Miami, 30 may (EFE) – El despegue este sábado del cohete Falcon 9 de la compañía privada SpaceX supuso el principio de la comercialización de la órbita terrestre en lo que se espera que sea «la nueva era espacial» y el regreso de las misiones a la Estación Espacial Internacional (EEI) desde suelo estadounidense después de nueve años de ausencia.
Los astronautas de la NASA Douglas Hurley y Robert Behnken pusieron rumbo a la EEI abordo de la cápsula Crew Dragon para certificar el sistema de vuelo de la empresa SpaceX, fundada por Elon Musk, generando una expectación entre la población que no se veía desde hacía años.
LA MISIÓN DEMO-2
La misión Demo-2, cuya primera parte concluirá cuando la cápsula atraque este domingo en la EEI 19 horas después del despegue, es la prueba final del programa de vuelos espaciales comerciales que comenzó cuando la NASA otorgó en 2014 sendos contratos a SpaceX y Boeing para la comercialización de la órbita terrestre apara abaratar los costos de los viajes espaciales.
Los astronautas permanecerán en la EEI entre 6 y 16 semanas, durante las que pondrán a prueba los sistemas de la cápsula Crew Dragon con la que tendrán que retornar sanos y salvos a casa, tras lo cual comenzarán las misiones operadas por compañías privadas.
«Doug» Hurley y «Bob» Behnken son amigos, entraron en la NASA en el año 2000, se casaron con mujeres astronautas, ambas ya retiradas y pertenecientes a su misma promoción, tienen cada uno un hijo y ahora hacen historia al ser los primeros en viajar a la EEI nueve años después de la cancelación del programa de transbordadores espaciales desde suelo estadounidense.
Desde 2011, la NASA se vio obligada a utilizar el sistema de lanzamiento ruso del Soyuz para enviar a sus astronautas a la EEI, pero ahora recupera su autonomía al dejarlo en manos de compañías privadas.
El objetivo final de la Agencia aeroespacial estadounidense es crear un modelo de viajes espaciales comerciales con el que pretenden viajar a la Luna y a Marte gracias al impulso de la industria privada.
DESPEGUE EXITOSO
La emoción se mantuvo hasta el último momento debido a las condiciones meteorológicas que amenazaron con cancelar el lanzamiento, tal y como ocurrió el pasado miércoles, y que este sábado dejaron en vilo a las más 10 millones de personas que vieron la retransmisión en vivo a través del canal de la NASA.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el vicepresidente, Mike Pence, no se perdieron el espectáculo y se desplazaron hasta el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), para ver el despegue en directo, lo que refleja la importancia que le otorga su Administración a la exploración espacial.
Trump, que quiere dedicar $25,000 millones a la Agencia aeroespacial estadounidense del presupuesto del año que viene, dijo «estar orgulloso tanto de los trabajadores de la NASA como los del sector privado» tras el despegue.
«Vamos a ir a la Luna para poder ir hasta Marte», indicó Trump, que es el primer presidente en el cargo que viaja hasta el Centro Espacial Kennedy para ver un lanzamiento en directo desde Bill Clinton en octubre de 1998.
El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, explicó unos minutos después del despegue que gracias a la Administración Trump se ha recuperado «un tipo de liderazgo en materia espacial que no había desde hacía mucho tiempo».
«Él también ha dicho que llegaremos a la Luna para 2024. Se está arriesgando y está tomando la responsabilidad de cara a que se cumplan esos proyectos que ha prometido», aseveró Bridenstine.
SIGUIENDO LOS PASOS DE LA HISTORIA
Behnken y Hurley siguieron los mismos pasos de Buzz Aldrin y Neil Amstrong en 1969 y abordaron el transbordador desde la plataforma de lanzamiento 39A, la misma que se usó para la histórica misión del Apolo 11 en la que el ser humano pisaría la Luna por primera vez.
Sin embargo, su trayecto desde las instalaciones del Centro Espacial hasta la nave fue algo distinto ya que lo hicieron abordo de dos automóviles Tesla, compañía cofundada por el propio Musk.
«Es absolutamente un honor para nosotros formar parte de este gran esfuerzo de volver a poner a Estados Unidos en el mercado de los lanzamientos espaciales», dijo Behnken unos minutos antes de despegar.
«Gracias por todo el trabajo que han hecho y poner a Estados Unidos de nuevo en la órbita terrestre desde la costa de Florida», añadió Hurley ya desde el espacio.
Ellos han dado el primer paso de una nueva era en la que el siguiente gran objetivo será el éxito de la misión Artemisa, que pretende llevar a un hombre y una mujer a la superficie lunar en 2024 y avanzar en tecnología que permita la llegada a Marte con la que EE.UU. quiere restablecer su dominio y liderazgo en el espacio.