Por Beatriz Pascual Macías
Agencia EFE
Camp David (EE. UU.) – La cumbre entre los líderes de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, Joe Biden, Fumio Kishida y Yoon Suk-yeol, concluyó este viernes con importantes acuerdos para fortalecer su cooperación militar frente a la carrera armamentística de Corea del Norte y el auge militar de China en el Pacífico.
Los espinosos temas abordados contrastaron con el escenario de la cumbre: la serena residencia presidencial de Camp David, anclada en las montañas del estado de Maryland y conocida por haber acogido algunos de los acuerdos más emblemáticos de la diplomacia estadounidense.
Estas fueron las claves del encuentro, que empezó sobre las 10.00 hora local (14.00 GMT) e incluyó un almuerzo entre los tres líderes:
NUEVO ACUERDO DE SEGURIDAD
Uno de los mayores resultados fue la firma de un acuerdo regional de seguridad que incluye una cláusula conocida como «obligación de consulta», un entendimiento que establece que las tres naciones considerarán cualquier amenaza de seguridad contra una de ellas como una amenaza para todas, lo cual implicaría una discusión mutua sobre cómo responder.
En cualquier caso, este nuevo acuerdo representa un punto de partida mínimo en términos de cooperación y está muy lejos del artículo 5 de la OTAN, que establece que un ataque a uno de los miembros se considera un ataque a todos.
A pesar de las diferencias, China ha acusado en el pasado al Gobierno de Biden de intentar establecer una especie de OTAN en la región del Asia-Pacífico, por ejemplo con la creación en 2021 del pacto AUKUS (acrónimo en inglés de Australia, el Reino Unido y Estados Unidos) y con la revitalización del Quad, la alianza defensiva conformada por Japón, Australia, EE.UU. y la India.
EJERCICIOS MILITARES CONJUNTOS
Otro importante resultado de la cumbre es la realización anual de ejercicios militares conjuntos entre los tres países.
Se espera que este acuerdo mejore la colaboración entre Tokio y Seúl, dos naciones que históricamente han tenido menos interacción, a pesar de que ambas participan en ejercicios militares individuales con Washington.
Las maniobras se efectuarán de manera periódica y abarcarán todos los ámbitos de las Fuerzas Armadas, incluyendo tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio, lo que supone un gran avance porque hasta ahora la mayoría de los ejercicios se habían limitado a misiles balísticos y el ámbito marítimo.
La razón principal de esas limitaciones ha sido la tensión durante décadas entre Tokio y Seúl por la brutal colonización japonesa de la península coreana entre 1910 y 1945, que por ejemplo dificulta concebir la presencia de tropas niponas en territorio coreano, explicó a EFE Jeffrey Hornung, experto en Asia-Pacífico de la Corporación RAND.
UNA ESPECIE DE «TELÉFONO ROJO» PARA AGILIZAR LA COMUNICACIÓN
Además, los mandatarios acordaron crear una línea directa para comunicarse de manera más ágil ante cualquier tipo de crisis que pueda afectar a la región del Asia-Pacífico.
Esta línea directa, que evoca la emblemática noción del «teléfono rojo» utilizado entre EE.UU. y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, tiene como objetivo mejorar la comunicación y el intercambio de información tanto en tiempos de paz como de conflicto.
Además, los tres líderes hablaron sobre cómo implementar el alcanzado en junio para intercambiar en tiempo real información de sus radares y satélites con la finalidad de interceptar misiles balísticos, especialmente los provenientes de Corea del Norte.
Yoon explicó en la rueda de prensa final que el intercambio de información empezará antes de que acabe el año y destacó la importancia que tendrá para que las tres naciones puedan detectar rápidamente el lanzamiento de misiles norcoreanos.
Los líderes también anunciaron el establecimiento de un grupo de trabajo para combatir los ciberataques de Corea del Norte, que usa ese tipo de estrategias para conseguir fondos e información para el desarrollo de su programa nuclear.
RECHAZO AL COMPORTAMIENTO «AGRESIVO» DE CHINA
Cada aspecto de la cumbre estuvo cuidadosamente medido, pero hubo un área en la que la expectación se mantuvo hasta el final: la elección de las palabras con las que el comunicado final se referiría a China.
Corea del Sur tradicionalmente ha mantenido relaciones más cercanas con Pekín que Estados Unidos y Japón.
Finalmente, en su declaración, bautizada como «el espíritu de Camp David», los tres líderes condenaron el comportamiento «peligroso» y «agresivo» de Pekín en el Mar de China Meridional, una región que alberga unos 11.000 millones de barriles de petróleo y es objeto de disputa entre China, Taiwán, Brunéi, Indonesia, Filipinas, Malasia y Vietnam.
El comunicado conjunto también mencionó el estrecho de Taiwán, una isla cuya soberanía es reclamada por China, y reafirmó la importancia de mantener la «paz» y la «estabilidad» en esta zona, que es vital para el comercio internacional.
CONSOLIDAR LA COLABORACIÓN A TRES BANDAS
Por último, los tres líderes acordaron celebrar cada año cumbres como la de este viernes para consolidar la colaboración a tres bandas entre Washington, Seúl y Tokio, de manera que no dependa de los vaivenes de su política interna.
Estados Unidos celebra el próximo año elecciones presidenciales, en las que Biden optará a la reelección y podría volver a enfrentarse al expresidente Donald Trump; mientras que Corea del Sur celebra comicios legislativos también en 2024 y Japón tiene previstas elecciones generales en octubre de 2025.
Los resultados de esas contiendas podrían poner en peligro la colaboración entre los tres países, que se ha incrementado en los últimos meses gracias al acercamiento entre Japón y Corea del Sur para resolver algunas de las heridas abiertas por la colonización nipona de la península coreana.
Biden confía en que Japón y Corea del Sur, sus dos mayores socios en Asia-Pacífico, sigan colaborando con el objetivo de poner fin a la hostilidad y que esa alianza pueda servir de contrapeso a China.