Una pasión compartida que une deporte y amistad
SAN JUAN Puerto Rico – Mientras se acerca la temporada navideña, surgen historias que nos recuerdan la importancia de las relaciones humanas más allá de lo profesional. En el voleibol universitario de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI), una de estas historias tiene como protagonistas a dos amigos: Juan Albarrán y Juan Carlos Núñez. Su conexión, más allá de los colores que defienden, destaca un vínculo que va mucho más allá de las canchas y se extiende al terreno del fútbol americano.
Albarrán y Núñez, conocidos como “Los Juanes”, son figuras clave en el voleibol de la LAI. Albarrán lidera a los campeones Gallitos de la UPR de Río Piedras, mientras que Núñez dirige a las Taínas de la Universidad Ana G. Méndez, equipo múltiple campeón de la liga. Aunque representan a universidades rivales, su amistad es tan fuerte que ni la competencia logra afectarla.
De la cancha al Hard Rock Stadium
El peculiar vínculo entre “Los Juanes” no solo está en su amor por el voleibol, sino también en su pasión compartida por los Miami Dolphins de la NFL. Su afición no es casual; ambos son season ticket holders del equipo, un compromiso que los lleva a realizar escapadas relámpago desde San Juan a Miami para disfrutar de los partidos en el Hard Rock Stadium.
“Somos bien fanáticos… bien fanáticos de los Dolphins. Esto hace que nuestra amistad dure muchos años”, explicó Albarrán, quien recuerda cómo esta tradición comenzó gracias a su amigo en común, José Benítez. Juntos decidieron invertir en boletos para toda la temporada y convertir esta afición en un ritual que celebra su hermandad.
Diferencias dentro de la fanaticada
Aunque comparten la pasión por el deporte, sus roles como aficionados son diferentes. Albarrán se describe como el típico fanático que disfruta del espectáculo, mientras que Núñez, con su mentalidad analítica como dirigente, no puede evitar “coachear” desde las gradas.
“Yo soy un fanático. Carlos, en cambio, dice lo que va a pasar, por qué no debe pasar. Es como tener a un coach al lado en todo momento”, relató Albarrán, imitando entre risas a su compañero. Por su parte, Núñez admite que, aunque ama el deporte y lo analiza profundamente, no se ve como entrenador en la NFL: “Me gusta el deporte, pero soy un coach de gradas. No me atrevo a dar el paso de dirigir en fútbol americano”.
Un respiro necesario
A pesar de sus apretadas agendas, “Los Juanes” encuentran en estas escapadas una manera de desconectarse y disfrutar de un tiempo juntos. Incluso cuando los Dolphins atraviesan temporadas difíciles, como la actual en la que tienen un récord de 4-9, no pierden la oportunidad de apoyar a su equipo.
“Nos montamos el sábado en un vuelo, vemos el juego y regresamos para trabajar el lunes. El voleibol consume mucho tiempo; es nuestro trabajo, pero esto es nuestra manera de pasarlo bien”, explicó Albarrán.
Más allá del deporte
Para “Los Juanes”, su relación demuestra que el deporte puede ser un puente que une más allá de los resultados y las competencias. Su amistad, forjada en las canchas de voleibol y fortalecida en las gradas del fútbol americano, es un ejemplo de cómo las pasiones compartidas crean lazos que trascienden los límites del deporte.
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