AGUADILLA, Puerto Rico — El persistente zumbido de la maquinaria pesada ha vuelto a perturbar la paz de Playuela, no solo en términos ambientales sino también en el corazón del colectivo Salvemos A Playuela.
El grupo, tras una larga batalla de más de siete años, se enfrenta nuevamente a los embates de la corporación Caribbean Management Group, quienes han retomado actividades de movimiento de terreno, supuestamente ilegales, en un sitio de rico patrimonio natural y arqueológico.
En marzo, tras la inacción del Tribunal Supremo para atender el caso de la comunidad, la mencionada corporación ha reactivado la maquinaria con el fin de alterar significativamente 158 cuerdas de terreno, ignorando los posibles daños a nueve elementos críticos de flora autóctona y especies endémicas.
Esta acción es considerada un crimen ambiental por el grupo comunitario, que ve en riesgo especies tales como el Cedro hembra (Cedrela odorata) y la Espiga de San Antonio (Buchnera longifolia), fundamentales para la integridad ecológica de la región.
«Salvemos A Playuela no solo lucha por la flora y fauna; también busca proteger los tesoros arqueológicos aún no descubiertos y aquellos asociados a un histórico cementerio de la epidemia de cólera, elementos que una vez alterados, no podrán recuperarse».
El grupo defiende la herencia colectiva de los puertorriqueños y sostiene que las acciones de la Caribbean Management Group no cuentan con los permisos necesarios, agravando la situación con una construcción sobre terrenos de dudosa propiedad.
«El grito de «¡DETENGAN LAS MÁQUINAS!» resuena como un llamado a la acción por la tierra, las aguas y la vida, simbolizando la resistencia contra la venta y explotación de Playuela. Salvemos A Playuela sigue adelante, exigiendo un alto inmediato a la destrucción y abogando por la preservación de la zona bajo los hashtags #PLAYUELANOSEVENDE y #PLAYUELASEDEFIENDE, en un esfuerzo por salvaguardar el legado natural y cultural de Puerto Rico para las generaciones venideras, concluye una comunicación del grupo.