San Juan – Una segunda población de coquí llanero, una especie endémica y en peligro de extinción, fue descubierta en la Reserva Natural Caño Tiburones en Arecibo, por el biólogo y agrónomo Alcides L. Morales Pérez, informó Para la Naturaleza.
El descubrimiento fue uno fortuito. Morales Pérez, quien labora en la organización sin fines de lucro Para la Naturaleza como coordinador de Manejo de la Reserva Natural Hacienda La Esperanza, entró al Cano Tiburones para buscar semillas de palma real, cuando sin proponérselo dio con el coquí llanero.
Previo a este hallazgo, se creía que el coquí llanero habitaba solamente en un humedal en Toa Baja.
Inicialmente, Morales Pérez pensó que el sonido que escuchó se trataba de una ranita común. Sin embargo, se quedó con la duda, por lo que consultó con los colegas Omar Monzón Carmona, especialista de Conservación y Biodiversidad, y Carlos Andrés Rodríguez Gómez, herpetólogo (especialista de anfibios y reptiles) y coordinador de Ecodetour, quienes compararon los sonidos con la vocalización registrada como referencia del coquí llanero.
Semanas más tarde, Morales Pérez y Monzón Carmona, junto con sus colegas Rodríguez Gómez, Daniel Montalvo Serrano y el biólogo Louis Santiago Brevan, notificaron el hallazgo de esta población de coquí llanero al USFWS en Puerto Rico y solicitaron permiso a la agencia para fotografiar los individuos hallados. Personal de la agencia visitó la Reserva Natural Caño Tiburones en Arecibo para corroborar y determinar acciones de conservación.
En la visita, lograron fotografiar tres ejemplares de coquí llanero, un macho cantor, una hembra adulta y un juvenil. También documentaron tres huevos puestos en el costado de una hoja.
El hallazgo fue corroborado y publicado en la revista científica Herpetological Review, publicada por la Sociedad para el Estudio de Anfibios y Reptiles.
Especie endémica más pequeña de coquí
El coquí llanero (Eleutherodactylus juanariveroi), especie descubierta en 2005 por el doctor Neftalí Ríos López, es la especie de rana más pequeña de Puerto Rico. El tamaño promedio es 14.7 milímetros para los machos y 15.8 milímetros para las hembras.
Su coloración va desde castaño claro a amarillo, con el vientre amarillo metálico, y posee dos glándulas parótidas (post timpánicas) conspicuas. Tiene la menor capacidad de reproducción entre los coquíes puertorriqueños, produciendo las camadas más pequeñas, con un promedio de solo tres huevos por camada.
La frecuencia de vocalización es la más alta para las especies de anfibios presentes en Puerto Rico (aproximadamente 8 kHz), lo que dificulta su detección. Su vocalización es un “chip” de alta frecuencia.
Acciones para asegurar la protección de especies amenazadas
“Para asegurar la protección y la salud de las poblaciones de esta especie es imprescindible conservar los hábitats en los que se encuentran”, dijo Glorimar Toledo Soto, coordinadora de Proyectos de Conservación y Biodiversidad en Para la Naturaleza. Soto explicó que los ciudadanos tienen el deber de educarse sobre estos ecosistemas para interactuar con ellos responsablemente y tomar acciones informadas para asegurar su protección.