Santiago de Chile, 10 de febrero de 2022 (EFE) – Nieto del mítico explorador francés Jacques Cousteau, Philippe Costeau comparte algo más que el apellido con su abuelo: su fascinación por la naturaleza y el empeño por su conservación.
Recién llegado de una expedición al polo sur, el oceanógrafo y documentalista advirtió en una entrevista con Efe que «el cambio climático es un problema de los océanos» y que estos, a su vez, dependen de la Antártida: «Si el continente cambia, cambia todo el mundo».
Impulsor de la coalición internacional «Antártida 2020» para proteger siete millones de kilómetros cuadrados de aguas australes y crear el espacio de conservación más grande de la historia, Cousteau (1980) confía en la influencia de países como Chile y Argentina para conseguirlo.
Pregunta (P): ¿A qué se debe su último viaje a la Antártida?
Respuesta (R): Viajamos durante cinco días para trabajar en la creación de tres áreas marinas protegidas alrededor del continente con miras a salvaguardar la salud del lugar para futuras generaciones, ya que no podemos resolver la crisis climática a menos que protejamos y restauremos nuestros océanos, y no podemos proteger y restaurar los océanos si no protegemos y restauramos la Antártida.
«UN PROBLEMA DE LOS OCÉANOS»
P: ¿Cuál es la importancia de la Antártida en la lucha contra el cambio climático?
R: El cambio climático es un problema de los océanos. Los polos son los principales impulsores de las corrientes marinas globales que distribuyen calor en todo el planeta. Si estos se derriten más rápido por el aumento de las temperaturas, cambian nuestros patrones de clima, hay más sequía en algunos sitios y más lluvia en otros, tormentas y otros fenómenos que afectan la supervivencia no solo humana sino de todas las criaturas del planeta. Si Antártida cambia, cambia todo el mundo.
P: ¿Qué otros riesgos afronta el «continente blanco»?
R: El climático es el principal. Pensemos que el fitoplancton, que puede verse desde el espacio, provee oxígeno y captura carbono para luego ser comido por el kril y depositar ese carbono en el océano profundo. Son fundamentales para el ciclo de carbono dentro del planeta. Mientras interrumpimos ese proceso con el derretimiento de los polos, cambia la química del océano y eso impacta en el fito y en el kril, generando un efecto dominó alrededor del mundo.
P: ¿Cuáles son las acciones más urgentes que deben impulsar los Estados para enfrentar el problema?
R: Exigir a nuestros gobiernos presionar para votar sí a la protección de estas áreas en la Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR). La importancia a nivel diplomático de países como Chile y Argentina para presionar, liderar y elevar el asunto al máximo nivel en la agenda climática, es enorme.
«SALUD CRÍTICA»
P: ¿Cree que existe voluntad para avanzar en esa dirección?
R: Necesitamos reconocer que la salud de nuestros recursos es crítica. Hay que proteger la soberanía y fertilidad de las aguas y fortalecer esas reglas, tener el coraje diplomático para hacerlo, sin mirar hacia otro lado porque hay una negociación o algún contrato o cualquier razón. Eso requiere coraje y liderazgo.
P: Durante su paso por Santiago, se entrevistó con la futura ministra de Relaciones Exteriores de Chile, Antonia Urrejola, ¿en qué consistió la reunión?
R: Quedé muy animado con nuestra conversación. El tiempo dirá, es un tema complejo, pero creo que el futuro Gobierno reconoce que la protección de la Antártida es una estrategia política ganadora para las futuras generaciones. Los jóvenes están heredando este problema y consecuentemente están exigiendo acción. Cualquier político inteligente con mirada de largo plazo reconoce eso.