Nueva Delhi (EFE) – Cientos de millones de personas celebran este domingo en la India el festival hindú de Diwali, con cánticos tradicionales en las calles y enormes mantos de luces que decoran las fachadas de las casas, mientras las autoridades no pierden de vista los altos niveles de contaminación del aire.
«¡Les deseo a todos un feliz Diwali! Que este festival especial traiga alegría, prosperidad y maravillosa salud a la vida de todos», celebró hoy el primer ministro indio, Narendra Modi, en la red social X, antes Twitter.
La festividad marca el triunfo mítico del dios Ram contra el demonio Ravana en la actual isla de Sri Lanka y el regreso de la deidad a casa tras pasar catorce años en el exilio, para lo que los habitantes del subcontinente iluminan con luces y velas el camino de vuelta.
Así, las más de 2.2 millones de lámparas de barro que anoche se encendieron en la ciudad de Ayodhya, en el norteño estado de Uttar Pradesh, marcaron un nuevo récord Guinness para la localidad, que batió su propio registro logrado el año anterior de millón y medio de velas encendidas.
Durante este domingo, familiares y amigos se rinden visita e intercambian regalos, en una festividad que sirve para dar comienzo al año nuevo hindú, y cuya entrada en la capital está marcada como ya es habitual por los altos niveles de contaminación del aire.
Sin embargo, las lluvias que Nueva Delhi experimentó en los dos últimos días lograron reducir la polución de «severa» a «pobre», registrándose esta mañana unas concentraciones de partículas PM 2.5, las más dañinas para la salud, de hasta 75 microgramos por metro cúbico de aire, según la compañía suiza IQAir.
Una cifra muy inferior a la que venía registrando en las últimas semanas, cuando varios de los medidores en la capital superaban los 400 microgramos por metro cúbico de aire de PM 2.5, lo que propició el cierre de escuelas, la prohibición de las los trabajos de construcción no esenciales y la entrada de camiones diésel.
Pese a esta mejora, la concentración sigue superando ampliamente las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera peligrosa una exposición diaria a más de 15 microgramos por metro cúbico de aire de estas partículas.
Para atajar los altos niveles de contaminación del aire que Nueva Delhi suele vivir en esta época, cuando la llegada del invierno y la disminución de los vientos impiden la dispersión de los agentes contaminantes, las autoridades vetan desde hace años el lanzamiento de petardos y fuegos artificiales, que contribuían a crear un espeso manto de niebla tóxica en la capital en los días posteriores.
Una prohibición que, sin embargo, no evitó que se escuchasen hoy varias de estas pequeñas explosiones en las calles, aunque en número mucho más reducido que en anteriores ocasiones.
La quema de rastrojos del cultivo de arroz en los estados vecinos a la capital es otra de las prácticas que contribuye a aumentar los niveles de contaminación, por lo que el Tribunal Supremo de la India ordenó a principios de esta semana a los responsables regionales tomar medidas para detenerla.