Madrid, 15 jun (EFE) – Los planes de recuperación por la pandemia de coronavirus deben tener al medioambiente en el centro de las decisiones, porque lo contrario implicaría un «grave error», según el secretario ejecutivo para la Convención contra la Desertificación de Naciones Unidas (Unccd), Ibrahim Thiaw.
La sequía «puede ser un asesino silencioso» porque no habrá producción agrícola, no habrá agua para beber, no habrá vida porque incluso los animales salvajes morirán, asegura el secretario de la ONU para la Desertificación en una entrevista con Efe en el marco del Día Mundial de la Desertificación, el miércoles 17 de junio.
Según Thiaw, la sobreexplotación del planeta está subiendo por el crecimiento de la población, pero «también por sus demandas, que van en aumento debido a una creciente clase media y a los patrones de consumo establecidos» que señalan que se necesita «cada vez más».
Sin embargo, «los recursos se están agotando en el planeta». «El balance entre necesidades y lo que el planeta puede afrontar a nuestras demandas, es uno de los grandes retos actualmente», añade Thiaw, quien argumenta que, según datos de la Unccd, «se ha transformado el uso de más del 70% de ecosistemas naturales», cifra que podría alcanzar el 90% para 2050.
La media entre lo que se necesita y lo que el planeta puede afrontar implicaría «racionar» la forma que consumir, reducir el desperdicio de alimentos y la cantidad innecesaria de recursos que se explotan, lo que reduciría el impacto sobre la Tierra.
«Necesitamos un nuevo contrato social con la naturaleza», sostiene, y añade que «la pandemia ha venido de la destrucción de los ecosistemas y la deforestación», de cómo se explota la tierra, se cómo se alteran los espacios de los animales salvajes que «han contaminado a los humanos».
Subraya Thiaw que «hay muchas lecciones» que aprender de esta pandemia COVID-19, por ejemplo que hay que cuidar la Amazonía, pero también los bosques en África o en Asia.
En relación a la deforestación en la Amazonía brasileña, la mayor en once años hasta el 2019, según datos del Gobierno de Brasil, Thiaw recuerda que «los recursos de la tierra, de los bosques, del agua y la biodiversidad están al límite», y, por lo tanto, es necesario saber las consecuencias de las decisiones que se toman al respecto, «da igual cuál país sea».
«Como seres humanos debemos saber cuáles son nuestros límites», recuerda, y añade: «Hemos recibido advertencias de la Tierra, con ciclones, inundaciones o pandemias -como la actual-, nos está diciendo que somos poderosos, pero que un pequeño virus como éste es mucho más poderoso que nosotros».
En relación a los monocultivos, dice que «en cualquier lugar representan un peligro» por la «pérdida de biodiversidad y hábitats con sistemas muy complejos», solo para «satisfacer las necesidades de sectores concretos».
Desde la Unccd, piensan que es «mucho mejor basar las decisiones en informes de la ciencia, que dirá qué es lo mejor para la economía o el crecimiento y para las comunidades, y no basados en los intereses de una organización o empresa».
También se muestra convencido de que «será posible» la construcción de la Muralla Verde en el Sahel, con el objetivo de restaurar cien millones de hectáreas de tierras degradadas en el norte de África para 2030, que ayudarían a secuestrar 250 millones de toneladas de carbón y crear 10 millones de puestos de trabajo.
Thiaw asegura que «si no se implementa el programa», aumentará «la migración dese esa región, así como los problemas de seguridad por los recursos de la tierra y el agua, como ya está sucediendo».
Es una «oportunidad para todos estos países y la comunidad internacional para generar más electricidad», ya que se trata de «ocho mil kilómetros que atraviesan once países, desde el océano Atlántico hasta el Mar Rojo, y que tienen sol todos los días del año».
En relación al «2021, el año de África», explica que ha mantenido una reunión reciente con la secretaria de Cambio Climático de Naciones Unidas, Patricia Espinosa, así como con directora de la Convención de Biodiversidad, Elizabeth Maruma Mrema, que junto con la Convención de Desertificación, se conocen como las Convenciones de Río.
Thiaw señala que están trabajando conjuntamente, porque en 2021, y por primera vez, se realizará la Convención de las Partes de las tres Convenciones en el mismo años tras la postergación de las citas por la pandemia.