Por Susana Samhan
Agencia EFE
Viana do Castelo (Portugal) – Los pescadores del norte de Portugal siguen de cerca las noticias que llegan desde España sobre el impacto del vertido de pellets en las costas, ante la posibilidad de que esos microplásticos se extiendan por aguas y playas lusas, pero confían en que las corrientes eviten el desastre.
Y es que aquí, en Viana do Castelo, cerca de la frontera con Galicia (España), los pescadores apuntan que las corrientes tienen tendencia de ir en dirección al norte.
No obstante, las autoridades marítimas lusas han anunciado que se han encontrado pequeñas cantidades de pellets en varias playas a lo largo de la costa entre Caminha, en el límite con Galicia, y Aveiro, a unos 150 kilómetros al sur, aunque se desconoce si pueden estar relacionados con el vertido que afecta a España.
Entre esas dos zonas de Portugal, se encuentra Viana do Castelo, en cuyas aguas, a 40 millas náuticas de la costa, el buque Toconao, con bandera de Liberia, perdió el 8 de diciembre seis contenedores de los que salieron toneladas de pellets.
Por ahora se han detectado pequeñas cantidades de esas bolitas de plástico en diferentes playas a lo largo de la costa entre Caminha, en la frontera con Galicia, y Aveiro, a unos 150 kilómetros al sur, pero se desconoce si al menos una parte puede estar relacionada con el vertido que afecta a España.
Aun así, la Autoridad Marítima Nacional portuguesa (AMN) activó el pasado 8 de enero el Plan Mar Limpio, un dispositivo para combatir la contaminación causada por vertidos de hidrocarburos o sustancias peligrosas, y vigila el Atlántico para anticiparse a las pequeñas partículas plásticas.
En el puerto marítimo de Viana do Castelo, uno de los pescadores de la zona, Jorge, arregla sus redes. Él sale todos los días al mar y explicó a EFE que en esta área se captura especialmente besugo y lubina, aunque la temporada está floja.
Este vecino de Viana aseguró que no han visto por el momento pellets ni en la playa ni en el agua.
«En el presente no hemos visto nada, lo único que sabemos es lo que ha aparecido en las noticias, que han aparecido entre Viana y Caminha, pero que es poca cosa», dijo.
En una calle detrás del puerto, donde los pescadores tienen sus talleres, se afana también en preparar sus redes otro vecino del pueblo, José Pedro Pasos Echeverria, que trabaja desde más de 40 años como pescador.
Pasos Echeverria corroboró a EFE lo mismo que había señalado Jorge: No ha visto ni ha oído a ningún compañero que se haya encontrado con los microplásticos del Toconao.
El motivo principal son las corrientes, que arrastran los objetos que hay en el agua hacia el norte, en dirección a España.
«En esta altura del año aquí, por lo que he visto y entiendo, el mar arrastra hacia el norte -explicó-. Hubo dos compañeros míos que desaparecieron en el agua y los cuerpos fueron a parar a Galicia, e incluso otro compañero que estaba solo en un barco de recreo aquí en la ría, desapareció durante la pandemia y con el GPS hallaron el cuerpo en Galicia».
Por ello, sostuvo, cuando en 2002 se produjo el desastre del Prestige, no hubo mucha contaminación en esta parte de Portugal, «porque las aguas tienen tendencia de correr hacia el norte».
El otro pescador, Jorge, también lo confirmó a EFE, y agregó que «por ahora los vientos van a ser del sur, así que puede ser que los pellets no se esparzan por aquí, aunque puede ser que sí».
Con o sin la llegada de esas bolitas a las costas de Portugal, en Viana do Castelo preocupa la presencia de plástico en el mar en general, porque, como indicó Pasos Echeverria, cada vez hay menos peces en el océano, «de un año a otro, cada vez hay menos y menos especies, hay exceso de redes».
«Antes por ejemplo lanzábamos 23 redes, pero ahora tenemos que lanzar 200 para capturar lo que cogíamos y ni siquiera recogemos las cantidades de antes, había más fortuna antiguamente, creo que cada año va a peor», reflexionó este pescador.
Por ello, los pellets que ha llegado a España son un parte más de un problema a largo plazo, porque los peces llevan desde hace tiempo ingiriendo microplásticos.
«Las aguas ya estaban contaminadas -apuntó Pasos Echevarria-. Nosotros mismos las contaminamos con redes como esta (apunta a una red que hay en su taller), antes las personas no estaban concienciadas, lo lanzábamos todo al mar».
Sin embargo, aseguró que él mismo y algunos de sus compañeros están actualmente sensibilizados con este problema y todo lo que ven en alta mar que puede causar polución se lo llevan a tierra.
También da fe de la escasez de peces la pescadera Laura de Sousa Vieira, más conocida como doña Laura por sus vecinos.
Sentada en su pescadería, que está junto al puerto, detalló a EFE, mientras tejía punto, que este mes de enero está siendo «flojo».
«Antes siempre había pececillos, pero ahora está la cosa muy floja, y las ventas también, no puede ser peor, no sé qué pasa», reflexionó esta mujer que trabaja como pescadera desde hace 50 años.
Ella tampoco ha visto u oído que los pellets del Toconao hayan llegado a las costas de Viana do Castelo: «Los únicos que vienen aquí son los españoles a comprar pescado, pero nada de esos microplásticos, nunca hubo problemas», señaló.
Doña Laura destacó que entre los vecinos del pueblo hay tranquilidad ante una hipotética aparición de esas bolitas en la costa, porque la playa suele estar limpia.
«Aquí no hablamos de contaminación, nada nada, está todo limpio -hizo hincapié-, aquí no se habla nada de eso».