Grupos como la Organización en Pro de la Atención a la Persona con Alzheimer (OPAPA) ofrecen servicios tanto para los pacientes, como para los cuidadores
San Juan, Puerto Rico – Con una población cada vez más envejecida, Puerto Rico enfrenta un desafío creciente: atender a los más de 60 mil pacientes de Alzheimer que se estima hay en la isla, según datos de 2016 de las compañías de planes médicos.
De hecho, el Alzheimer, una enfermedad neurocognitiva que afecta la memoria y las capacidades cognitivas, es la cuarta causa de muerte en Puerto Rico, y en mujeres, ocupa el tercer lugar.
A juicio de María Soledad Pieras, directora de la Organización en Pro de la Atención a la Persona con Alzheimer (OPAPA), este incremento alarmante fue exacerbado por factores relacionados con el confinamiento debido al COVID-19, que aceleró los síntomas en personas genéticamente predispuestas.
«El Covid abrió la caja de pandora. El encerramiento, la no socialización, la depresión que se sintió, exageró el desarrollo de esta enfermedad. A las personas con la genética, esto le produjo desarrollar la enfermedad”, opinó Pieras, mientras destacaba que el Alzheimer es una enfermedad que no solo afecta al paciente.
“Esta es una enfermedad que la carga la persona, pero el diagnóstico es para su familia, su entorno”, destacó Pieras.
OPAPA, es un centro terapéutico que se dedica a la atención integral de las personas con Alzheimer. A través de terapias que combinan estimulación cognitiva, actividades recreativas y movimientos terapéuticos, la organización busca retrasar el deterioro cognitivo de los pacientes. Además, capacita a los cuidadores formales e informales, brindándoles herramientas y apoyo para manejar la enfermedad en el hogar.
“Si no se educa, se termina maltratando. Aquí hay que educarse para darle calidad de vida a ese ser amado”, puntualizó Pieras.
OPAPA también realiza talleres mensuales para educar a las familias sobre cómo establecer rutinas y proporcionar un entorno adecuado para las personas con Alzheimer. Las rutinas estructuradas son cruciales para estos pacientes, ya que les proporcionan seguridad y estabilidad en medio de la pérdida de memoria y la desorientación.
A pesar de los esfuerzos de organizaciones como OPAPA, Pieras señaló que se requiere una mayor intervención del Gobierno para enfrentar este problema de salud pública.
«Hay que aceptar que somos una nación de viejos. Y el Gobierno debe priorizar la creación de espacios adaptados para adultos mayores, desde centros diurnos hasta servicios de transporte especializados», señaló la directora de OPAPA, al tiempo que comentaba que, “los pacientes con Alzheimer y sus cuidadores necesitan un sistema de apoyo más sólido que incluya servicios diversificados y accesibles en todos los niveles sociales”.
Además de los servicios básicos, se destaca la necesidad de una mayor educación sobre el Alzheimer en la sociedad en general.
«No podemos seguir viendo a los adultos mayores como un ‘cacharro’. Hay mucha gente productiva a los 70 y 80 años. Hay que educarse. Hay que mirar al lado y no esperar a que se tenga un familiar con la enfermedad. Como sociedad, estamos obligados a educarnos, a ayudar a ese vecino, a ese hermano de la iglesia», apuntó.
Aunque no existe una cura para el Alzheimer, los expertos recomiendan medidas preventivas para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad. Hábitos como una dieta saludable, ejercicios físicos y mentales, y la socialización son claves.
«Vivir en aislamiento no es beneficioso», advirtió.
Para más información sobre los servicios de OPAPA y los talleres educativos, se puede acceder a su página web y sus redes sociales en Facebook, Instagram y YouTube.