Por Sandra D. Rodríguez Cotto
En Blanco y Negro con Sandra
San Juan, Puerto Rico – El cemí es una de esas cosas arraigadas en nuestro ADN cultural que nos legaron los taínos y un poco, como que nos definen a todos. Los españoles que se toparon con esas piezas en la época de la conquista no las entendían, porque creían que eran objetos que representaban dioses. Pero para los taínos, el cemí en sí era una deidad, un espíritu ancestral o un espíritu de la naturaleza.
Hoy, a más de 530 años de ese primer encuentro de los europeos con los cemíes, los puertorriqueños del siglo 21 los vemos como parte de lo que somos. Son elementos indelebles de nuestra cultura, como piezas en un enorme rompecabezas que define lo que es ser puertorriqueño y antillano.
Es en esa simbología casi mítica y profundamente espiritual en lo que se inspira la reconocida artista plástica e ilustradora Mrinali Álvarez Astacio. Recupera esas memorias ancestrales colectivas y las proyecta como metáforas de nuestra realidad actual en la exposición “Borikén: Isla Cemí”, que abrió anoche en la Galería Guatíbiri en Río Piedras.
“El cemí es como un símbolo bien especial para mí. Siempre me ha gustado. Desde pequeña yo miraba las cordilleras y yo veía cemíes, y siempre me imaginaba que los taínos se inspiraban en los mogotes y las montañas. Así que me encantan las montañas y eran como reflejos de cemíes”, contó Álvarez Astacio.
Es esta muestra, la artista evoca nuestro pasado ancestral, pero lo trae a un presente vibrante, emotivo, lleno de luces y colores en una serie de pinturas en pequeño formato, que de primera instancia parecen ser reflejo de arte naif o típico arte caribeño, pero que cuando uno se detiene a observarlas, es como si estallaran en mil pedazos.
“Yo me fijo en la naturaleza, en la isla. Como sacar un ratito toda la parte social y de las personas, y enfocarme en tratar de entender lo que es Borikén. Pero no me refiero al país que somos, sino a ese nombre de Borikén que le pusieron los taínos cuando en Puerto Rico Libre cuando éramos libres y soberanos de verdad. Quería tratar de imaginar y ver cómo sería hoy un Borikén libre, porque si fuimos ya libres una vez, tal vez entonces existe la esperanza, ¿verdad?”, dijo la artista.
“Siempre he tenido presente una búsqueda de lo que sería un arte boricua, sin influencia europea o americana, ¿verdad? No quise buscar qué seríamos, sino qué somos y cómo lo reflejamos en nuestro arte, y, pues, empecé por los colores”, agregó.
En las piezas que presenta en esta exposición contiene cientos de historias simbólicas en dibujos intricados, que les dan dimensiones y proporciones sorprendentes. Cada una de sus piezas hilvana múltiples niveles de historias con diversidad de colores en distintas luces del día y la noche. La muestra incluye obras recientes en óleo, acrílico, gouache y medios mixtos. Las piezas han sido desarrolladas en formatos sobre lienzo, madera y papel.
“Sí, porque yo quería esa diversidad. Yo estudié con el sobrino del pintor Miguel Pou. Y él me dijo: ‘tú aprende todo el arte europeo porque en el arte eso es importante. Lo que aprendemos en el arte en todo el mundo viene de Europa’. Pero entonces él me dijo, ‘tú aprende y después tienes que traicionarlo todo’. Así que esto fue un proceso de coger la teoría del color europea y olvidarla. Dejarla a un lado, ignorarla y basarme en los colores que yo veo en mi país, en mi naturaleza y buscando esa caribeña y un color descolonizado”, agregó Álvarez Astacio.
“Esta exposición es mi historia. Como, estudié fuera de Puerto Rico, en Estados Unidos y Europa, pues los profesores siempre me criticaban los colores. Me decían que eran muy caribeño, muy étnico, muy folclórico. Entonces yo, que soy ultra rebelde, me defendía diciendo que aquí en Puerto Rico es todo color y por eso siempre decía ‘voy a usar esos colores y más’”, agregó.
Recientemente, Álvarez Astacio regresó a Puerto Rico luego de terminar una maestría y un doctorado en ilustración de libros infantiles de la prestigiosa Universidad de Cambridge en Inglaterra, concretamente en el Cambridge School of Art del Reino Unido. Esos importantes logros académicos enriquecen una trayectoria de reconocimientos obtenidos en Puerto Rico y el extranjero.
Por ejemplo, el año pasado Álvarez Astacio se convirtió en la primera ilustradora-autora en ganar el premio Letras Boricuas de la Andrew W. Mellon Foundation y la Fundación Flamboyán. A lo largo de los últimos 15 años ha publicado como ilustradora y coautora de sobre una veintena de libros infantiles y juveniles. Además, ha recibido numerosos premios por su trabajo, incluyendo los Latino Book Awards y el Capítulo de UNESCO de Puerto Rico, entre otros.
En diciembre 2022, Álvarez Astacio obtuvo el Premio Nacional que otorga PEN Internacional de Puerto Rico en la categoría de literatura para infantes con el libro “Piecitos de Bebé”, y una mención honorífica por las ilustraciones que hizo para el libro “Los colores de Tó” del maestro Antonio Martorell.
Esta prolífica ilustradora puertorriqueña es hija del veterano artista Juan Álvarez O’Neill, esposa del artista gráfico Víctor Maldonado y madre de una artista en desarrollo, Mrinalini Maldonado, quienes, junto a un nutrido grupo de artistas plásticos, periodistas, personalidades del arte y de las comunicaciones, estuvieron anoche apoyándola en la apertura de su exposición.
La exposición “Borikén: Isla Cemí” permanecerá en la Galería Guatibíri (ubicada en la calle César González de Río Piedras) y estará abierta al público hasta el 29 de noviembre de 2023, de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 6:00 p.m.