Atenas, Grecia (EFE) – El centro de Grecia sigue sumergido este martes en el barro, ocho días después de que la tormenta «Daniel» azotara la región y provocara inundaciones y riadas que ya han causado 15 víctimas mortales, mientras que miles de personas permanecen sin electricidad o suministro de agua potable.
Pese a que las aguas empezaron a retroceder ayer, lunes, en las zonas más afectadas en las regiones de Karditsa, Trikala y Larisa, el acceso a varios pueblos solo es posible con balsas y botes, pues siguen inundados.
En esas zonas hay escasez de medicamentos, comida y agua potable, según las autoridades regionales, que han advertido de que el riesgo de brotes de enfermedades infecciosas aumenta debido a las masas de agua estancada y los miles de cadáveres de animales de ganado que se ahogaron en ellas durante las riadas.
La parte de la autovía nacional que transcurre por la región y une el sur con el norte de Grecia sigue anegada por cuarto día consecutivo, mientras que los daños en la infraestructura ferroviaria también son extensos.
Una pareja de austríacos recién casados que celebraban su luna de miel en la región de Magnesia siguen desaparecidos desde el pasado día 5.
La capital de esta región, Volos, de 150,000 habitantes, vive su octavo día consecutivo sin suministro de agua potable.
El primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis, señaló que Grecia ha sufrido el «fenómeno meteorológico más extremo en su historia» y aseguró que pedirá «el máximo apoyo por parte de la UE» para atajar las consecuencias de la catástrofe.
El Gobierno griego ya anunció el domingo ayudas de hasta 16,000 euros por cada casa que fue afectada o destruida.
Además de la infraestructura, la catástrofe es también un duro golpe para la agricultura helena, ya que en las áreas damnificadas se encuentra el mayor campo de cultivos del país.