Jerusalén, Israel (Sara Gómez Armas / EFE) – El Museo Torre de David, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, reabre hoy sus puertas al público después de 10 años de planificación y tres de construcción para convertir la antigua ciudadela en el principal museo de la urbe, un recorrido interactivo por 4,000 años de historia de una ciudad que fue durante siglos el centro del mundo para judíos, cristianos y musulmanes, en permanente coexistencia y conflicto.
Todo el proyecto, valorado en $50 millones, se ha llevado a cabo íntegramente por instituciones oficiales y fundaciones israelíes -como la Autoridad de Antigüedades de Israel, el Ministerio sobre Asuntos de Jerusalén, la alcaldía de la ciudad o la fundación Clore Israel- aunque el museo se ubica en Jerusalén Este, mitad de la urbe destinada a ser la capital de los palestinos que Israel ocupó en 1967 y se anexionó unilateralmente en 1980.
«La ciudadela de la Torre de David es la puerta de entrada a la Ciudad Vieja de Jerusalén. Y ahora es el único lugar del mundo que cuenta toda la historia de la ciudad, desde el principio hace 4,000 años. Queremos que el visitante conozca todo sobre la historia, la arqueología y la cultura, implicarlo mediante la tecnología, animaciones, 3-D, además de mostrar evidencias arqueológicas del pasado», explicó a EFE la directora y curadora principal del Museo Torre de David, Eilat Lieber.
20,000 metros cuadrados de exposición
Con este fin, el área de exhibición del museo -inaugurado en 1989- se ha duplicado hasta los 20,000 metros cuadrados, a través de diez galerías temáticas completamente nuevas en las que se explica la importancia vital de la ciudad para las tres principales religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam, recreando modelos del Segundo Templo judío, de la Iglesia del Santo Sepulcro o de la mezquita de la Cúpula de la Roca.
Además, el museo ha diseñado un muro multimedia interactivo de 12 metros, que recorre cronológicamente toda la historia de la ciudad santa, desde los canaanitas hasta la creación del Estado de Israel en 1948; explica los principales hitos históricos y además los compara con otros eventos que ocurrían en otras partes del mundo.
Nada más entrar, el visitante se topa con una proyección animada de tres minutos en la que el renombrado cineasta israelí Ari Foldman -creador de las películas animadas «Donde está Anna Frank» (2021) o «Vals con Bashir» (2008)- resume la historia de Jerusalén, un aperitivo para todo lo que viene después.
«El reto era hacer la historia interesante. Nosotros, los historiadores, sabemos que la historia es fascinante, pero el desafío era que lo fuera también para los demás. Por eso llamamos a los mejores artistas de Israel para crear una bella exposición con múltiples formatos», aclaró Lieber.
La experiencia inmersiva -con instalaciones de vídeo 360, una esfera y 14 mapas interactivos o maquetas digitales- se completa con objetos de inmenso valor histórico, como restos arqueológicos encontrados en ese mismo espacio de la ciudadela de la Torre de David, algunos con 1.500 años de antigüedad y exhibidos por primera vez; o las propias murallas del recinto, sometidas a un intenso trabajo de conservación, así como el minarete de la época musulmana.
Maqueta de 1873
Entre las piezas más importantes del renovado museo figura una maqueta de la ciudad realizada por Stefan Illés, a encargo de los otomanos que gobernaban entonces, para la Exposición Universal de Viena de 1873, que es una de las recreaciones más exactas y fidedignas de la urbe nunca realizadas.
Por avatares de la convulsa historia en Europa a principios del siglo XX, se perdió el rastro de la maqueta, que fue encontrada años después, gracias al empeño de un grupo de arqueólogos de la Universidad Hebrea, guardada en una institución calvinista de Ginebra, Suiza.
«Queremos que el visitante sea activo, que pueda tocar las pantallas, jugar, palpar la historia y descubrir todo el contenido. Al final, se trata de descubrir Jerusalén, porque este museo se concibió para contar la historia de Jerusalén», indico la directora del museo, donde la historia se narra desde sus propios muros, los más antiguos datan de hace 3,000 años y los más nuevos del siglo XV.
La ciudadela de la Torre de David fue casi siempre la fortaleza que defendía la ciudad y sus gobernantes residieron allí miles de años. Allí los soldados de Ezequías construyeron un primer muro, los hasmoneos lanzaron ballestas, Herodes erigió un magnífico palacio, los cruzados cavaron túneles, y los mamelucos construyeron el famoso minarete.
Todo ello, en «el lugar más hermoso de la ciudad», como lo describió en 1917 Ronald Storrs, el primer gobernador británico de Jerusalén.