Madrid, 25 de enero de 2022 (EFE) – Se llama Earth BioGenome Project (EBP) y está integrado por más de 5,000 científicos de todo el mundo, unidos con un objetivo común: secuenciar el genoma de todas las formas de vida de la Tierra para obtener el ‘atlas genético’ más completo de la biodiversidad del planeta.
La iniciativa, que acaba de superar con éxito la fase de pruebas y comienza ahora el trabajo a gran escala, pretende secuenciar el genoma de los casi dos millones de especies de plantas, animales y hongos que se han descrito en la Tierra y de los que hasta ahora solo se han secuenciado el 0.5%.
Pero, probablemente, lo más especial del proyecto no son sus dimensiones ni los inimaginables beneficios que traerá consigo, sino «el entusiasmo de los científicos que lo han puesto en marcha y que están coordinando la mayor iniciativa de la historia de la biología», destaca Harris Lewin, coordinador del EBP y Ecólogo de la Universidad de California, Davis.
UNA RED DE REDES
El EBP es una red de redes, es decir, una iniciativa integrada a partir de proyectos científicos específicos, locales o nacionales que se han ido sumando a este esfuerzo global como si fuera un puzzle.
«Surgió como una iniciativa sin presupuesto, como una unión de científicos que trataban de coordinarse para secuenciar genomas y asegurar que esa información fuera útil, legible, comparable y accesible para todo el mundo», explica a EFE Tomás Marqués-Bonet, investigador ICREA en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y miembro del Vertebrate Genomes Project, el grupo del que nació el EBP.
Actualmente, el EBP está integrado por grandes proyectos como el Darwin Tree of Life (para secuenciar el genoma de las 66.000 especies de las islas británicas), el Proyecto 10,000 Genomas de Aves o el Proyecto California Innitiative, además de consorcios como el European Reference Genome Atlas (ERGA), que coordina el trabajo de los grupos europeos como el ERGA-Spain.
En total, el proyecto incluye a 5,000 científicos y personal técnico de 44 instituciones de 22 países de todos los continentes, salvo la Antártida.
El primer organismo español que se unió a la iniciativa fue el Institut de Estudis Catalans (IEC) pero ahora ya hay científicos de todo el país de centros como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) o el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), que participan muy activamente en ERGA, explica en declaraciones a EFE Montserrat Corominas, bióloga de la Universidad de Barcelona.
De hecho, subraya la investigadora, es importante que España esté presente en el proyecto, no solo por su importancia global, sino porque «somos el país con más biodiversidad de Europa con lugares tan variados como Canarias, el desierto, el Atlántico o el Mediterráneo».
UN LEGADO GENÉTICO
Para Marqués-Bonet, secuenciar el genoma de las especies de la Tierra es esencial. «La biodiversidad está en riesgo. Desde hace tiempo sabemos que estamos en la sexta extinción masiva por culpa de la acción humana y que las especies están desapareciendo a ritmo nunca visto desde que se tienen registros, por eso es importante el EBP, para conservar un legado genético para las futuras generaciones antes de que desaparezcan».
Y es que con cada especie que desaparece no sólo perdemos biodiversidad, sino también «la oportunidad de aprender algo que puede ser importante para los humanos y para nuestra salud o economía», advierte el biólogo catalán.
Esta pandemia, por ejemplo, nos ha demostrado lo importante que es conocer nuestro entorno: «Si no hubiéramos secuenciado el virus que causa el covid, no podríamos hacer PCRs, ni conoceríamos las variantes como el ómicron», explica Corominas.
«Y si hubiéramos tenido secuenciadas todas las especies que sabemos que transmiten el covid, habríamos determinado antes cuál es la base genética de los genes implicados, las variantes, por qué unos lo transmiten y otros no, por qué unos enferman más y otros no…», añade Marqués-Bonet.
Por eso, cuando este atlas genético esté completado, tendrá un valor incalculable para los científicos de todos los campos: el cáncer, las epidemias, la agricultura sostenible, la lucha contra el cambio climático, la farmacología, o la resistencia de las bacterias a los antibióticos, avanza el investigador.
«Este proyecto puede dar unos resultados que aún ni imaginamos pero que serán extremadamente útiles para la humanidad», coincide Corominas.
GENOMA TIERRA, EN UNA DÉCADA
Para hacer el proyecto, los científicos y técnicos deben recoger las muestras, documentarlas y conservarlas en biobancos.
Después, extraen ADN y lo secuencian siguiendo unos estándares determinados para que la información obtenida sea comparable y legible para todos y, por último, se clasifica digitalmente en bancos de datos accesibles para todo el mundo.
Desde que comenzó el proyecto, en 2018, se han secuenciado unas 200 especies (representativas de toda la biodiversidad), clasificadas en grupos taxonómicos, que vienen a ser «los cajones» que ayudan a catalogar la biología (especie, género, familia, orden, etc), precisa Corominas.
Para este año, el EBP espera secuenciar el genoma de cerca de 3,000 familias taxonómicas, para tener al menos un representante de cada familia, y a partir de ahí, ir ampliando hasta completar el atlas genómico de la biodiversidad del planeta en la próxima década.
Cuando esté completado, «el atlas dará a los científicos de todos los campos la información genética necesaria para entender la base molecular de las diferentes formas de vida y utilizarlo en beneficio de la humanidad», explica Marqués-Bonet.