Esta fue una semana bien interesante para el futuro de Puerto Rico donde se develaron muchas cosas sobre estatus desde Washington y Nueva York, pero pocos lo internalizan. Los protagonistas fueron Juan Dalmau y Pedro Pierluisi.
El gobernador Pierluisi anunció con bombos y platillos desde Nueva York que había sido exitoso vendiendo al país y que Puerto Rico es el “imán de nuevas oportunidades”.
Hay que creerle porque literalmente crearon una cumbre económica para vender a Puerto Rico como destino de inversión. Nótese que escribí el verbo vender, no promover. Fue a vendérselo pedazo por pedazo a todos los inversionistas extranjeros que se están quedando con el país, en el que dentro de poco tiempo vislumbran que los pocos puertorriqueños que no se vayan, seamos sirvientes de esos extranjeros. El plan lo habían trazado hace años otros líderes del Partido Nuevo Progresista y era claro: un Puerto Rico sin puertorriqueños.
En contraste, uno que sí tuvo un éxito arrollador en Estados Unidos pero que ha sido extremadamente cauteloso en no alardear, fue el secretario general del Partido Independentista Puertorriqueño, Juan Dalmau.
Los pipiolos anunciaron que el viaje fue positivo y sólo publicitaron unas fotos de Dalmau con la congresista de origen boricua Alexandria Ocasio Cortés. Es obvia la parquedad y el recelo de no decir con quién más estuvo reunido porque saben que si dicen los nombres de los legisladores visitados, los pepenés y populares, y sus cabilderos, aterrizarán a boicotear sus mensajes.
La cuestión es que en Washington las cosas se saben y varias fuentes de este medio han estado hablando. No hubo una sola que no dijera que estaban sorprendidos y hasta “fascinados” con Dalmau y su mensaje. Lo catalogaron de “refrescante”. Dijeron que están acostumbrados a ver cabilderos, políticos y oficiales de Puerto Rico mendigando fondos federales, pidiendo dinero, pero Dalmau no hizo nada de eso.
“He actually came here with questions on how we can work together to solve this issue and decolonize. He didn’t say bad things, he didn’t say any anti-American. He was completely refreshing”, dijo una de las fuentes consultadas en la capital federal, vinculada a los republicanos. (“De hecho, él vino aquí con preguntas sobre cómo podemos trabajar juntos para resolver este problema y descolonizar. No dijo cosas malas, no dijo nada antiamericano, no pidió dinero. Fue completamente refrescante”)
Pero recordemos que este viaje de Dalmau se da luego de que publicamos en este mismo espacio en ¡Ey! Boricua el domingo pasado que en Washington estaba circulando entre congresistas y sus ayudantes el documento titulado “El Protocolo Albizu”. Se trató de un informe de tres páginas con algunas de las ideas que había dejado el líder nacionalista sobre el estatus de Puerto Rico hace casi 60 años. Otros conocidos políticos que han hablado de temas similares incluyen al excandidato a Washington por el Partido Popular Democrático, Rafael Cox Alomar, quien incluso, a principios de año presentó dos libros sobre el tema del estatus de la isla, titulados “The Puerto Rico Constitution” y “Hacia un nuevo orden de las cosas”.
Además, hay que contar con el trabajo que vienen realizando muchos grupos de puertorriqueños en la diáspora que ya no responden a los dictámenes y políticas de los partidos tradicionales en Puerto Rico. Tienen poder político y económico, y en Washington los escuchan más que a los de aquí. Ese escenario ha provocado la desesperación en el PNP, y un poco menos en el PPD, porque ya saben que la llamada diáspora no se va a dejar imponer discursos de nadie. Por eso la insistencia en ocultar lo que hizo Dalmau, y el mismo Pierluisi.
Recordemos además que la diáspora se activó y fue a piquetearle al Gobernador en Nueva York. En los medios neoyorquinos circuló un vídeo donde gente insultó y le gritó “vende patria” al director ejecutivo de la Junta de Control Fiscal, de ascendencia boricua, Robert Mujica. Eso no salió en los medios en Puerto Rico, pero sí en las redes sociales.
La pregunta es ¿qué va a pasar ahora?, y la realidad es que los americanos están claros. No quieren “igualdad diferente” que es lo que plantean los estadistas. El mensaje que llevan de estadidad es uno de ser estado con legislatura, judicatura y gobierno hablando en español, con Miss Universe y Comité Olímpico, pero eso no es igualdad. Para los congresistas, especialmente los republicanos, igualdad conlleva la total asimilación, integración y aculturación de los puertorriqueños al sistema americano con el English-only en el gobierno estatal. Eso es imposible para los penepés, como admitió el propio Pierluisi hace dos semanas.
Mientras todo esto pasaba, hubo un ataque directo de políticos del PNP en contra del anuncio que hicieron el PIP y Victoria Ciudadana de impugnar la ley que prohíbe las alianzas partidistas. Los medios corporativos cubrieron la noticia parcamente como hicieron con los viajes de Dalmau y Pierluisi. Minimizan la importancia porque al bipartidismo no le conviene darle alas a la diversidad ya que la mayoría de los grandes medios dependen del dinero que reciben en anuncios del gobierno. Quieren que todo se mantenga igual.
Solucionar el estatus se consigue de dos maneras: o se organiza una lucha armada contra la metrópolis como hizo George Washington ante los ingleses y logró la independencia de los Estados Unidos, o se negocia.
Los independentistas en Puerto Rico saben que no pueden ir a una lucha armada porque los intentos pasados bajo nacionalistas o más recientemente con organizaciones como los Macheteros, fueron aplacados mediante el asesinato y la persecusión. Así que no hay guerra. Optan por ir a hablar y ya era hora de que lo hicieran. La opción es hablar con claridad y negociar una salida. Eso fue lo que hizo Dalmau y por más que hayan querido ocultarlo en los medios corporativos, él sí fue exitoso.
Conseguir un cambio en Washington no es ir a hacer mítines o decirles a los congresistas que van a tener más poder que ellos mismos con más senadores y congresistas. Los americanos no quieren que nadie los mande, mucho menos gente de una colonia, y no se van a dejar manipular tan fácilmente. Ese es el problema del PNP y de los cabilderos por la estadidad, que no plantean la realidad. Por eso los pocos que saben hablar inglés de esos cabilderos por la estadidad pagados por el pueblo, no han logrado conseguir que los atiendan. Eso es la verdad irrefutable.
Además, el americano sabe que aquí el país está frustrado y dividido. Están claros en que más del 30% del electorado votó por algo que no fuera estadidad en las últimas elecciones.
En síntesis, lo que se está viendo en los Estados Unidos sobre el estatus de Puerto Rico es un cambio de narrativa. Ese cambio de narrativa tiene a los PNP y a los PPD aterrados. Sus aliados locales quieren mantener dormido al pueblo para que no se dé cuenta de lo que sucede.
Pero en Washington, y más que nada, en la diáspora puertorriqueña, están más que claros. O siguen con el bipartidismo PNP-PPD que forma una especie de empresa criminal conjunta que vive del estatus y que permite el paraíso fiscal que gente como Fahad Gafar, Brock Pierce y Paulson no paguen ni impuestos locales y tampoco IRS sobre sus ganancias de capital a USA, o cambian de narrativa. Viene un cambio, y no lo que hizo Pierluisi, sino lo que hizo Dalmau, traerá cola.
Por Sandra D. Rodríguez Cotto