París, 22 feb (EFE) – Día y noche, el Instituto Pasteur de París trabaja en una lucha constante contra el coronavirus, tanto en la identificación de nuevos casos como en la búsqueda de una vacuna, aunque esta puede llegar cuando la epidemia haya remitido.
Varios proyectos han sido retenidos en los laboratorios de la centenaria institución para dedicar fondos y esfuerzos al combate contra una enfermedad que surgió en la provincia china de Hubei y que ha provocado más de 2,000 víctimas mortales.
Como otras grandes entidades del mundo, el Pasteur ha puesto su prestigio al servicio del combate contra la enfermedad.
«Algunos proyectos han sido frenados y se da prioridad al coronavirus», explica a Efe el responsable de diagnósticos del instituto, Jean-Claude Manuguerra.
Su equipo ha establecido turnos constantes para que la actividad del laboratorio no se detenga, sobre todo para la identificación de nuevos casos de entre las muestras sospechosas que llegan a sus instalaciones.
El Pasteur ha establecido un protocolo de tratamiento particular, con utensilios descentralizados que facilitan una identificación más cerca del lugar en el que se produce la alerta, lo que ahorra costes y acelera el diagnóstico.
En paralelo, sus investigadores trabajan en la elaboración de una vacuna sobre la base de la que existe para el sarampión, trabajo complementario con el que desarrollan otros laboratorios.
«Hay colaboración pero también competencia. Es importante tener planteamientos diferentes porque no se sabe cual será el mejor», señala Manuguerra.
En el caso de París, ha elegido el sarampión, un virus «ya domesticado» y al cual «se le puede dar el aspecto» del coronavirus.
En cualquier caso, confiesa el investigador, la vacuna no estará lista hasta dentro de «varios meses o incluso varios años».
Por ello, no descarta que cuando se haya conseguido la vacuna la epidemia ya haya remitido, como sucedió con el SRAS, surgida en 2003 y cuya investigación se paró en los test con animales porque ya no había infectados.
En cualquier caso, Manuguerra cree que esas investigaciones pueden servir para el futuro si aparecen otros casos de coronavirus, de la misma forma que los avances que se habían hecho con el SRAS han permitido que se vaya más rápido con el «COVID-19».
El investigador aseguró que ahora están en la fase de buscar un candidato a vacuna, que después tendrá que ser probado en animales, antes de comenzar con los ensayos clínicos con humanos.
El investigador justifica el pánico que se ha generado con el «CORVID-19», muy superior al que tuvieron otros virus con mayor tasa de mortalidad en su forma de transmisión.
Por un lado, explica, porque «no se sabe bien como se trasmite» y, sobre todo, porque se ha revelado que es frecuente el caso de personas que lo han contagiado antes de mostrar síntomas, lo que dificulta mucho el confinamiento de los pacientes.
En ese sentido, señaló, actúa de forma diferente que el ébola o el SRAS, transmitido por pacientes con síntomas, lo que facilitaba el combate contra la enfermedad.
Manuguerra explicó que, en ese sentido, el «CORVID-19» se comporta como el virus de la gripe, cuyos pacientes son altamente contagiosos justo antes de desarrollar la enfermedad, lo que hace «imposible» que desaparezcan las epidemias.
Pese a todo, el investigador destacó que las medidas de confinamiento de los pacientes adoptadas en China están permitiendo que la extensión de la epidemia se atenúe, al tiempo que destacó que el peligro puede venir del hecho de que la enfermedad llegue a países con menos medios para combatir el virus.