado Residente de la colonia en el Congreso como la excepción al comportamiento de su partido en las pasadas elecciones, en las que quedó rezagado en un tercer lugar. Pablo José Hernández Rivera obtuvo más votos que la gobernadora Jennifer González mientras su Partido Popular Democrático (PPD) se hundía en la vergüenza institucional.
Pablo José Hernández Rivera, en adelante PJHR, propone que, contrario a los números, el Partido Popular no está tan mal como parece. Pero tampoco dice cómo se recuperaría del azote electoral que recibió ni tiene planes inmediatos para hacerse cargo de su partido y poner en acción un plan de rescate.
Entonces, tendremos que preguntarnos si PJHR habla desde la sabiduría o desde la suerte que lo ha colocado donde está. Muy probablemente sus defensores negarán que su triunfo electoral fue un golpe de suerte, pero nadie podrá negar que a este joven le sonríe la fortuna desde que nació nieto de su abuelo.
Sin desmerecer sus atributos, que los tiene en abundancia, nacer heredero de un legado político es una suerte considerable en este país. Basta mencionar al joven legislador Héctor Ferrer Santiago, quien sin experiencia política previa, tras la muerte de su padre fue, en 2020, el representante por acumulación con más votos obtenidos. En las elecciones de 2024 fue el segundo tras Dennis Márquez, de la Alianza, pero también el primero entre los populares electos a la Cámara de Representantes.
Permítanme recordar que Héctor Ferrer Santiago es nieto del fenecido legislador Mariano Ríos, lo que lo hace miembro de una casta política. Edward O’Neill, alcalde de Guaynabo, es hijo de Héctor O’Neill, el exalcalde caído en desgracia por depredador sexual. Ramón Luis Rivera, alcalde de Bayamón, es hijo del exalcalde homónimo. Georgie Navarro, legislador, es hijo del fenecido Jorge Navarro, legislador convicto por corrupción. Jorge Colberg, también legislador, es hijo del fenecido presidente de la Cámara de Representantes Severo Colberg.
Si vamos más atrás, Luis Muñoz Marín fue hijo de Luis Muñoz Rivera. Lo que pretendo señalar es que los hijos y nietos de políticos tienen suerte si deciden dedicarse a la política. Esto sucede también en otras profesiones, claro está. Ya quisiera yo que mi hija fuese periodista, pero parece que se asustó.
La suerte de PJHR viene con premio porque su abuelo es considerado uno de los políticos más completos del siglo XX y XXI. Además, su padre, José Alfredo Hernández Mayoral, renunció a la candidatura a la gobernación para atender una afección de salud de su hijo, el mismo Pablo José, lo que lo hizo conocido en la política desde niño. Díganme si eso no es suerte en el origen.
Para añadir a esa suerte, el PPD está desde hace años en su peor racha de liderazgo. PJHR era un enviado del cielo: lindo, inteligente, articulado y nieto de RHC. ¡Qué suerte!
Entonces, le toca medirse a un candidato que daba pena (William Villafañe, del Partido Nuevo Progresista) y una mujer negra y lesbiana (Ana Irma Rivera Lassen, de la Alianza). No me digan que no han pensado que Rivera Lassen fue, en buena medida, víctima del electorado de un país donde todavía persisten el patriarcado, el racismo y la homofobia, incluso entre los independentistas que debieron darle su voto.
Si PJHR no es un tipo con suerte, yo soy china. Es inteligente, ya lo he dicho. ¿Pero es sabio? Por supuesto que no. Aunque parezca un viejito, no lo es.
La sabiduría no es inteligencia ni conocimientos sobre una materia. La sabiduría es lo máximo del saber e incluye mucho más que inteligencia y estudios. Requiere experiencia y buen juicio. Además, requiere que quienes rodean a un sabio confíen en su sabiduría.
PJHR puede llegar a ser sabio, pero ahora mismo no lo es. Y eso se refleja precisamente en su empeño por parecerlo.
¿Es el mesías del PPD?
Lo dudo mucho. Ahora mismo tendríamos más de cuarenta mesías del PPD si contamos a los alcaldes populares que decidieron correr prácticamente al margen de su partido y ganaron.
Muchos piensan que la unión de esos cuarenta y tantos con PJHR sea precisamente la resurrección del PPD. Algo así como Pablo José y sus cuarenta discípulos.
Pero, ¿cuántos egos inflados habrá entre esos discípulos? ¿Cuántos traidores? ¿Cuántos incrédulos?
Puede que PJHR vuelva a ser venturoso en 2028. Pero para llevar de nuevo al PPD a un triunfo electoral se necesita más que suerte. Sépase que para esa hazaña, la sabiduría por sí sola tampoco basta.