Más que comentar u opinar, el nivel de la corrupción política y mediática en Puerto Rico hace tiempo que hizo metástasis. Es un cáncer que nos carcome y nos aniquila como sociedad. Los sectores políticos y económicos que viven del engaño manipulan, compran medios, maquillan realidades, y en el camino destruyen a sus propios partidos, a sus ideologías, y obvio, al pueblo.
Eso es lo que pasa en Puerto Rico con la práctica de comprar las opiniones que vierten los mal llamados “analistas políticos” en los medios de comunicación para que la gente crea lo que dicen, y formen opinión. yo les llamo “opinantes”, porque opinan de todo y no dicen sus dedos amarrados con lo que defienden. Están esos, y están los que se dejan comprar y no cuestionan la manipulación. Son cómplices del engaño a la gente.
Es que estamos en una guerra psicológica y nadie se atreve a aceptarlo. No es de ahora, sino de hace tiempo, y tampoco es algo exclusivo a Puerto Rico. Pasa en todo el mundo, sólo que aquí es más fuerte, quizás porque es un territorio pequeño y resulta más obvio ir contra la corriente. Quizás por eso poca gente se atreve a combatirlo. En ese ejercicio de guerra psicológica los medios de comunicación juegan un papel clave porque prevalece la falsificación, el adulterar la verdad. La manipulación mediática se ejerce en función de controlar al pueblo.
El Verano de 2019 ayudó bastante a que estos temas se discutieran públicamente, más allá de lo que hacíamos especialistas en la comunicación o quienes llevamos tiempo publicando libros y ensayos analizando estas cosas. Más o menos en una semana como esta, hace tres años, todo el mundo vio en ese chat como una gente delineaba estrategias para engañar, y usaban el acceso al gobierno para su conveniencia. Pero del 2019 para acá, esto ha seguido y pocos se atreven a confrontarlo.
Uno de los pocos que lo ha dicho sostenidamente es el excandidato a alcalde de San Juan por el Movimiento Victoria Ciudadana, Manuel Natal. Varios vídeos que publicó en las redes sociales y denuncias que hizo mientras fue legislador del Partido Popular y como independiente, así lo corroboran. No me cabe la menor duda de que esto le generó a él y a su pareja, la excandidata a la gobernación, Alexandra Lúgaro, muchas de las campañas de odio en su contra.
Creo que Natal se dio cuenta de que no hay de otra. Hay que combatir la manipulación mediática. Y eso fue lo que el volvió a hacer el jueves en una serie de mensajes que publicó en las redes sociales de Twitter y Facebook donde demuestra con pruebas ese maridaje de la corrupción y la política para engañar a la gente. Que conste, intenté varias veces conseguirlo para preguntarle como consiguió esos datos, antes de escribir esta columna, pero él no me respondió.
NATAL REVELA ESQUEMA
El punto es que Natal publicó con detalle cómo opera parte de este sistema. Es un sistema donde se le otorgan créditos contributivos a los medios de comunicación que estén dispuestos a lavarle la cara al gobierno. Es decir, a engañar o a solo dar su punto de vista. Algo así como hacen en Cuba que solo hay una versión de las cosas, pero ellos no le llaman comunismo ni fascismo. Ni admiten que es un engaño.
La realidad es que los medios, como negocios que son, tienen derecho a buscar beneficios y a incrementar ganancias. El problema es que muchos se olvidan de su rol social. Menos piensan en la ética. Por eso forman parte del esquema. Le dan espacio a los que mienten, con tal de recibir fondos. Eso es lo que se refleja en los tuits que publicó Natal.
A dos meses de haber renunciado a su puesto como secretario de Asuntos Públicos, y cuando todavía participaba del infame chat de Telegram de los “Boys de Rosselló”, Ramón Rosario Cortés usaba su acceso al gobierno para conseguir clientes privados.
Según se desprende del contrato que presentó Natal, Rosario Cortés gestionaba incentivos para la cadena de radio y televisión SBS, y recibiría $3,500 por cada decreto.
Esto incluye los incentivos para pagar comentarios “favorables” en programas como el de Kobbo Santarrosa, que para ese entonces salía por SBS-Mega TV. Ahora está en TeleOnce. Recordemos que algo así trascendió en el caso del exproductor de SBS, Sixto George. En ese caso trascendió públicamente la alegación de que él pagaba para lavar caras aunque tanto George como el titiritero lo negaron.
Natal informa que no se conformaría con su acceso a los secretarios de gabinete, sino que Rosario Cortés también buscaba contratos con el gobierno y lo llama “double dipping”. Y ante todo esto, ¿cuál ha sido la respuesta?: la manipulación.
Recordemos que Rosario Cortés no logró su meta de que lo nombraran al Tribunal Supremo, y después de esconderse un tiempo, reapareció como una especie de troll en la radio. Usa su foro en Noti-Uno para atacar la dignidad de personas.
Eso viene de la mano, ¡qué casualidad!, con el regreso de los trolls en las redes sociales que se dedican a insultar a quienes cuestionan o comparten cosas como los tuits de Natal. Viene también de la mano con campañas repetitivas de “slander” (calumnias), mentiras e incitación a la violencia en el programa de La Comay.
El problema con esto es que se menosprecia la inteligencia del público. Piensan que se pueden manipular fácilmente. Si uno hace la lista – y la he hecho varias veces – ahora mismo hay sobre 60 “opinantes” en los canales de televisión y el 99% son expolíticos o cabilderos. Ninguno de ellos dice abiertamente a que clientes o a cuáles intereses representa. Dígame si no es manipulación. Piense.
‘PLAYBOOK’ DE LA MANIPULACIÓN
Lo que han hecho estas personas es parte de un método que han empleado grupos y gobiernos en el pasado. Llevo años analizando ese “playbook” porque así se ve claro cómo es que tratan de influir en las en las actitudes y el comportamiento de las personas para cambiar las percepciones o mover agendas a fines a sus intereses.
Las operaciones psicológicas se usan para manipular. Tanto en tiempos de paz como en la guerra, se usan para engañar, confundir, interrumpir y desmoralizar al enemigo, con el objetivo de debilitar la resistencia, cambiar el comportamiento de las masas, o llevar a las poblaciones a capitular. En otras palabras, no es más que una forma de subversión intelectual y política.
Lo hacen porque quieren crear audiencias dóciles a sus intereses. No quieren que el pueblo se rebele y reacciones. Piense el ejemplo de “damage control” que están haciendo con LUMA Energy ante el descontento de la gente por las alzas en los costos. Ese es un ejemplo.
Lo hacen mediante la propaganda (como los programas que paga el gobierno en TV comercial en vez de usar WIPR) o por el bulo (con los trolls) en los temas que anuncian y los que ocultan, o en las campañas políticas. En fin, esto se trata de una guerra psicológica. Es el supuesto de que el público tiene una capacidad de atención reducida.
Como dijo en el siglo IV a. C. el general chino Sun Tzu en su libro “El Arte de la Guerra”: “Todo el arte de la guerra está basado en el uso del engaño, es decir la guerra total a merced a falsedades y mentiras.» La pregunta es, ¿usted, que ya lo sabe, se va a dejar manipular?