Íntimo, como si cantara entre amigos y familia, pero en una Sala Sinfónica repleta, el cantante presentó uno de sus mejores conciertos y demostró que hay Glenn para rato.
Por Sandra D. Rodríguez Cotto
En Blanco y Negro con Sandra
San Juan, Puerto Rico – Viví una de las experiencias más bonitas, que no sentía en mucho tiempo. Fue como estar en una fiesta en una terraza, en la casa de viejos y queridos amigos, recordando, pasándola bien, en confianza. Esa confianza que sólo consigues con gente que quieres y te quieren de verdad. Gente que te conoce el alma porque crecieron y han evolucionado contigo, pero lo irónico fue que eran muchos desconocidos. Me pasó en el concierto de Glenn Monroig titulado “Re/Evolucionado”.
Logró unir a cientos de personas que coincidieron en Bellas Artes de Santurce a escucharlo y todos sentían ser parte de su círculo íntimo de amigos. Ese fue el ambiente que logró, quien por derecho propio es, sin duda alguna, uno de los mejores cantautores puertorriqueños contemporáneos. Por eso no titubeo al decir que este ha sido uno de los mejores conciertos que ha presentado en su vida, demostrando que hay Glenn Monroig para rato. Fue mágico, porque se sentía el amor.
Glenn estaba feliz, entre “panas”, como él dice, y el público así se sentía. Conversaban con él, le gritaban a cada rato cuánto lo querían, le pedían canciones, se reían de sus ocurrencias, pero más que nada, vivieron cada nota, cada melodía y cada estrofa de su inigualable repertorio musical, que nos transportó desde el rap, el reguetón, el trap, la salsa, la guaracha y música navideña, hasta el bolero y sus inigualables baladas. Esa versatilidad de este pionero en la escena musical puertorriqueña quedó demostrada.
He visto a Glenn en otras ocasiones y en otros extraordinarios conciertos desde los años 90, pero ese ante una Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes repleta, fue realmente especial. Cualquiera que estuvo allí dirá lo mismo.
Comenzó trastabillando un poco, porque quería interpretar un rap o trap, géneros en los que Monroig fue pionero en Puerto Rico, aunque no se lo quieran reconocer, pero es así. Intentó abrir el concierto y no le salió. Eso lo puso un poco nervioso.
Lo intentó de nuevo y tampoco pudo porque había un asunto con la tecnología y la conexión con los músicos, pero como él manda y va, empezó a hablarle a la gente y a explicar, con la absoluta honestidad que le caracteriza, lo que estaba pasando.
Entre varias cosas, se sinceró y dijo que hace dos meses había recibido un tratamiento con Botox en sus cuerdas vocales, y que eso le hacía difícil respirar. Se notaba jadeando en las canciones, pero él mismo aceptó que eran los nervios. “En los ensayos estaba bien, pero llego aquí frente a ustedes y no puedo respirar. Son los nervios”, dijo, generando un aplauso.
Entonces, inició la magia.
Larga lista de invitados
Parte de esa magia, sin duda, la crearon esos músicos magníficos que lo acompañaron, bajo la dirección del maestro Jorge Laboy. La excelencia de esos músicos – algunos incluso eran ganadores de premios Grammy – creó el ambiente para el montón de invitados que pasaron por escena en ese espectáculo que duró casi cuatro horas con un intermedio, pero la gente no se quería ir de sala.
Éxitos como “No finjas”, “Causa perdida”, “Vivir para ti” y muchos otros fueron escuchándose uno tras otro. En un momento emotivo, Glenn cantó con la voz de su padre, Gilberto Monroig. En total, Glenn estuvo interpretando cerca de 30 canciones o quizás más. Una pierde la cuenta al escucharlo a él y a sus invitados.
Cantaron sus tres coristas. La primera en cantar fue Milly, si no me equivoco, y pido excusas si no es el nombre. Una voz maravillosa. También cantó la modelo y reconocida presentadora Nashalí Enchautegui, una de las composiciones que Glenn ha escrito en inglés, y sorprendió a quienes no sabían que tenía esa voz tan hermosa. También cantó el ganador de Objetivo Fama, Juan Vélez, que demostró ese talento que Glenn y su entrañable amigo, el licenciado Roberto Sueiro, han bautizado como “el magnífico”.
El público llegó casi a un nivel de locura cuando Glenn invitó al escenario a Manny Manuel para que cantaran juntos ese éxito que abrió tantas brechas, “Me dijeron”. Fue emotivo ver la amistad, el amor y el respeto entre ambos. Manny Manuel también cantó un poco de Querube, y todo el público se emocionó, cantando juntos.
También fue bien emotivo cuando trajo a escena a Luna, con ese vozarrón que ella tiene, a recordar aquellos éxitos que compuso el mismo Glenn, entre estos “Yo sé que volverás”. Fue como estar en los 90. En esa época espectacular.
Pero también hubo un momento que diría que fue sublime. Glenn iba hablando con el público y de pronto, se entera de que en la sala estaba su excuñado, el gran compositor Alberto Carrión. Este iba con una de las hijas que la vida le dio a Glenn, la cineasta Paloma Suau. Toda la sala se detuvo a darle un sonoro aplauso a Carrión, a quien Glenn identificó como su mentor y “uno de los mejores compositores del mundo”. De pronto, de manera espontánea, todo el público empezó a entonar “Amanecer Borincano” y entonces Glenn y los músicos se unieron en ese homenaje hermoso.
Risas y palabras subidas de tono
También hubo muchas risas, como cando Glenn cantó una canción navideña que evoca el ano. “Tengo el culito divido en dos”, cantó toda la sala al unísono. Sí, señor. Eso cantó, pero total, en eso también ha sido pionero.
Casi tres décadas antes de que Bad Bunny cantara al mundo “me gusta la …. de Puerto Rico” (rehúso tan siquiera escribirlo), ya Glenn Monroig las cantaba, reflejando su manera de manejar el estrés e incluso, el dolor. Esa capacidad del cerebro de procesar el lenguaje como una herramienta para manejar emociones intensas, o su creatividad, lo vimos en su esplendor anoche.
Total, dicen que quienes hablan así son inteligentes. El estudio «Taboo Word Fluency and Knowledge of Slurs and General Pejoratives: Deconstructing the Poverty-of-Vocabulary Myth», publicado en Language Sciences en 2015; y el estudio «Swearing as a Response to Pain – Effectiveness and Possible Explanations», publicado en Neuroreport, reflejan que las palabras soeces son maneras de expresar emociones de forma honesta y sin filtros, lo que demuestra el pensamiento crítico, y ambas son cualidades que se asocian con inteligencia.
Glenn es todo eso y mucho más. Es un artista completo. Su capacidad de sintetizar en sus canciones tantas emociones, lo convierten en un genio. Su trayectoria es netamente puertorriqueña, demostrando lo mejor que somos, pero su música ha llegado a muchos países de Latinoamérica y del mundo. Además, ha influenciado en muchos artistas internacionales.
Pero su público local, como dice la canción “Por siempre”, con la que terminó el concierto, “siempre va a estar” ahí y él le contesta “siempre estoy aquí, soy tuyo”…. Fue, simplemente, genial. Bravo.