Washington, 24 mar (EFE) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este martes que le gustaría «abrir el país» para el próximo 12 de abril, ante el temor a las repercusiones económicas de la crisis del coronavirus, mientras los casos se multiplican en el país y el Congreso negocia un multimillonario paquete de estímulo fiscal.
«Me encantaría tener el país abierto y en funcionamiento para (el domingo de) Pascua, (el 12 de abril)», dijo Trump a la cadena conservadora Fox News, la única a la que concede entrevistas.
«Esto ha sido muy doloroso para nuestro país y nos ha desestabilizado mucho, tenemos que volver a trabajar», agregó.
TRUMP CONTRA TODOS
La fecha marcada por el mandatario volvió a generar revuelo en EE.UU. ante la alarma lanzada por Andrew Cuomo, el gobernador del estado de Nueva York, que concentra la mitad de los casos del país, quien advirtió que los contagios se están disparando pese a la cuarentena decretada.
La alerta de Cuomo coincide con la realizada este martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que subrayó que la pandemia del coronavirus se está acelerando y Estados Unidos se está convirtiendo en un foco central por la rapidez de los contagios que se registran allí a un ritmo casi tan rápido como en Europa.
«Cuanto más rápido volvamos (a la normalidad), mejor será», recalcó Trump, quien opinó que la economía puede «recuperarse con fuerza» si las medidas se revierten pronto.
De momento, el mandatario ha dicho que mantendrá hasta el próximo 30 de marzo, como estaba previsto, su recomendación de que los estadounidenses trabajen y se escolaricen desde casa siempre que sea posible, eviten viajes, no acudan a bares o restaurantes y eludan las reuniones de más de diez personas.
LA RECESIÓN SE CIERNE SOBRE EE.UU.
Pero el cada vez mayor y evidente impacto económico de la rápida expansión del virus en EE.UU., que amenaza con llevar al país a una recesión, parece haber forzado el cambio de parecer del mandatario, quien ha centrado en el buen desempeño económico sus bazas de reelección de cara a las elecciones de noviembre.
Las previsiones de varios grandes entidades financieras, como Bank of America o Goldman Sachs, sitúan ya al país en crecimiento económico negativo para este año.
Y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, llegó a advertir que la tasa de desempleo, actualmente en el 3,5 % y en mínimos de medio siglo, podría dispararse por encima del 20 % como consecuencia de la pandemia.
PELEA EN EL CONGRESO POR EL MASIVO ESTÍMULO FISCAL
Mnuchin es precisamente el encargado de negociar en el Congreso con legisladores republicanos y demócratas un multimillonario paquete de estímulo fiscal para contrarrestar los efectos negativos de la crisis, que podría ascender a los $2 billones (un billón = un millón de millones).
De momento, el Senado ha rechazado en dos ocasiones dos propuestas republicanas ante las críticas de la oposición demócrata, que exigía una supervisión estricta de los fondos de apoyo a las empresas y un mayor apoyo a los ciudadanos de a pie.
«Hoy podemos que el drama de Washington se diluya», afirmó Mitch McConnell, líder la mayoría republicana en el Senado, al tender una rama de olivo esta mañana.
Por su parte, y por primera vez, los demócratas han dado señales de que el acuerdo está cercano.
«Hay muchas buenas cosas aquí. En los últimos días hemos realizado enormes progresos», dijo Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en la Cámara Alta, abriendo la puerta al pacto bipartidista.
El plan incluiría varias transferencias directas de efectivos a los ciudadanos, por hasta $1,200 a los adultos y $500 a los menores de edad, así como un fondo de $500,000 millones de asistencia a las empresas en sectores especialmente afectados por el virus, como las aerolíneas, cruceros y hoteles.
Además, contaría con otro fondo de más de $300,000 millones en avales y garantías de préstamo para pequeñas y medianas empresas, y se reforzaría el sistema sanitario con partidas adicionales.