Santo Domingo (EFE) – A América y a Julio Iglesias los une relación muy especial, no solo a nivel musical -el cantante español es muy admirado y querido y tiene una legión de seguidores- sino también en lo personal, hasta el punto de que el artista, que este sábado cumple 80 años, decidió hace décadas mudarse a este lado del Atlántico.
Desde la dominicana Punta Cana, donde tiene una mansión, hasta Lima, Iglesias -con más de 300 millones de discos vendidos en el mundo de su centenar de álbumes grabados- ha cautivado estas tierras generación tras generación.
República Dominicana, su pasión, y Chile y Perú en el corazón
Nunca ha ocultado su amor por República Dominicana, en especial por Punta Cana, cuyo desarrollo turístico debe mucho al interprete, quien en 2008 llegó a actuar en el Palacio Presidencial dominicano haciendo subir al escenario a su amigo el ya fallecido diseñador Óscar de la Renta para interpretar a dúo «To All the Girls I’ve Loved Before».
«Pude haber vivido en cualquier país del mundo, pero elegí este por todo el amor que siempre me han dado», dijo en una ocasión sobre República Dominicana, cuya nacionalidad ostenta desde hace años y donde cuenta con fieles como Fernando Villalona, a quien Iglesias considera un «maestro» junto a Juan Luis Guerra.
Es «un gran artista, un gran hombre, con mucha disciplina», todo «un referente», declaró a EFE Villalona, uno de los grandes merengueros de la historia dominicana.
Villalona, quien grabó a ritmo de merengue el mundialmente conocido «Quijote» de Iglesias que interpretaron a dúo en un concierto multitudinario en Santo Domingo en 2009, se mostró orgulloso de haber podido cantar con el artista español, alejado de los focos desde 2019 por problemas de salud y la pandemia.
También especial ha sido la relación del cantante con Chile, país al que está estrechamente unido por el Festival Internacional de Viña del Mar. El frustrado portero del Real Madrid se subió a las tablas de esta ciudad en cinco ocasiones, entre 1969 y 1981.
Iglesias ha confesado que tiene a Chile en el corazón y no olvida cómo le ayudó a lanzar su carrera. A este país ha regresado muchas veces y ha llenado siempre estadios. Se dice que en 1991 llegó a cantar para 200,000 personas.
Y Lima, para Iglesias, es «como una canción muy conocida», como aseguró en 2012, la última vez que actuó en Perú.
«Conozco Lima de memoria, he ido como 40 veces, me gusta mucho la gente de Perú, la gente andina, el inca peruano, las montañas peruanas, hace años sobrevolé los Andes y fue inolvidable», afirmó entonces Iglesias, quien confesó que, desde que pisa la capital peruana, solo come ceviche.
Gran admirador del tango argentino y los ritmos brasileños
En Argentina su paso ha estado marcado por rumores de amores, amistades con algunos de los personajes más populares, múltiples apariciones televisivas y discos tributo a uno de sus géneros musicales predilectos, el tango.
Precisamente, en 1996 Iglesias adaptó doce de los temas más conocidos de ese ritmo en su trabajo «Tango», convertido en un éxito internacional con más de cuatro millones de copias vendidas, ocho discos de oro y veintitrés de platino.
«¡Qué raza bella tiene este país! ¡Qué raza guapa! Ojalá que la gente joven de Argentina sienta y baile el tango y nunca se olvide de que es la música más bonita hecha jamás en el siglo XX en el mundo latino», dijo en la multitudinaria presentación del álbum en Mar del Plata.
Brasil no podía ser diferente. Iglesias ha producido discos específicos para el mayor mercado latinoamericano con canciones en portugués, el último de ellos en 2017: «Dois corações», con duetos con grupos de música sertaneja (country brasileña, uno de los ritmos más populares actualmente) como Bruno & Marrone, Zezé Di Camargo & Luciano, Paula Fernandes y Daniel.
También ha grabado con cantantes brasileños como Simone, Nelson Ney y «o rei» de la música romántica Roberto Carlos, de quien se declara admirador.
Según estadísticas del mercado discográfico, Julio Iglesias es el artista internacional más vendido en Brasil con cerca de 15 millones de discos, por delante de Michael Jackson (10 millones), Madonna (4.1 millones) y U2 (2.1 millones).
Iglesias también fue desde los años 70 un habitual de Panamá, país al que calificó de «joya continental» y en el que acarició la idea de realizar inversiones inmobiliarias que finalmente no prosperaron.
En Panamá, además de sus exitosos conciertos, se codeó con las altas esferas y las autoridades políticas, entre ellos el general Omar Torrijos.
Miami como potencia de la música en español
Julio Iglesias fue, además, el primero en reconocer el potencial de Miami como base de la música en español, recordó a EFE Bruno del Granado, de CAA, una de las mayores agencias estadounidense de representación artística.
En Miami han nacido algunos de los álbumes de Iglesias, como «1100 Bel Air Place (1984)», con duetos con artistas como Willie Nelson y Diana Ross, dando a conocer a un mayor público la riqueza de la música latina y elevando a esta ciudad a la esfera musical.
Iglesias también desempeñó un papel crucial en la promoción de Miami, donde tiene una de sus residencias. Invirtiendo en el sector inmobiliario, contribuyó al desarrollo del prestigioso Indian Creek Village, enclave que desde entonces ha acogido a famosos y magnates del mundo.
Como muestra de su amor por la ciudad y sus gentes, sus iniciativas filantrópicas: las becas Julio Iglesias en la Frost School of Music de Miami han ayudado a nuevas generaciones de talentos latinos.