Por Dr. Héctor Tavárez
Especial para EyBoricua
San Juan, Puerto Rico – La agricultura es crucial en cualquier país por su contribución a la seguridad alimentaria y por su impacto a la economía. En términos de seguridad alimentaria, la agricultura local no solo provee alimentos frescos a nuestra población, sino que también permite la disponibilidad de alimentos en tiempos de escasez.
Desde una perspectiva económica, contribuye a la economía general del país, crea empleos directos en zonas rurales marginadas e indirectos en múltiples regiones que reciben sus productos, y contribuye a otros sectores de la economía, como la manufactura, los restaurantes e, incluso, el turismo.
Por otro lado, en términos ambientales, es importante conservar los recursos debido a la interdependencia existente con la agricultura. Sin embargo, las malas prácticas de manejo en la agricultura pueden comprometer la sustentabilidad de los recursos, afectando la propia agricultura y los ingresos a largo plazo. ¿Existen alternativas a la agricultura convencional? ¿Son estas alternativas económicamente viables? ¿Qué son los sistemas agroecológicos? ¿Cuáles son algunos elementos de los sistemas agroecológicos?
A continuación, se expande sobre este tema.
Los sistemas agroecológicos promueven la calidad ambiental, la agricultura sostenible y el acceso a alimentos en comunidades marginadas. Además, este sistema de producción promueve que los alimentos sean más sanos y seguros, reduciendo las distancias recorridas para llegar al consumidor y su manejo antes de llegar a estos. Una de las ventajas de los sistemas agroecológicos es la reducción de dependencia de insumos de producción externos, lo cual es crítico en momentos de escasez de recursos y luego de un desastre natural.
Además, entre las metas de los sistemas agroecológicos se encuentra intercambiar conocimiento con los residentes en zonas circundantes y crear una cadena de apoyo mutuo entre agricultores regionales que puedan identificar necesidades en común para encontrar soluciones sostenibles, compartiendo técnicas de manejo ecológicas, lo cual puede ofrecer beneficios a largo plazo a nivel social y agrícola. Las comunidades educadas han facilitado en ocasiones hasta trabajo voluntario, reduciendo costos de producción.
Existen prácticas de manejo que contribuyen a que un sistema sea agroecológico. Entre ellas, que se utilicen estrategias o tecnologías que minimicen el consumo de agua y el impacto al suelo. El agua es un recurso vital tanto para consumo doméstico, como para las industrias de la manufactura y para la producción agrícola, y, por lo tanto, conservarla es fundamental para nuestra existencia.
La rotación adecuada del ganado promueve la salud ambiental debido a que evita la compactación excesiva del suelo. Los suelos compactados son menos eficientes en cuanto al secuestro de carbono y no producen la misma cantidad de hierbas para el pastoreo.
El uso de plantas cobertoras, como la mostaza y la crotalaria juncea, mejoran la salud del suelo, preservan la humedad, añaden biodiversidad y contribuyen a reducir la erosión del suelo, aumentando la resiliencia de la producción agrícola.
El uso de abono natural, como el proveniente de biodigestores al combinar principalmente excrementos (de animales y humanos) y desechos vegetativos, promueve la salud del suelo y reduce el uso de fertilizantes sintéticos en la agricultura. La labranza mínima que promueve los sistemas agroecológicos también contribuye a minimizar el impacto al suelo.
El policultivo es otro elemento importante de un sistema agroecológico debido a que estos promueven la diversidad de especies, controlando naturalmente las plagas y enfermedades, lo cual contribuye a la reducción del uso de plaguicidas.
Lamentablemente, cuando los sistemas agrícolas no promueven la salud ambiental, los agricultores tienen que incurrir en costos adicionales para restaurar o compensar los daños ocasionados. Por ejemplo, ante la falta de diversidad de especies, los agricultores tienen que gastar más dinero en agroquímicos para controlar plagas y enfermedades. Cuando no se tiene acceso a abonos naturales ricos en nutrientes, los agricultores tienen que incurrir a la utilización de fertilizantes sintéticos para mejorar las características del suelo para una mayor producción de los cultivos agrícolas.
La agroforestería tiene elementos de sistemas agroecológicos. Este es un sistema que combina la siembra de árboles y arbustos en la producción agrícola. Básicamente, este sistema muestra como el ambiente y la agricultura pueden harmonizar. Los sistemas agroforestales aumentan la diversidad de especies, salud del suelo, y abundancia y calidad del agua, los cuales mejoran la producción de cultivos. Algunos agricultores en Puerto Rico nos han mencionado que el uso de insumos disminuyó considerablemente, cerca de un 70%, luego de incorporar árboles y plantas ornamentales en la producción agrícola (es importante mencionar que la plantación de árboles en estas fincas fue masiva).
Adicionalmente, estos sistemas ofrecen sombra para que los obreros agrícolas puedan trabajar cómodamente y, incluso, trabajar más horas durante la fase de cosecha.
Igualmente, los sistemas silvopastoriles tienen elementos de sistemas agroecológicos. Este es un sistema que integra árboles y arbustos en la producción ganadera. Al igual que la agroforestería, los sistemas silvopastoriles aumentan los servicios ecosistémicos en la región.
El pastoreo de animales de granja bajo árboles les proporciona cobijo y forraje, mientras que su estiércol enriquece el suelo, promoviendo suelos fértiles para el herbaje. Estudios pasados también han encontrado que el uso de árboles reduce el estrés por calor del ganado, aumentando la producción de leche. El estrés por calor también afecta indirectamente la eficiencia de producción de carne.
La agricultura orgánica también posee elementos de un sistema agroecológico, debido a que cumple con varios conceptos de este sistema de producción. Todos los agricultores orgánicos en Puerto Rico, por ejemplo, deben cumplir con un estricto conjunto de estándares establecidos por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Estos estándares garantizan un mayor bienestar animal, menos plaguicidas y cero antibióticos y organismos genéticamente modificados (GMOs). Las prácticas orgánicas también respaldan más empleos en las fincas agrícolas y suelos saludables en la granja.
Globalmente, la primera opción para comercializar los productos agroecológicos son las comunidades, ya sea con dinero o en ocasiones por medio de trueque. Sin embargo, luego de comercializar estos productos agrícolas en las comunidades, los agricultores regularmente venden sus productos en mercados agrícolas o familiares a grupos de consumidores que están interesados en este tipo de producto. Los precios que se observan en los mercados son regularmente mayores a los que se observan en las góndolas de supermercados, reflejando el compromiso y esfuerzo del agricultor y un precio más real de los productos agrícolas que reducen la huella ambiental.
Los sistemas agroecológicos tienen otro beneficio, el cual está asociado al mercadeo. Existe evidencia suficiente de estudios internacionales, incluyendo a Puerto Rico, que han encontrado grupos de consumidores interesados en productos agrícolas originados de forma amigable con el ambiente, o “ecoamigables”. Por ejemplo, los estudios realizados por Tavárez et al. (2020) y Tavárez y Álamo (2021) muestran que algunos consumidores están dispuestos a pagar un precio adicional por café y leche de vaca, respectivamente, producidos en un sistema amigable con el ambiente. Tavárez y Álamo (2021) también encontraron que existen grupos de consumidores que están dispuestos a pagar un precio adicional si la producción de leche de vaca respalda el bienestar del animal, lo que está alineado con la misión y visión de los sistemas silvopastoriles. Además, es de común conocimiento que existen grupos de consumidores interesados en productos orgánicos.
A pesar de que los sistemas agroecológicos tienen numerosas ventajas, también hay algunos obstáculos y contratiempos que se deben considerar cuando se decide adoptar estas prácticas en la finca. Por ejemplo, estos sistemas son generalmente más intensos en mano de obra, lo que requiere personal por periodos más prolongados, un asunto que en Puerto Rico particularmente puede ser un problema debido a la disponibilidad de mano de obra en la agricultura.
Otra preocupación es mantener un mínimo de producción constante para satisfacer la demanda y requisitos establecidos por intermediarios o suplidores. Dada la naturaleza de los sistemas agroecológicos, se trata de mantener una finca diversificada, lo que compromete un poco las exigencias de los suplidores, afectando la rentabilidad de las prácticas agroecológicas.
Otro asunto es que, para mantener unos ingresos más elevados, los agricultores en ocasiones tienen un segundo trabajo o diversifican los ingresos provenientes de la finca con actividades complementarias, incluyendo talleres educativos, agroturismo, alojamiento, entre otros. Como resultado, para muchos agricultores es un reto o se les dificulta cumplir con los requisitos para obtener la certificación de agricultor bonafide, y esto les impide obtener otros beneficios para el desarrollo de su producción. Otra desventaja es la cuantiosa cantidad de importaciones de productos agrícolas a la isla donde podemos observar que se crean barreras y desigualdades en las ventas y distribución por la competencia en costos, ocasionando en muchas ocasiones pérdidas en la producción local.
Para concluir, los sistemas agroecológicos promueven una producción agrícola más sostenible, comparada con los sistemas convencionales. Además, ayudan a reducir algunos costos de producción, mientras atienden un segmento de la población interesada en productos agrícolas diferenciados que tomen en consideración la protección del ambiente y la seguridad alimentaria.
En Puerto Rico el concepto agroecológico se ha romantizado bastante, pero lamentablemente es un reto trabajar una agricultura sostenible si continuamos dentro del sistema actual donde predomina un consumo inconsciente en términos económico, ambiental y de seguridad alimentaria.
El Departamento de Agricultura de Puerto Rico, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, el Servicio de Conservación de Recursos Naturales (NRCS, por sus siglas en inglés), las organizaciones no gubernamentales (ONGs) orientadas a mejorar la calidad ambiental y agricultura sostenible, entre otras instituciones, deben trabajar en conjunto para que los recursos y educación lleguen a los agricultores puertorriqueños.
Algunas entidades como el Servicio de Extensión Agrícola y la Estación Experimental Agrícola de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, y muchas ONGs, como el Centro Empresarial para la Mujer en la Agricultura (CEMA), Cafiesencia, Para la Naturaleza y el Instituto para la Investigación y Acción en Agroecología, proveen recursos, asesoría o educación sobre prácticas de manejo amigables con el ambiente, lo que ayuda a impulsar los sistemas agroecológicos.
El Dr. Héctor Tavárez es catedrático asociado en el departamento de Economía Agrícola y Sociología Rural de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez.
Referencias
Tavárez, H., Álamo, C., & Cortés, M. (2020). Cafés diferenciados y sus mercados potenciales en Puerto Rico: Un enfoque de valoración económica. Economía Agraria y Recursos Naturales, 20(2), 51-72. https://doi.org/10.7201/earn.2020.02.03.
Tavárez, H., & Álamo, C. (2021). Using choice experiments to estimate the value of differentiated cow’s milk in Puerto Rico. Frontiers in Sustainable Food Systems, 5: 1-12. https://doi.org/10.3389/fsufs.2021.671049