Madrid (EFE) – Gobiernos, políticos y ecologistas han celebrado la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente de Brasil y su compromiso en lo que será una nueva era para salvar a la Amazonia de una degradación «cercana a un punto de no retorno» tras haber aumentado su devastación en los últimos años.
Desde que Jair Bolsonaro llegó al Gobierno, en enero de 2019, la deforestación ha ido en progresivo aumento, hasta situarse en 13,235 kilómetros cuadrados el área devastada de la Amazonia en 2021, según los últimos datos oficiales, aunque sin llegar al pico de destrucción de 1995, con 29,059 kilómetros cuadrados, o 27,772 en 2004, cuando empezó a descender, con Lula da Silva en el Gobierno.
A nivel europeo, los máximos responsables de las instituciones han felicitado a Lula da Silva por los resultados: «estoy deseando trabajar contigo para abordar apremiantes desafíos globales», como el cambio climático, ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en lo que ha coincidido también con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el español Josep Borrell, ha instado a «profundizar la relación con Brasil en todas las áreas de interés mutuo», entre otras, el medio ambiente y el cambio climático.
El Gobierno noruego por su parte, se ha mostrado dispuesto a desbloquear las aportaciones al Fondo Amazonía para la protección ambiental suspendidas desde hace tres años -del cual es el principal patrocinador junto a Alemania- por el aumento de la deforestación de la Amazonia durante el hasta ahora Gobierno de Jair Bolsonaro.
También los ecologistas han manifestado este lunes su satisfacción por la victoria de Lula da Silva y su compromiso con el medio ambiente y la defensa de la Amazonia, al borde de «un punto de inflexión catastrófico», han advertido distintas organizaciones.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha dicho que los brasileños han decidido «apostar por el progreso y la esperanza» y que trabajará con Lula da Silva en asuntos como el cambio climático.
La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha felicitado en un «tuit» al Gobierno de Lula da Silva, y al pueblo brasileño, por un «resultado en el que triunfan el bienestar de todos y la lucha contra la crisis climática».
Por su parte, la presidenta del partido socialista y exministra, Cristina Narbona, ha advertido de que «si hubiera continuado Bolsonaro, la degradación de la Amazonia habría agravado de forma irreversible el avance del calentamiento global, ya que según los expertos, se está acercando a un punto de no retorno, con efectos devastadores para el conjunto del planeta».
Ha recordado que la política ambiental será prioridad para Lula da Silva no sólo nacional, como él mismo ha dicho, sino también de la política exterior del país, algo «crucial, en este momento, en el que la aceleración de los efectos del cambio climático exige mayor determinación de todos los líderes políticos».
De acuerdo a los últimos datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), del Ministerio de la Ciencia, Tecnología e Innovaciones de Brasil, dentro del proyecto de monitorización por satélite (PRODES), la tasa estimada de deforestación de la Amazonia brasileña fue de 13.235 kilómetros cuadrados desde el 1 de agosto de 2020, al 31 de julio de 2021.
Según el mapeo en base a imágenes del satélite Landsat para cuantificar las áreas deforestadas, en 2021 aumentó la superficie afectada el 21,97 % respecto al año anterior, para los nueve estados que comprende la Amazonia brasileña.
Desde los grupos ecologistas, Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, ha advertido de que la Amazonia está «al borde de un punto de inflexión catastrófico, por la deforestación desbocada de los últimos años».
No sólo por la destrucción a gran escala de la biodiversidad y la vulneración de derechos de los indígenas, ha dicho, sino porque zonas inmensas de bosques primarios -hasta ahora sumideros- se han convertido en emisores de carbono agravando el calentamiento global.
También Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace, ha celebrado el cambio de Gobierno en Brasil y ha dicho que «seguiremos críticos y presionando a los gobiernos y empresas» en favor del medio ambiente y el desarrollo sostenible en Brasil».
Para Ecologistas en Acción, la victoria de Lula da Silva supone «un respiro para frenar la destrucción de la Amazonia y la violación de los derechos humanos».
Desde el colectivo de jóvenes Fridays for Future (FFF) el nuevo Gobierno en Brasil abre la puerta a un futuro con justicia social y climática. Por otra parte, Álvaro Rodríguez, coordinador para España de «The Climate Reality Project, fundado por el ex vicepresidente estadounidense Al Gore, ha lamentado que la Amazonia es «una de las áreas del planeta más amenazada por la crisis climática».
Desde Europa, el ministro de Clima y Medio Ambiente noruego, Espen Barth Eide, ha tildado de «muy grave el aumento significativo de la deforestación» durante el Gobierno de Jair Bolsonaro.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha instado a la cooperación con el nuevo gobierno brasileño frente a la lucha climática, y para el presidente francés, Emmanuel Macron, se abre un nuevo capítulo de la historia de Brasil para enfrentar juntos muchos desafíos comunes – Francia es uno de los países que bloquea la ratificación del acuerdo Mercosur-UE por el aumento de la deforestación de la Amazonia.
Por su parte, el ministro de Exteriores luso, João Gomes Cravinho, ha valorado entre otras, la promesa de cero desforestación en el Amazonas de Lula da Silva, «una medida fundamental para combatir las alteraciones climáticas y la pérdida de biodiversidad».