Por Susana Madera
Agencia EFE
Isla Galápagos (Ecuador) – El árbol cedrela es una amenaza para los procesos de migración de las tortugas gigantes de Galápagos, donde en la isla de Santa Cruz buscan maneras para controlar su invasiva expansión, mientras que en el territorio continental de Ecuador está en una situación de vulnerabilidad.
Introducido en los años 40 en las Galápagos, a edad madura la ‘cedrela adorata’, conocida como cedrela, puede medir hasta 30 metros, lo que da sombra a su alrededor, provocando la salida de otras especies, dijo a EFE el director del Parque Nacional Galápagos, Arturo Izurieta.
«Hay parches grandes (de cedrelas) que coinciden con ciertas rutas de migración de las tortugas», anotó Izurieta.
La mencionada especie de cedrela -dijo- está catalogada como «vulnerable» en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, «mientras que aquí es una plaga».
Bloqueo del paso
En Santa Cruz, que se encuentra en el centro del archipiélago, hay dos especies de tortugas gigantes endémicas en peligro crítico: la chelonoidis porteri y chelonoidis donfaustoi.
Patrick Moldowan, investigador principal del proyecto de tortugas terrestres en la Fundación Charles Darwin (FCD), comentó a EFE que la cedrela se expande «muy rápidamente, particularmente, en la parte alta de la isla, que es más húmeda, pero también está presente en otras islas».
El árbol está principalmente en zonas agrícolas y poco a poco está «entrando en las zonas de Parque (Nacional Galápagos) y desplazando especies nativas y endémicas de plantas», afirmó.
«Las tortugas no atraviesan bosques de cedrela porque es más fresco, es muy denso y, en general, el bosque de cedrela trae también otras especies de plantas invasivas», señaló.
Así, en su migración, las tortugas no van más allá de los bosques de cedrela o toman rutas mucho más largas para «intentar encontrar un hueco donde no haya cedrela para poder seguir su ruta», narró.
Una preocupación inmediata para los científicos es que a las tortugas les falte energía para completar sus viajes y no puedan alimentarse, y, a largo plazo, temen «el impacto en su potencial de sobrevivencia».
Migrar es importante por el tipo de alimentaciónm pues en las partes altas y las bajas hay diferente vegetación y nutrientes.
Dilema de conservación
Talar el árbol podría traer mayores impactos, pues al caer «se va llevando todo» y podarlo es costoso, reflexionó Izurieta al anotar que la madera de la cedrela es muy apetecida por carpinteros, por lo que la situación se convierte en un reto económico, ecológico y social.
Para el director ejecutivo de la FCD, Rakan Zahawi, Galápagos enfrenta un «dilema de conservación ya que, por un lado, la cedrela prospera aquí y es útil para la economía local, y, por otro lado, representa una amenaza real para las tortugas gigantes y otra biota local».
«Aquí en Santa Cruz, -dijo Moldowan- el objetivo realmente debería ser el control y manejo de la cedrela y no necesariamente su erradicación», pues lo que se pretende es permitir que las tortugas migren por rutas que han utilizado «por miles de años».
Un primer paso sería mapear la cedrela para conocer su patrón de invasión, con miras a un manejo futuro, y juntar al Parque Nacional, organizaciones de conservación y la población para definir estrategias de manejo.
Cadena de vida
Moldowan alertó sobre el gran impacto de la cedrela en otra vegetación pues han observado que «la biodiversidad nativa de la isla baja de 40% en presencia de la cedrela, pero, en contrapartida, aumenta un 30% la presencia de otras especies de plantas invasoras».
Muchas especies de Galápagos han evolucionado de manera muy cercana una a la otra, y si esa cadena se rompe o daña, «puede tener consecuencias mucho más allá de esta especie», advirtió.
Recordó que, a través de su sistema digestivo, las tortugas dispersan semillas de plantas endémicas e invasoras, y al ser conocidas como ingenieras de su ecosistema, son muy importantes para reciclar los nutrientes del suelo.
«Afectando su trayectoria, podría afectar esos servicios que tienen hacia los ecosistemas, que son fundamentales para la biodiversidad de las islas, y de Santa Cruz en este caso», finalizó.